El Sagrado Llamado
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE EL SAGRADO LLAMADO, EN LA CIUDAD DE NÁPOLES, ITALIA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Solo la Luz de Mi Espíritu les bastará para poder atravesar el fin de los tiempos porque es por medio de Mi Luz que traspasarán toda oscuridad, atravesarán los tiempos con coraje y valentía.

No se medirán por sus miedos, sino por su fortaleza, la fortaleza que viene de Dios, que proviene de Su Espíritu, de Su Templanza y de Su Sabiduría.

Vengo aquí, compañeros, a traer la Luz de la divinidad de Dios, para que todas las esencias creadas alcancen la Luz del Padre Celestial y sean retiradas de los abismos de la Tierra por la intercesión poderosa de su Maestro y Señor y de todos los coros angélicos.

Vengo a traer a Italia la balanza espiritual de la igualdad y de la justicia para que ese principio, que proviene del Padre, se establezca en esta parte de la humanidad y, algún día, en el resto del mundo.

Sin la Justicia Divina y sin la Divina Igualdad, la humanidad de Italia no se podrá redimir.

Por eso, vengo a ofrecerles Mi Corazón. Vengo de lo más profundo y desconocido del Universo para que los ojos de su consciencia se puedan abrir y reconocer la Luz poderosa del Hijo que viene en el nombre del Padre a traer la salvación para la humanidad, el fin de la esclavitud espiritual y de la perdición de todas las almas en la ilusión mundial, en la indiferencia, en la soberbia, en la falta de caridad y de amor por el que sufre, por el semejante, por el que desespera.

Necesito, compañeros, que sus corazones se abran para que los Cielos se puedan abrir sobre Italia porque es una nación que necesita mucho de Dios, de una absoluta reconciliación y confianza con el Todopoderoso, el Padre Celestial. 

Así, aprenderán a ser justos y serán iguales unos con otros. No habrá mediocridad, no habrá indiferencia en sus corazones, no repetirán los mismos errores que repitieron los fariseos en el tiempo pasado.

Ustedes deben ser los Nuevos Cristos, los más imperfectos entre los imperfectos, los que deben colocar la cabeza en el suelo para implorar por su redención y por su patria antes de que todo se desencadene, antes de que todo se manifieste, antes de que nada puedan controlar.

Vengo a través del verbo de la Justicia de Dios, pleno de Su Misericordia y de Su Amor profundo, porque sé que en algún nivel Me pueden escuchar.

No hablo para sus oídos materiales, hablo para sus oídos internos, para sus esencias, para sus almas, para sus espíritus que deben retomar el camino de la luz, del bien y de la paz para que esto no solo se refleje en Italia, sino más allá de esta tierra.

Dios necesita que se conviertan en Sus dignos hijos, que abandonen la apariencia, la mezquindad y el poder que creen tener en sus manos.

Permitan, compañeros Míos y nuevos discípulos, que Yo los pueda transformar, que Yo los pueda amar, que ustedes puedan sentirme, reconocerme y vivirme como cientos de discípulos Míos Me viven, Me reconocen y Me aman plenamente.

Su deber para con el Universo y la humanidad, como nación y como religión, es muy grande. Por eso, escojo los lugares más simples como este, en donde falta aún la Justicia de Dios para que esté presente Su Sabiduría, porque necesito que en los más simples y humildes, en los que aún no conocieron el Amor de Dios, pueda despertar Mi Amor crístico y soberano. Para que, como Mi Corazón misericordioso, sus corazones sean misericordiosos, corazones de bien y corazones de paz, a fin de que su tierra y su país sean reconstruidos espiritualmente y no tengan temor a la Verdad, la Verdad soberana y desconocida que Yo les traigo del Cielo y del Universo. Para que sus esencias, que esperan este momento y esta oportunidad, puedan reconocerla, puedan verla y aceptarla como parte de sus vidas, le traigo la Luz de la divinidad de Dios a una Italia que deberá redimirse, de forma religiosa, social y humana.

Aún hay mucho por curar aquí, hay mucho sufrimiento que aliviar, hay mucha misericordia por derramar. Por eso, Yo vengo del Cielo trayéndoles la Palabra de Dios, para que la Palabra que proviene del Verbo Divino los pueda despertar, redimir y salvar.

Abran sus corazones a lo que proviene del Cielo en este momento. El Señor del Universo, en la acción de Su profunda Misericordia, por los méritos de Su Pasión, disuelve la oscuridad del planeta, los conflictos de las naciones, las incomprensiones de los pueblos, los errores de cada uno de ustedes.

