Miércoles, 11 de octubre de 2023

Apariciones extraordinarias
APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN LOS ALPES, EN LA FRONTERA DE SUIZA CON FRANCIA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA EL ENCUENTRO DE ORACIÓN DEL DÍA 13

 Ave María en francés

Je vous salue, Marie,
pleine de Grâce,
le Seigneur est avec vous.
Vous êtes bénie entre toutes les femmes
et Jésus, le fruit de vos entrailles,
est béni.

Sainte Marie, Mère de Dieu,
priez pour nous, pauvres pécheurs,
maintenant, et à l’heure de notre mort.

Amen.
 (tres veces)


En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Mi Gracia no se derrama con abundancia en este mundo porque una parte de Mis hijos no la acepta. Por eso, vengo a implorarles a todos por la paz, para que el mundo no entre en un camino sin retorno.

Por eso, después de Mi Hijo, hoy vengo aquí, a los Alpes, como Mediadora de la Paz, como la Abogada entre el Cielo y la Tierra, como Intercesora entre la Justicia y la Misericordia, para que Mis hijos no pierdan la oportunidad de poder llegar a Dios, de poder estar en Su Corazón, de poder recibir Sus Gracias abundantes e infinitas.

Pero no puedo esconderles Mi dolor, el dolor de una Madre por todos Sus hijos, el dolor de la Madre de las naciones que se enfrentan con las armas, que provocan la muerte, que destruyen las familias sin piedad y sin compasión.

Por eso, las religiones en este tiempo son usadas como arma de guerra; y esto es una falta grave ante Dios, porque Dios manifestó las religiones para que todos Sus Hijos tuvieran el camino para poder encontrarlo y vivirlo, y esto va más allá de los dogmas o de las filosofías.

Las religiones del mundo deben ser un puente para llegar a Dios y, a través de las religiones, todos deben ser buenos hijos en la superficie de esta Tierra herida.

Por eso, una vez más, vengo a abrir el manantial de la Gracia de Dios, para poder llevar a los Cielos a los que han muerto en estos días a través de la guerra, sobre todo a las almas inocentes que no tienen nada que ver con toda esta situación.

¿Cómo la Madre de los Cielos consolará a las madres de la Tierra que han perdido a sus hijos?

¿Recuerdan lo que Mi Hijo les dijo en las Estaciones de la Cruz, durante Su Dolorosa Pasión?

Él les dijo que no lloraran por Él, porque llorarían por sus hijos e hijas de la Tierra. Pero la humanidad no escuchó, y la humanidad aún no quiere escuchar, porque todo lo que hacen en esta superficie es como si ya no tuviera valor ni dignidad. Pero, hay almas en este mundo que sí la tienen.

Hay almas que trabajan en servicio por esa dignidad humana, que no es nada religioso ni tampoco espiritual, es solo que el mundo aprenda a ser digno, y que esta humanidad sea humanamente digna ante Dios, para no perder el camino y el sentido del Propósito de estar aquí.

Por eso, con Mis Manos tomo el santo rosario para que en este mes de octubre, mes del Santísimo Rosario, recuerden que las puertas de los Cielos estarán abiertas para recibir las súplicas y las oraciones de todos los Hijos de Dios. Porque no Me cansaré de decirles esto, queridos hijos: oren, oren y oren.

Que la oración no sea algo automático, monótono y sin vida.

Que el fervor de la oración brote de sus corazones y esencias, porque muchas son las necesidades y las emergencias. Estas solo aumentarán y es necesario de mucha oración para poder sostenerlas, para poder atenderlas, para que todo pueda encontrar una rápida e inmediata solución.

Por eso, estoy aquí, queridos hijos, como la Madre del Consuelo y la Madre de la Misericordia, como la Madre de Ucrania y la Madre de Medio Oriente, como la Madre del Mundo, para que Mis hijos Me puedan escuchar y salir de este sueño hipnotizante del final de los tiempos, para que puedan despertar en el amanecer de cada día, teniendo claro en la consciencia qué es lo que tienen que hacer y qué es lo que tienen que atender.

Aquí, Yo no les hablo de grandes cosas, les hablo de lo más pequeño y tal vez de lo que muchos no pueden ver, de lo que verdaderamente ustedes pueden ser en este mundo, al ser parte de la Dignidad Espiritual de Dios, al ser Sus Hijos amados.

