MENSAJE DIARIO DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, TRANSMITIDO DURANTE EL VIAJE DESDE NÚREMBERG HACIA COLONIA, ALEMANIA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Primera Serie de Poemas
Cuarto poema de un alma al Sagrado y Bendito Corazón de Jesús

Ante todo, amado Jesús,
libérame de las cadenas y de las amarras de los deseos,
para que mi condición humana sea completamente purificada.

Que por medio de Tu Cuerpo y de Tu Sangre,
yo alcance la sublimación de las células y de toda la materia.

Que me vuelva tan cristalino entre Tus Manos
para que Tú, Señor mío,
puedas usar mi consciencia
como un sagrado espejo,
y todos los atributos de Tu Corazón
sean derramados en las almas de esta humanidad.

Que el Amor de Tu Corazón se dé a conocer al mundo
por intermedio del sacrificio de mi vida y de toda mi consciencia.

Para eso, Señor, fielmente hazme partícipe
de Tus Sagrados Sacramentos
para que en cada uno de ellos
encuentre el motivo de tornar mi vida
cada día más sagrada y elevada.

Retira de mi consciencia, querido Jesús,
esos aspectos inferiores que me dominan y que rigen mi vida,
porque solo espero y aguardo que Tu Divina Luz
se haga presente en los espacios y rincones más profundos de mi ser,
a fin de que me reveles la verdadera realidad de la consciencia
y, en constante ofrenda, yo pueda transformarlo todo.

Hazme semejante a los apóstoles,
en consagración y en entrega.

Déjame, Señor, que te pueda demostrar
hasta en los pequeños detalles,
cómo es que te amo y cuánto te amo
a través de mis hermanos.

Que todo esto no sea el medio ni la forma
para vanagloriar mi consciencia
y menos aún para hacerla lucir ante los demás.

Vacíame de mí completamente, Divino Jesús,
que en todo pueda servirte.
Pero concédeme la Gracia de un servicio anónimo y silencioso
para que los demás corazones Te puedan encontrar antes que yo
y que yo solo sea el modelo según Tus Principios y Designios.

Bendecido Jesús,
convierte todo aquello que no consigo transformar
y guíame hasta que pueda caminar a Tu lado
con total confianza y entrega.

Amén.

¡Les agradezco por guardar las palabras de esta alma en sus corazones!

Los bendice,

Vuestro Maestro, Cristo Jesús