Este es el tiempo de la Gracia, es el tiempo de la Misericordia de Dios, pero es un tiempo que pasará antes de que todo llegue al mundo de una forma desconocida y sorprendente. Vengo a preparar sus almas y corazones para todo lo que vendrá y sucederá, porque en verdad les digo que no lo podrán creer.

El tiempo que llegará es definitivo para todas las naciones, pero si sus oraciones y corazones llegan al Cielo de una forma constante, permanente y continua, todo, todo se transformará por sus buenas acciones, por sus ejemplos de vida en el camino de la caridad y del bien.

Italia necesita vivir el Plan de Dios, apoyar plenamente al Santo Padre por los cambios que él quiere hacer y realizar. Él cuenta con Mi divina autoridad, por eso lo deben escuchar para que Me puedan escuchar a Mí. Italia siempre fue una tierra bendecida y debe seguir siendo bendecida para que sus males se borren de la consciencia humana.

Como testimonio de ese Amor que proviene del Universo, Yo les ofrezco los méritos de Mi Pasión, de Mi Muerte y Resurrección, por medio del Sacramento de la Comunión. Por eso hoy los vengo a ungir con Mi Espíritu, en el nombre del Espíritu Santo.

Hoy vengo a darles la Paz, para que sus corazones se animen a vivir la transformación y el apostolado que hoy le ofrezco a cada uno de ustedes como a cada uno de sus hermanos en el mundo.

Deben ser parte de Mi ejército de Luz del fin de los tiempos para que Italia tenga una extraordinaria oportunidad. Pero, dependerá de su pueblo, de su cultura y de su patria, que verdaderamente abran las puertas para su Maestro y Señor, para que Él nuevamente pueda volver aquí y vivan Su Voluntad y no la suya, la Voluntad de Dios, lo que Él tiene pensado para cada uno de ustedes.

Su Divina e Insondable Voluntad, para cada uno de los italianos, aún levita en el Universo y espera descender sobre sus consciencias para que se manifieste Su Plan de Amor y de Redención.

Con amorosa gratitud, en el nombre de su Divina Señora, acepto con inmenso Amor la Oración por la Paz en Italia e invito a todos los orantes, como hasta ahora, a que asuman ese compromiso. Porque será Sudamérica y una parte de Europa, las que ayudarán a Italia en su verdadero proceso de conversión espiritual.

Eso ayudará al Santo Padre, y una comunión espiritual e interna se establecerá e irá más allá de los dogmas y de las creencias. Porque el propósito de orar por Italia es sostener el ecumenismo cristiano y la alianza tan esperada que esta obra de amor realizará con el Santo Padre, respetando los principios y las creencias por medio del Amor que Yo les dono a través de Mi Corazón.

Deseo que esa oración sea permanente, comenzando, al menos una vez por semana. Porque el amor, el amor divino, el amor incansable, el amor incalculable, el amor de la Fuente de Dios deberá descender sobre Italia por medio de la Oración por la Paz. Porque hasta que los corazones no sientan el amor, que muchos de ustedes recibieron de Mi Corazón en algún momento, la conversión no llegará, la redención no sucederá.

Por eso, Yo los invito no solo a orar por Italia, sino también a hacer algunos sacrificios como el que les pedimos, hace muchos años, cuando toda esta obra comenzó en la sagrada Aurora. Y un lugar, tan desconocido y pequeño como el Uruguay, fue pensado por Dios y por Su Divino Hijo, en confraternidad con la Divina Señora, para que despuntara desde Aurora, la Luz Redentora hacia la humanidad. 

Amamos el sacrificio de Aurora. Reconocemos su sacrificio, su servicio y su incansable donación para que la luz del nuevo amanecer, como es la Aurora, llegue a todos los corazones del mundo, a todas las naciones y a todos los pueblos, a todas las almas que buscan la Luz de Dios desde hace mucho tiempo.

Esta es la razón por la cual estamos aquí, renunciando como Yo se los pido. Así como su Maestro y Señor renunció desde la Última Cena hasta lo alto del Monte Calvario, hasta el último momento de Su expiración en la Cruz. Este es el sacrificio tan grandioso y semejante al que la Nueva Aurora, la Luz del nuevo amanecer, hace por la humanidad hasta que Dios lo necesite.

Por eso, compañeros, su casa, su morada será el planeta y no sus tierras de origen y tampoco su cultura ni su pueblo. Su morada serán las naciones para que los que necesitan amor alcancen la luz de la redención en el nombre de Cristo.

