Sábado, 1 de junio de 2013

Mensajes semanales
MENSAJE PARA LA APARICIÓN DE LA SANTISIMA VIRGEN MARÍA, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE SAN CARLOS, SAN PABLO, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA

Queridos hijos:

Cuando un hijo Mío Me llama con la verdad del corazón para que Mi Presencia se irradie al mundo, Mi Corazón Inmaculado recibe de Dios el permiso para responder a ese llamado. Cuando Me hago presente, traigo en Mis manos la Voluntad del Señor para cada uno de los que Me convocaron.

Mi Presencia en la Tierra siempre tiene un motivo espiritual. Dios Me permite responder al llamado de los que más necesitan de Mi Presencia y de los que están prontos para dar un nuevo paso.

A los que convocaron, con el fervor del espíritu, a Mi Presencia Inmaculada, Yo les digo:

"Traigo en Mis brazos los Designios del Señor para cada una de sus vidas y traigo en Mis manos un rosario luminoso que las manos de los hombres deben recorrer, cuenta a cuenta".

El fuego que encendió el corazón de los que Me llaman debe ser aún mayor delante de Mi Presencia, para que puedan sustentar, por medio de la fe y de la fidelidad absoluta al Corazón de Dios, la Voluntad del Señor que desciende a través de Mí y los nuevos impulsos de transformación que Mi Corazón irradia.

Todos los que hoy están delante de Mi Presencia, es porque sus almas Me llamaron y Yo, respondiendo a ese llamado, las traigo a Mi Corazón. 

Mis amados, aunque no tengan consciencia, todos los que escuchan Mi voz asumen un compromiso Conmigo. Todos los que toman conocimiento de Mi Presencia, reciben del Señor la oportunidad de comenzar un nuevo ciclo en la vida y en toda su existencia, perdonando y redimiendo el pasado para construir en el infinito una nueva morada y un nuevo aprendizaje. 

Si a sus pequeños corazones llegó la buena nueva de Mi Presencia en el mundo, deben reflexionar profundamente sobre la responsabilidad que asumen sus corazones. 

Están siendo llamados a vivir la transformación del corazón, en un tiempo de caos en el que la paz casi no existe en el mundo; a ser guiados, paso a paso, por este camino de conversión; guiados por la Reina del Cielo y de la Tierra, coronada de estrellas por los ángeles celestiales y escogida por Dios para preparar al mundo para la llegada del Redentor. 

El Señor observa con profunda atención la respuesta de Sus criaturas. Él sabe de cada movimiento de los corazones humanos y conoce las virtudes y flaquezas de cada uno de Sus hijos. 

Mis amados, Mis Palabras resuenan de forma universal para que todos los que tomen contacto con este Verbo Divino puedan sentir Mi Presencia y descubrir en cada palabra el aliento y el impulso que necesitan para seguir adelante.

Vengo como Madre y Reina de la Paz para que la paz vuelva a nacer en el corazón de los hombres y no desaparezca del mundo.

Vengo como Madre de la Divina Concepción de la Trinidad para concebir al Espíritu Santo en cada corazón humano y, de esa forma, retirar los velos de la ignorancia que separan a Mis hijos de Dios y del Universo en el cual Él habita.

Vengo como Madre de Mundo y Madre Universal para develar los misterios que estuvieron ocultos de los corazones del mundo durante todos estos siglos de existencia, porque algunos pocos fueron capaces de trascender el conocimiento y las barreras de la mente para sumergirse en el infinito del Corazón de Dios a través del propio corazón. 

Hoy los invito, hijos Míos, nuevamente a despertar, al descubrimiento de Dios a través de la oración, al descubrimiento del amor a través de la Comunión, al descubrimiento de la piedad a través de un ayuno verdadero por las almas.

Como Madre y peregrina, Yo los invito a acompañar Mis pasos; a vivir Mis Palabras, que no son Mías, sino que son el eco de la Voz de Dios, resonando en el mundo a través de Sus fieles Mensajeros.

Es tiempo de despertar, hijos amados, para vivir una vida de mayor fraternidad y paz, a través del servicio constante y de la oración diaria.

Cuentan con Mi Presencia para dar nuevos pasos rumbo a la transformación y a la reconversión. Cuentan con la Voz de Mi Hijo para abrir sus corazones y llamarlos para seguir Sus pasos. 

Dios entrega, en este tiempo, el Cielo en las manos de los hombres. ¿Quién lo sabrá aceptar?

El Universo de Dios los aguarda.

Yo los amo y los bendigo por toda la eternidad.

Les agradezco por dejarse guiar por Mi Corazón.

María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad