APARICIÓN DE SAN JOSÉ EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Todos los días, cuando vengo al mundo, busco traer una comprensión mayor para la consciencia humana sobre la realidad del planeta. Busco llegar a los corazones, más allá de traerles información sobre lo que acontece en el mundo, porque sus mentes ya están repletas de conocimientos, de informaciones sobre este mundo y sobre otros. 

Ahora, compañeros, es momento de abrir el corazón como una puerta que les permitirá vivir todo lo que ya saben. 

Si no llegan al recinto del corazón, poco adelantará que sepan todo lo que acontece en este mundo, porque tanto las noticias como las imágenes pasarán por sus mentes, generarán emociones, pero no una transformación verdadera. 

Les dejo todos los días Mis Palabras por escrito, porque así pueden recordar lo que les dije.

Por más que muchos corazones no lo acepten, pocos están verdaderamente atentos a lo que les hablo cuando estoy aquí, en una Aparición. Si después de un encuentro Conmigo, alguien les preguntara lo que Yo dije, no sabrían responder. 

Por eso, Mis Palabras se perpetúan en un papel para que puedan buscarlas una y otra vez, así como las Palabras de su Santísima Madre María y de su Soberano Rey, Cristo.

No deben dejar que esas Palabras se perpetúen en vano, porque abrimos todas las puertas que los unen al universo para poder llegar hasta aquí. 

Toda la vida, toda la Creación se detiene ante los movimientos universales que realizamos, porque esta es una oportunidad única ante la imprevisibilidad del corazón humano. Nunca sabemos lo que acontecerá. Puede ser que en la Aparición de ayer no hayan respondido, pero en la de mañana sí. Por eso, venimos, día tras día, para intentar despertarlos, en la eterna esperanza de que esta Creación se torne perfecta.

Ahora oren por el mundo. No pierdan ni un segundo delante de Nosotros. Mientras transmitimos Nuestras Palabras, que toda la humanidad pueda recibir el bálsamo de la Luz Divina. Y eso será posible por medio de sus corazones. 

Que canten y escuchen los instrumentos para que tanto el canto como el sonido de aquellos que nos tocan una melodía sirvan de instrumento para la redención y para la liberación de las almas. 

Que Nuestras Palabras sean suficientes para que puedan dar un paso en su evolución.

Reciban ahora la bendición de su Madre Santísima para que puedan seguir siempre en paz. 

 

Hermana Lucía de Jesús:

Mientras estábamos orando, San José, junto con nuestra Madre Divina, fue realizando una gran liberación en el planeta, liberando muchas almas, entregándoles una oportunidad de encontrar la luz.

Y durante toda la transmisión de Sus Palabras, Ellos siguieron realizando esa tarea y, antes de que se despidieran, cuando Él pidió que sintiéramos la bendición de nuestra Madre Divina, nuestra Madre extendió los brazos en nuestra dirección y derramó sobre nosotros un manantial de Su Luz para que podamos vivir Sus Palabras. 

En ese momento la hermana Lucía de Jesús leyó el Mensaje de San José del día 19 de septiembre de 2015.