Ha llegado el momento de renovar el sacrificio del Cordero de Dios por medio de la memoria de la Última Cena. Los invito, en este momento, a revivir Mi Pasión en cualquier lugar de la Tierra, en donde estén reunidos o con quienes se encuentren. Por más que a veces no comprendan a sus semejantes, agradezcan a Dios con quienes se encuentran en este momento y en esta hora, porque tiene un porqué y una razón.

Todos participarán como esencias y como almas del misterio interior de la Eucaristía, de la inmensidad del Amor de Dios por medio de la celebración y de la consagración del pan y del vino como el Cuerpo y la Sangre del Redentor.

Así como Juan el Apóstol lavó las manos de su Maestro en la Última Cena, secretamente, para donarle el amor de su corazón y fortalecer la experiencia del Sacrificio de su Señor; hoy, por medio de la Gracia Divina, lavo y purifico las faltas de Italia para que las almas emerjan de los infiernos y alcancen la Luz Celestial. Que así sea.

Nos colocamos reverentemente de pie o nos arrodillamos.

En aquel tiempo su Maestro y Señor tomó el pan, y reunido con Sus apóstoles dio gracias a Dios por el sacrificio, aun sabiendo todo lo que sucedería después de Su ascensión con la humanidad y con el planeta, hasta los días de hoy. Aun así, en un profundo acto de amor y de reverencia por las almas, su Señor les dijo: "Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por ustedes para el perdón de los pecados". Y la Luz de la Divinidad de Dios descendió sobre el mundo.

Te adoramos, Señor, y te bendecimos (se repite tres veces).

Antes de finalizar la Cena, su Maestro y Redentor tomó el Cáliz y, volviendo a agradecer por el sacrificio, lo entregó a Sus apóstoles y les dijo: "Tomen y beban todos de Él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza que será derramada por su Redentor, por todos los mártires para el perdón de los pecados. Hagan esto en Mi memoria". Y la Luz de la Divinidad de Dios volvió a descender sobre la Tierra, los infiernos se cerraron y las almas en un profundo gozo espiritual, se salvaron.

Te adoramos, Señor, y te bendecimos (se repite tres veces).

Oración: Padre Nuestro (en español).

Escucharemos ahora el Padre Nuestro en italiano.

El Cuerpo y la Sangre de Cristo. Dichosos los que son invitados a servirse del Redentor. Amén.

En un inmenso amor, Yo los coloco. En una inmensa Gracia, Yo los dejo. Y por un gran Amor, Yo los renuevo para que Me reconozcan dentro de ustedes; y la Obra de Mi Paz y de la Misericordia se cumpla en la humanidad, por los siglos de los siglos.

En unidad, perdón y reconciliación, en el nombre del Amor de Dios, en fraternidad por Italia y por el mundo entero, se darán el saludo de la paz.

Les agradezco por haber respondido a Mi llamado.

Podemos darnos el saludo de la paz.

Maratón de la Divina Misericordia
Aparición de Cristo Jesús Glorificado durante la 51.ª Maratón de la Divina Misericordia, en la ciudad de Santa Fe, Argentina, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón

Hoy vengo para que adoren la Sangre preciosa de Jesús y para que, por medio de Mis Llagas, contemplen el Misterio de Mi Resurrección.

Estas cinco Llagas, que son como cinco soles, se donaron al mundo y a su humanidad para traer la salvación y la conversión de las almas. Aún son un misterio desconocido, las cinco Llagas de su Señor, así como también Su preciosa Sangre que fue vertida en la Cruz, hasta las profundidades de la Tierra, para reconsagrar al mundo al Plan Divino del Creador.

Estas son las cinco Llagas que hoy traigo para ustedes para que sus enfermedades sean curadas, para que sus heridas sean cicatrizadas, para que lo más profundo de la consciencia sea redimido por la Luz poderosa de Mis cinco Llagas.

Hoy vierto sobre el mundo, nuevamente, este misterio de Mi Pasión, el que ha sido culminante en lo alto del Monte Calvario cuando la Sangre, el Agua y el dolor de su Señor, en máxima agonía, redimía al mundo para poder darle una nueva oportunidad de estar ante el Creador con dignidad espiritual.

En aquel tiempo, las santas mujeres junto a María, Mi amada Madre, estaban con Juan y con algunos más que no están escritos en la Biblia, a los pies de la Cruz, contemplando el misterio de la Pasión, de la Muerte y de la Redención de la humanidad por medio del sacrificio de Su amado Hijo.

