APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Me alegra tenerlos aquí, Conmigo, cerca de Mi Corazón, cerca de Mi Vida, porque les deseo el bien a todos. Le deseo, a cada hijo Mío, el Reino de la Paz; esa paz que ha sido ultrajada en el mundo por las guerras, por la violación a los derechos del ser humano, por la indiferencia global.

Pero, Yo estoy aquí como su Madre para animarlos, para volver a consagrarlos, porque esto es lo necesitan todos los días para que, después de esta vida material y de esta experiencia en la Tierra, se puedan fundir en Dios y Dios en ustedes, como fue en el principio de la Creación.

Hoy, vengo con un llamado espiritual para cada uno. En la víspera del comienzo de la próxima Cuaresma, Yo los invito, queridos hijos, a vivir una preparación profunda en este tiempo cuaresmal, preparándose conscientemente para la llegada de Mi Amadísimo Hijo durante la Sagrada Semana.

Esta preparación es diaria y a través de una herramienta muy simple, así como lo han hecho hoy a través de la oración del corazón; sabiendo, hijos Míos, que las súplicas de los Hijos de Dios son indispensables en este momento planetario, en el que el sufrimiento en la humanidad se agrava día a día y, a medida que pasa el tiempo de su reloj, las almas se van apartando de la Luz y del Amor de Dios.

Por eso, todos los días, Yo desciendo de los Cielos cuando están ante el Santísimo Sacramento de Cristo y también cuando están unidos en oración, unidos como familia espiritual que suplica y que pide, sin nada a cambio, por la imperiosa redención del mundo.

Esta es la tarea espiritual importante para todos: orar y orar por la conversión y la redención de la humanidad, para que todas las almas se puedan salvar, especialmente las que más necesitan de rescate y que esperan por sus oraciones y súplicas para que se les abra la puerta de la redención.

Yo estoy aquí, en nombre de Mi Hijo, como Corredentora del mundo, como la Madre que les anuncia a todos el esperado Retorno de Cristo.

Ahora es tiempo, hijos Míos, de que ustedes sean parte de este Plan de Amor y de Redención del mundo. Y esto comienza en su día a día, en lo más pequeño y en lo más cotidiano, en los relacionamientos con sus semejantes y hermanos.

Aspiren a ser instrumentos de la redención del mundo para que más almas, en esta humanidad, puedan sentir el impulso de vivir la redención y la conversión del corazón. Esto es lo que Yo espero todos los días en Mi oración silenciosa y perpetua.

Espero que algún día, Mis hijos puedan comprender y asumir que una parte del Plan del Retorno de Cristo les pertenece. Por alguna razón, están aquí encarnados en este tiempo y Yo, como su Madre, vengo a recordarles que Mi Hijo espera la participación de cada uno de forma permanente y auténtica en este momento planetario.

Queridos hijos, mientras estoy aquí con ustedes, también estoy con las necesidades del mundo y de la humanidad, que son infinitas a los ojos de la Jerarquía Espiritual.

Coloquen en sus corazones y oraciones las causas más urgentes e imposibles para que se puedan resolver. Así también, sus necesidades personales e individuales serán atendidas por el Padre Eterno a través de Nuestros Sagrados Corazones, porque Dios Padre sabe lo que cada Hijo Suyo necesita en el momento y en la hora cierta.

Sus Ojos de Amor y Misericordia, Su Mirada de ternura celestial, nunca dejan de estar sobre Sus Hijos de la humanidad. Por eso, queridos hijos, tengan fe y renueven sus votos. Dios tiene un destino escrito para cada Hijo Suyo y Él espera mostrárselo a cada uno.

Por eso, Yo les digo, en el nombre de Mi Hijo, que no le teman a su propia cruz, por más pesada y difícil que les parezca cargarla. Sigan de manera incansable las Huellas de Cristo y Él siempre les saciará la sed, la sed espiritual de Su Agua de Vida, de esa Agua que brotó de Su Costado al igual que Su Sangre brotó de las entrañas más profundas de Su Corazón herido.

Su océano de Amor es infinito para las almas del mundo entero, aun para las almas que hoy hacen el mal en el mundo.

¿Cuál sería el sentido del Retorno de Cristo, en este tiempo final, si no fuera por ustedes y principalmente por los que están perdidos y condenados?

Esa es la razón de la Obra de Su infinita Misericordia. Y con esa infinita y simple Misericordia del Corazón del Redentor, Mi Hijo espera que ustedes actúen y obren así en el mundo, comenzando con los que están más cerca de sus vidas en el día a día, con sus familias, con sus seres más cercanos.

Ingresen, de una vez y para siempre, en la Escuela de la Misericordia; así como muchos iluminados y santos se animaron a vivir esa escuela; así como muchos servidores de Cristo en el mundo y en este tiempo la viven. 

No existe otra razón para que ustedes estén aquí, en este mundo, hijos Míos, sino vivir de la Misericordia de Cristo. Eso es lo que deben alcanzar en este tiempo tan oscuro y doloroso, porque la Misericordia siempre los llevará al camino del Amor y de la Verdad. Algún día, sin que lo perciban, a través de sus simples y pequeños pasos, vivirán en la Compasión del Redentor.

Amor, compasión y ternura es lo que le falta al mundo; es lo que falta en el seno de las familias del mundo; es lo que falta en las relaciones del día a día. Pero, Yo oro para que alcancen esta meta y esta aspiración; porque si hoy Me escuchan, como muchas veces ya Me escucharon, sé que lo podrán vivir.

Por eso, les vuelvo a decir que se preparen para esta próxima Cuaresma. Impulsos especiales y únicos del Cielo, los últimos impulsos de la Divinidad, estarán siendo entregados por Amor a las almas y a los corazones abiertos a recibir estas Gracias.

Y es por obra de la Gracia que hoy estoy aquí con Mis hijos, por Mis hijos y para Mis hijos. No existe otra razón para que Yo esté aquí en esta noche, sino por los que sufren gravemente en este tiempo, desde los más pequeños hasta los más ancianos, por los que están en cautiverio en este mundo de hoy, que viven la prisión espiritual y que son castigados por la impunidad.

Yo vengo a traer Luz a todos los corazones; vengo a permitirles que vivan en Mi Inmaculado Corazón, porque cada uno tiene un lugar en Mi Corazón Inmaculado. ¿Alguna vez se vieron reflejados en Él? Es la oración que les permite reflejarse en Mi Corazón; porque, así como el Cielo tiene muchas moradas, Mi Corazón tiene muchas moradas para Mis hijos que buscan vivir el amor, la verdad y la unidad.

Como una muestra de esto, con la simplicidad del Corazón de su Madre Celeste, vengo a consagrar a los que hoy se ofrecieron a ser Mis Hijos, aunque todos ya son Mis hijos.

La consagración como Hijos de María es un paso para vivir el compromiso espiritual, el compromiso que tiene cada una de sus almas, el compromiso que fue escrito por la bendita Mano de Dios para esta vida.

Aproxímense, Mis hijos, los que hoy se consagrarán.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Pueden subir al escenario, la Madre los llama.

Vamos a escuchar el “Himno de Consagración de los Hijos de María” mientras nos preparamos para esta consagración.

La Madre Divina, en este momento, está orando por estos hermanos que hoy hacen su ofrecimiento para consagrarse como Hijos de María, formando parte de Su Manto Universal que envuelve a todos Sus hijos, que protege a todos los corazones, que alivia todas las heridas, que pacifica todas las perturbaciones, que cura todas las enfermedades, que concede todas las Gracias.

El Corazón de la Madre Celeste escucha la súplica de todos Sus hijos; Ella extiende Su Mano para acariciar a Sus hijos, para expresarles y manifestarles Su ternura espiritual.

El Corazón de María se abre como recinto seguro para Sus hijos. Es el Corazón que ilumina los caminos de todos los orantes, de todos los servidores, de los que suplican a la Madre de Dios.