Yo también vengo aquí con un Mensaje de Paz, para que la paz se establezca en la humanidad.  Mientras esto no suceda, como les he dicho la última vez, la sangre inocente seguirá corriendo sobre la superficie de este mundo.

¿Quién enmendará estos errores a través de la entrega orante de su vida?

¿Quién será un mediador, en este tiempo de tribulación, para concederle al mundo no solo la paz, sino también la justicia y el bien que muchos necesitan?

¿Quién forjará, dentro de sí, al verdadero guerrero que defenderá el Divino Propósito, primero de sí mismo y luego de los demás, que tendrá claro lo que vino a cumplir y a hacer en este mundo?

¿Quién dará más de lo que ya dio?

¿Quién ofrecerá su vida incansablemente?

Yo estoy aquí, queridos hijos, para enseñarles esto, porque lo viví y lo vivo. No se olviden de que Soy parte de ustedes, Soy parte de esta humanidad, por más que haya subido a los Cielos.

De los Cielos, siempre vendré a llamar a Mis hijos a la oración perpetua del corazón, al servicio incansable y abnegado, para que se cumpla el tiempo de la paz, dentro y fuera de los seres, en cada corazón humano.

Que la luz de la oración abunde en este mundo, para que más almas estén protegidas de los grandes errores de unos pocos, para que las almas estén protegidas de la guerra y de la persecución.

Ya no debería haber esclavitud en la superficie de este mundo. Esto sigue aconteciendo, queridos hijos, así como la explotación de todo lo que hay en esta superficie.

¿Quién enmendará la Ley de la Creación?

¿Quién abrirá la puerta de su corazón para recibir el gran y último llamado, para hacerlo carne de su propia carne, para hacerlo espíritu de su propio espíritu, para manifestarlo y concretarlo en esta superficie?

Estos son los tiempos de saber luchar a través de la oración del corazón, porque no son los tiempos de levantar las armas; es el tiempo de elevar los corazones a Dios, es el tiempo de recibir todas Mis Gracias antes de que sea demasiado tarde.

Que esta Luz que hoy baña las montañas, Luz de Dios donada por el Sol de este Sistema Solar día a día, momento tras momento, incansablemente, los bañe a través del Espíritu Santo para que le conceda al mundo la sabiduría y la paz.


Escucha, Señor, la Voz de Tu Sierva,
que viene a implorarte por Tus Hijos,
por este Sagrado Proyecto de la humanidad.

Escucha, Señor, la Voz de Tu Esclava,
que viene a ofrecerte Su Santo e Inmaculado Corazón,
en este mes del Santo Rosario,
para que las almas reciban la cura y la redención.

Escucha, Señor, la Voz de Tu Abogada,
la Reina de los ángeles y de los santos,
la Madre de todos los servidores,
la Señora de la consagración,
para que el espíritu de la inocencia
emerja en este mundo,
para que la maldad se disuelva de los corazones,
a fin de que ya nada quede impune,
sino que todos alcancen la redención
tan esperada por Mi Amado Hijo.

Que la Luz de Dios bañe al planeta,
que la Luz de Dios bañe a las naciones,
ilumine los rincones más oscuros de la Tierra,
para que puedan renacer el amor, la verdad y la justicia;
por todos los que sufren,
por todos los que son esclavos,
en este tiempo de desafíos y de tribulación.

Que la Luz de Mi Corazón,
al igual que la Luz de las montañas,
penetre en lo más profundo de la consciencia humana,
para que los desvíos sean corregidos,
para que se establezca la comunión con la Ley
que vibra en el espacio cósmico,
que se emana como una corriente
de Misericordia y de Paz para todo el universo.


Me retiro de este lugar, esperando que Mis hijos escuchen Mi llamado. No lo tomen como algo normal, abracen este llamado como una emergencia, como el grito más profundo de Mi Corazón para que se detengan las armas, la maldad y las guerras; para que todos puedan vivir en paz, porque todos tienen un lugar en este mundo para vivir en paz. Esto es posible, pero sobre todo es posible tener un lugar en el Corazón de Dios.

Los bendigo y les agradezco. 

Recuerden Mi llamado, Mi llamado por la paz, dentro y fuera de los seres.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.