Hoy no vengo a entregarles el dolor que me hace sentir el mundo en estos tiempos.

Hoy vengo a entregarles el misterio poderoso de Mis cinco Llagas que puede ser venerado y honrado por todas las criaturas de este planeta, por medio de la Adoración al Santísimo Cuerpo Eucarístico como también por medio de la contemplación y de la devoción a las cinco poderosas Llagas de su Señor.

En cada una de las Llagas, y por medio de cada una de ellas, entregué un sacrificio para Dios que, aunque no me correspondía vivirlo, Yo lo estaba entregando con un amor inexplicable e infinito, después de haber predicado en este planeta y de haber hecho grandes milagros en esta humanidad.

Que estas cinco Llagas, que son el símbolo de la redención de la humanidad, hoy viertan sobre ustedes la poderosa Sangre para que sus cuerpos sean bañados y lavados por la divina Fuente de la Reparación y de la Cura, a fin de que muchas más almas se rindan a este misterio por medio de su adoración y amor a Mi Sagrado Corazón.

Sientan cómo esta Sangre espiritual hoy los lava completamente. Sientan cómo cada partícula de sus seres y cada átomo son tocados por la Luz espiritual de Mi Sangre con el fin de que todo sea renovado, redimido y curado por Mi insondable intercesión.

Cuando estaba en la Cruz viví muchas cosas que aún la humanidad desconoce. Por eso estoy aquí, compañeros, para hacerles revivir el misterio de Mi Pasión y de Mi Muerte, no como una pena dolorosa o una aflicción, sino como una victoria para que cada uno de ustedes, en estos tiempos, se anime a morir cada día para sí para que Yo pueda estar en ustedes y así obrar, al punto de que se desconozcan completamente en muy pocos días.

Quisiera que las almas del mundo consideraran Mis cinco Llagas como una victoria celestial y que a pesar de haberlas sufrido, Mi Corazón no dejó de emanar Amor, el Amor que venció a la muerte, el Amor que venció a todo dolor, el Amor que venció a las injusticias y que trascendió los tiempos. El Amor invencible de Mi Corazón que se derrama como un flujo de Luz y que tiene sed, mucha sed de almas.

Deseo que todos puedan ser parte de Mi misterio para que puedan comprender, vivir y experimentar la expansión de Mi Consciencia divina y todo lo que aún tengo para dar, infinitamente, para las almas del mundo que acepten ser parte del misterio de Mis cinco poderosas Llagas y de la Adoración perpetua a Mi divina Sangre derramada una vez en la Cruz.

Sientan cómo esta Sangre hoy los redime y lleva a todos hacia el vacío interior, en donde no existe por qué, respuesta ni sentido, porque en el vacío eterno de Dios sus almas pueden vivir la plenitud de estar fundidas en el gozo de Mi Espíritu y estar por encima de todas las crueldades del mundo que ofenden al Corazón de Dios y a Su Creación.

Si ustedes se colocan en Mis Llagas, Yo podré colocarme en ustedes, en el espacio o el lugar en donde se necesita cura, redención y luz.

No vengo a buscar de ustedes realizaciones personales ni triunfos individuales. Necesito de corazones disponibles en este tiempo para vivir este misterio porque si están dentro de Mis Llagas, formarán parte de Mi Sangre y Yo haré de ustedes algo nuevo, algo que tanto les cuesta alcanzar y que para Mí, por ser su Maestro y Señor, nada es imposible.

Hoy vengo a invitarlos, compañeros, y también a las almas del mundo a formar parte de Mi Congregación Celestial que adora Mi preciosa y divina Sangre, dentro de la consciencia de la Iglesia Celestial, algo que no es material, sino completamente inmaterial, algo que proviene del Propósito Divino y de la emanación de la Fuente, de los que ustedes pueden ser parte mientras estén aquí en la Tierra y podrán celebrar Conmigo no solo el Misterio de Mi Pasión por medio de los Sacramentos que son ofrecidos, sino también podrán adorarme y contemplarme por medio de las cinco poderosas Llagas y de Mi divina y preciosa Sangre.