Hoy, vengo a colocarlos en Mi Corazón, hijos amados, para que puedan estar en Cristo Jesús. Porque a través de Mi Corazón, Sus Rayos de Agua y Sangre los bendicen y los consagran; y así, vivimos en la Unidad Trina: en el Divino Padre, con el Amadísimo Hijo y el Bendito Espíritu Santo.

Yo les agradezco por este ofrecimiento. Vivan Conmigo los votos de la oración y del servicio por las almas.

Hoy, Mis Ojos miran a lo más profundo de sus corazones y Mis Manos acarician sus rostros y abrazan a sus almas para llevarlos a la paz, a la cura y al perdón.

Por eso, hoy entréguenme aquello que les pesa y les duele. Entréguenme aquello que aún no pudieron perdonar.

Que Mi Amor disuelva las angustias y las agonías. Que Mi Corazón los levante y los fortalezca, porque Yo Soy su Madre, la Madre de Dios, la Reina de la Paz, la Madre y Señora de los Hijos de María.

Benditos sean los que le dicen sí a Dios, porque serán merecedores del Paraíso, y los consagro junto a Mis ángeles.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Cantémosle a la Madre de Dios que somos Hijos de María.


¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Buena Cuaresma para todos y un buen encuentro con Cristo en la próxima Sagrada Semana.

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Hoy, el tercer secreto de Fátima, anunciado por Mis propios labios hace más de cien años atrás, ha sido alterado por la consagración de la humanidad, y en especial de Rusia, a Mi Materno e Inmaculado Corazón.

Por eso, hijos Míos, les vuelvo a decir que no teman, Yo estoy aquí y Soy su Madre, la Madre Dolorosa, la Madre Piadosa, la Madre Amorosa, que se comprometió con Su Hijo a los pies de la Cruz.

Hoy, Mi Rosario, Mi Rosario de Luz está lleno de las oraciones y de las plegarias de Mis hijos, que con amor seguiré esperando recibir en los próximos tiempos que vendrán, porque lo que hoy sucede en el mundo es solo el comienzo.

Pero, ¡atención, Mis hijos, en la poderosa llave de la oración! Con ella se abren las puertas de los Cielos, para que Mis ejércitos angélicos y arcangélicos intervengan y transmuten las causas que aprisionan a la humanidad.

Hoy, en especial, Mi Manto se reviste de la bandera de Ucrania, por todos los que han suplicado por esa nación, altamente destruida por el tirano azul. Pero no teman, hijos Míos, porque es en la aparente destrucción en donde vuelve a nacer la vida y resucitan las consciencias que persisten y que resisten a las adversidades de estos tiempos.

Por eso, sigan tomando el rosario entre sus manos, como una poderosa alianza entre el Cielo y la Tierra, para que la Mujer vestida de Sol pueda pisar aún más la cabeza de la astuta serpiente, y el Arcángel Miguel, en Mi sagrada compañía, envíe a los infiernos a todos los espíritus impuros que vagan por el mundo, como así también a aquellos espíritus que ingresan al planeta por las puertas inciertas que están abiertas.

Pero les vuelvo a decir, Mis amados hijos, que no teman, Yo estoy aquí y Soy su Madre.

Ahora, llegará el tiempo de la reconstrucción de aquellos lugares del mundo que han sido altamente destruidos. Por eso, Mi Luz, la Luz del Reino de los Cielos, desciende sobre esos lugares para volver a consagrarlos a Dios y al propósito que tuvieron desde el principio de su existencia.

Por eso, les vuelvo a decir que no teman, Yo estoy aquí y Soy su Madre.

Sigan colocando a Mis pies las verdaderas necesidades del planeta, todo lo que no encuentra solución ni salida; pero les pido que dejen sobre Mis manos sus corazones y todas sus circunstancias, para que su Madre, la Reina de los Ángeles y del Cielo, todo lo pueda transformar y curar.