Necesito que estos Códigos de Luz que Yo alcancé en la Cruz por medio del sacrificio, de la Muerte y de la Resurrección puedan estar disponibles en las almas del mundo. Solo a ustedes les corresponderá una parte, compañeros, la de estar enteramente unidos a este misterio de las cinco poderosas Llagas y de la divina Sangre de su Redentor. Eso ayudará a que las almas más pecadoras, que están en todo el mundo puedan recibir, por medio de este misterio y de su entera devoción a Mí, una gracia inexplicable y una oportunidad como hoy la están teniendo ustedes conscientemente.

No dejen que este misterio hoy pase por ustedes como si fuera el viento que sopla en sus rostros. Permitan que se pueda sembrar la devoción a las cinco Llagas de su Señor y a Su poderosa Sangre, Sangre que les traerá la liberación, la redención y el exorcismo del mal.

A los pies del Monte Calvario no solo se encontraban Mis enemigos, y digo enemigos para que puedan comprender lo que les quiero decir. En verdad, el poder de Mi Amor y de Mis cinco principales Llagas amaba incondicionalmente a los que me castigaron hasta los pies de la Cruz.

Quisiera que por este dolor que Yo he sentido por el mundo, en una inexplicable agonía hasta las tres de la tarde de un día viernes, hace más de dos mil años, ustedes puedan convertir, transfigurar y perdonar, como Yo lo he hecho, todos los sufrimientos ocasionados a Mi Corazón durante aquel tiempo.

Mas ahora necesito, compañeros, que en el estado de su profundo despertar puedan perdonar lo que aún no han perdonado y que hoy, por medio del Sacramento de la Comunión y de la Reconciliación, lo hagan verdaderamente por Mí.

Yo ya sé lo que hay en lo íntimo de ustedes, qué es lo que pesa, qué es lo que amarga, qué es lo que les genera sed de un profundo y verdadero amor. Pero en el misterio de Mis cinco Llagas y en aquellos que son devotos a ellas, se resuelven todas esas causas por el simple hecho de abrir el corazón y también el alma para que ingrese la divina Sangre espiritual de su Señor en las profundidades de sus consciencias, en las raíces más impenetrables del error.

Este es uno de los tantos aspectos del Cristo Redentor, misterios que son develados en la Iglesia Celestial y de los que las almas bienaventuradas participan, en comunión perpetua, junto a los ángeles.

Si en verdad las almas buscaran Mi Consciencia, no sería necesaria la purificación del mundo ni tampoco las catástrofes, las guerras ni las enfermedades que en estos tiempos se vuelven interrogantes para la consciencia humana, para toda la ciencia humana que está separada de Dios.

En lo alto del Monte Calvario, Yo vine a vivir por ustedes todos estos misterios y a sembrarlos en la consciencia del planeta, a establecerlos en las almas que, a través de los tiempos y de todos los acontecimientos, serían llamadas por Mí para formar parte del ejército del fin de los tiempos.

Ustedes están, en este momento, en la última fase de ese tiempo. Ustedes están siendo partícipes del último gran acontecimiento de la humanidad. Ustedes forman parte de una transición, del gran cambio de la consciencia y de una inexplicable redención que el Universo de Dios está ofreciendo a todos, sin condiciones, porque ya no existirá otra oportunidad. No puedo prometer, compañeros, lo que no sucederá.

Por eso, con espíritu de entrega, de regocijo y de adoración, vengo a pedirle al mundo la devoción a Mis cinco poderosas Llagas y a Mi preciosa y divina Sangre a fin de que Yo pueda, por intermedio de muchas más almas, socorrer al mundo, desterrar el sufrimiento y curar a los corazones que necesitan de luz y de amor.

Hoy todos ustedes están siendo llamados a formar parte de Mi Congregación Celestial en devoción a Mis cinco poderosas Llagas y a Mi divina Sangre.

Sientan, en cada parte de su cuerpo, Mi preciosa Sangre y entren en comunión con este misterio. No intenten comprenderlo, sino ábranse para esta experiencia de amor que es poco merecida por las almas del mundo, pero que Mi Gracia todo lo permite para borrar el dolor y trascender las miserias.

Dejen que sus corazones sean lavados por esa Sangre. Permitan que cada rincón de sus seres pueda ser tocado por Mi divina Sangre y salgan de aquí sintiéndose otros, renovados por este Misterio de Mi Consciencia sacerdotal.

Hoy, ante las puertas de Mi Iglesia Celestial, realicen el ofrecimiento de sus almas a Dios para que el Padre las contemple en Su divina e infinita Misericordia y, en este día de Gracia y de Redención, todo, todo sea reparado.