Que sus corazones, como los corazones de sus hermanos, sigan trabajando por la paz; porque allí, a través de la paz, está el camino de salida para que las almas se reencuentren con Mi Hijo, para que las almas se preparen para recibir a Mi Hijo, porque Su Llegada está cerca; y aun será en el momento de mayor incertidumbre, de una incertidumbre mundial, cuando Mi Hijo retornará de una forma sorpresiva y desconocida; y muchos de los Míos, de Mis queridos hijos, lo podrán reconocer. Quien esté unido a Su Corazón Misericordioso, a pesar de las circunstancias o de todas las adversidades, podrá sentir la Llegada de Cristo, el esperado Retorno del Redentor.

Sus vidas, si están decididas a consagrarse a Dios por completo, podrán preparar el Retorno de Mi Hijo; primero a través de la transformación de sus vidas y de sus corazones, en los pequeños actos del día a día.

Él se servirá de esos momentos, de esos pequeños actos de amor, actos verdaderos y honestos que todas las almas le puedan proporcionar a Mi Hijo para poder transmutar, liberar y purificar los gravísimos errores que ha cometido la humanidad, especialmente aquella parte de la humanidad que se sirve, a través de las guerras, del hambre, de la persecución, de la esclavitud y hasta de la muerte.

Mi Hijo contará todos los pequeños actos de amor verdaderos, uno a uno, para poder derramar Su Divina Misericordia en los lugares en donde la Luz no puede penetrar; porque Él es la propia Luz de Dios, la Luz que se entregó por ustedes y la Luz que se sigue entregando por ustedes por un solo fin, por su redención.

Hoy, también Me uno en Espíritu a todas las almas y corazones, a todos los lugares y espacios que han abierto un canal de oración para que, en este día, el triunfo de Mi Corazón Inmaculado sea cada vez más real y verdadero.

Todo esto ha permitido, así como les dije al principio, que el tercer secreto de Fátima haya sido alterado. Por eso, debemos seguir rezando con fervor y con compromiso. Esto es lo que necesita el Padre Celestial de cada uno de Sus hijos, necesita que estén en espíritu de oración y de unidad para que las temibles fuerzas del mal, regidas por Mi enemigo y adversario, no tengan la mínima autoridad para hacer sucumbir a los pueblos y a las naciones, ni tampoco tengan autoridad para utilizar a muchas almas como instrumentos del mal.

Sigan haciendo crecer, sigan haciendo extender en todo el mundo los frutos de los Rosarios de Luz, porque su Madre Celeste, al igual que Su Hijo, se sirve de los corazones simples y humildes, de las familias pobres y austeras que tienen como principal alimento la oración del corazón.

Mi Hijo, cuando retorne, vendrá por cada uno de ellos; vendrá por aquellos que han sido anónimos en la oración, que han estado a los pies del Santísimo Sacramento del Altar durante horas y horas de sus vidas, por un solo objetivo y por una sola misión: que el Cielo descienda a la Tierra.

Mi Corazón también se servirá de la fidelidad de todos los sacramentados, de aquellos que tienen presente en sus conciencias que no pueden pasar ni un día sin comulgar del Cuerpo Eucarístico de Mi Hijo, que no pueden pasar ni un momento sin poder dirigir una oración a los Altares de Nuestro Creador.

A través de estos tiempos, de todas las Apariciones públicas, Yo los preparé para este momento, Mis amados hijos. Yo los preparé para que fueran un sólido y fortalecido ejército de Luz que, presente y extendido en todo el planeta, estuviera unido en espíritu y en omnipresencia bajo el impulso poderoso de la oración.

Sé que estos tiempos los llevan, a cada uno de ustedes, a correr detrás de las necesidades prácticas y materiales, ante las demandas de estos tiempos, del trabajo, de la familia, de los problemas que puedan tener en el día a día. Pero les aseguro que si en sus vidas, en cada día, está presente la oración del corazón, encontrarán la solución para todas las cosas.

Dios necesita que la humanidad esté unida más fraternalmente, para que se pueda erradicar la indiferencia que Mi enemigo ha sembrado en muchas consciencias, una indiferencia que hace enfriar el corazón ante tanta impunidad y destrucción planetaria.