Y celebraremos, compañeros, por intermedio de Mi Divina Sangre, el misterio de los Sacramentos, Ciencia divina y cósmica que trae, para las almas y para las vidas, Gracias inexplicables, acontecimientos divinos en la consciencia humana, puertas que se abren a la redención.

Y hoy especialmente, he venido con el Ángel encargado de la devoción y de la Adoración a Mis cinco poderosas Llagas y a Mi divina y preciosa Sangre. Él guarda, entre sus manos, dentro de un tubo de cristal, la Sangre que fue vertida en la Cruz, especialmente de Mi Pie derecho que es el Pie que vino a establecer al mundo la Voluntad de Dios; y fue esa Voluntad, la que venció al enemigo y lo lanzó hacia su abismo hasta los tiempos de hoy.

Cada parte de Mi Cuerpo es un símbolo de Dios porque Mi Cuerpo ahora está glorificado. Mi Materia se volvió luz, aunque siga siendo un ser humano iluminado. Mi Cuerpo Glorificado forma parte del universo y de la nueva ciencia para la futura humanidad. Mi Cuerpo es la nueva genética para los Cristos que despertarán en la redención.

Mi Corazón permite esto para que las almas se vuelvan más conscientes de que aquí, en este momento y en esta hora, no solo les habla Jesús, el Nazareno, sino el Rey de reyes, el que ascendió a los Cielos y está a la derecha de Dios gobernando todos los mundos.

Celebremos este momento, bajo el espíritu de Mi Iglesia Celestial para que muchas más Gracias colmen sus corazones y vidas y cada uno despierte su don, el don que ha venido a entregar en servicio a Dios y por este planeta.

Siéntanse parte de los nuevos redimidos y ya no se aflijan más. Celebren con alegría su resurrección espiritual porque ustedes como sus hermanos del mundo que ahora Me siguen, antes estaban muertos, pero ahora están vivos con su verdadero ser formando parte de las primeras filas preparatorias de Mi Segundo Retorno.

Ya no se sientan pecadores. Siéntanse salvos por la divina Sangre de su Señor y protejan ese estado espiritual para que nada ni nadie lo ensucie.

A los pies de Mi Iglesia Celestial, su divino Maestro y Señor, en presencia de Sus cinco poderosas Llagas y del afluente espiritual de Su divina Sangre, extenderá este Misterio de Amor y de Redención, no solo para los cuatro puntos de la Tierra y los cinco continentes, sino también para estos elementos que formarán parte de la celebración de la Cena de hoy.
 

Fray Elías del Sagrado Corazón:
Podemos ponernos de pie, sabiendo que el Maestro está presente para bendecir estos elementos y que, a las puertas de la Iglesia Celestial, estamos siendo reconocidos por la intercesión de Jesús como dignos hijos de Dios.

 

Canción: "Por las Llagas de Jesús".
 

En esta Sangre, que fue vertida una vez en la Cruz, se encuentra la esencia del Amor, del Amor que proviene de la Fuente, que es eterno e infinito y que trae gozo, vida y plenitud para todas las almas que beben este Sacramento.

Que la divina Alianza de los devotos a la divina Sangre de Jesús hoy se establezca en la Tierra hasta que Yo retorne al mundo.

En Mi sagrado Cuerpo Eucarístico se refleja la gratitud a Dios que transmito para todas las almas, por Él haberme permitido encarnar en este mundo y en esta humanidad a fin de que todos los espíritus, en todos los tiempos y en todas las épocas, conozcan la grandeza de ser dignos hijos de Dios.

Y ante el Altar de Mi Iglesia Celestial, vuelvo a decirles que en aquel tiempo, cuando estaba reunido con los doce, tomé el pan, di gracias a Dios por ese sacrificio; se lo entregué y les dije: “Tomen y coman todos de él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por el mundo para el perdón de los pecados”.

Del mismo modo, tomé el sagrado Cáliz entre Mis Manos, di gracias a Dios por ese sacrificio, lo entregué a Mis apóstoles y a todos los que estaban en los planos internos, diciéndoles: “Tomen y beban todos de él, porque esta es Mi Sangre, la Sangre de la Nueva Alianza que será derramada por su Señor para el perdón de sus pecados”. Recuerden hacer esto en Mi memoria, hasta que Yo retorne al mundo.

Que en el poder de Mi Iglesia Celestial se expandan los Rayos de la Misericordia al mundo con el fin de que todas las almas resuciten a su vida espiritual. Amén.



Fray Elías del Sagrado Corazón:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


 

Canción: "Tú estás aquí".

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Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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