Pero ustedes, ante Mi Presencia, tienen el deber de responder a Mi llamado, porque sé que son más conscientes y despiertos, y estos últimos trece años de Apariciones no fueron en vano.

Ahora, en esta próxima Semana Santa que se aproxima, son invitados a dar nuevos pasos; así, de la misma forma, son invitados a asumir con responsabilidad y con amor las tareas espirituales, internas y materiales que Dios les está encomendando para este próximo ciclo de la humanidad.

Por eso, Mi Amado Hijo, en la Sagrada Semana, vendrá a pedirles definitivamente los talentos que Él les entregó; y, aunque no lo sepan en profundidad, por el simple hecho de estar coligados con Él, reconocerán en ustedes los talentos que Él les entregó, talentos que Él necesita para llevar adelante Su Retorno, el tiempo preparatorio de Su Llegada.

En el silencio de Mi Corazón, escucho la voz de los que claman, y de los que crecen junto a Mi Hijo en este camino de apostolado y de redención.

Si ustedes, Mis hijos, llegaron hasta este momento, significa que pueden completar y realizar su misión personal, y conocer más ampliamente su compromiso con lo Alto. Un compromiso que muchos de los que hoy no están aquí no comprendieron, no valoraron, no amaron y no apreciaron, porque no se dieron cuenta de que el compromiso con Nuestros Sagrados Corazones es inmutable.

Ahora, que ya escucharon esto, como vuestra Madre espero que correspondan a Mi Hijo. Él no les rogará nada, Él nada les pedirá. Cuando puedan sentir Su silencio se darán cuenta, a través de la oración, de que Él tiene algo pensado para ustedes desde hace mucho tiempo.

Permitan que sus vidas puedan ser escritas por las Manos de Dios, y ya nunca más por sus propias voluntades; porque Mi enemigo habita en la voluntad propia, se sirve de la voluntad propia, confunde a través de la voluntad propia y distorsiona a los rebaños de Cristo a través de la voluntad propia.

¿Qué es lo que erradica esa voluntad propia?
Es la Ley de la Obediencia fundamentada en el sagrado espíritu de la humildad.

Mi Hijo Me ha pedido decirles todo esto, no solo para celebrar el triunfo de Mi Inmaculado Corazón a través de todos los que hoy se ofrecieron a consagrarse, en alma y de corazón, sino también, les he dicho todas estas cosas, como una buena Madre, para que estén prontos para lo que llegará después de la Sagrada Semana, en los meses que vendrán, en los que sus vidas deberán estar firmes, entregadas y fortalecidas en el compromiso de amor con Cristo.  

Hoy, Mi Corazón Inmaculado se alegra por tener la oportunidad de estar en esta Casa, que tiene sus brazos abiertos para recibirme, cada vez que Yo les hago un llamado. Pero, hijos, por más que volveré a peregrinar por otros lugares del mundo, en donde los infiernos habitan y las almas necesitan de una urgente liberación y expiación, no faltarán oportunidades benditas para que la Señora de Figueira pueda estar aquí nuevamente.

Antes de retirarme en el profundo recogimiento de Mi Corazón, en donde guardo a cada uno de ustedes, Mis hijos, a cada una de sus aspiraciones, problemas, desiertos y pruebas, quiero anunciarle a la Comunidad Figueira que, mañana sábado, los esperaré en la Colina, para que Me reciban, porque será la última oportunidad en este ciclo de que, antes de que su Madre vuelva a Europa, pueda dejarles en sus corazones una pequeñísima llave que podrá abrir la puerta correcta, en el momento más importante, siempre y cuando estén en sintonía con Mi Corazón.

Quiero que peregrinen a la Colina, por todos los que se han visto en la imposibilidad de peregrinar a los Centros Marianos; porque mañana, esta Sagrada Comunidad, debe volver a reconsagrarse a Mi Corazón.

Los espero, con alegría y maternidad. ¿Me van a decir sí?

Los presentes dicen: “¡Sí!”.  

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Está sonriendo, pero también está llorando.

 

Porque es el amor de los que Me viven, al igual que de los que viven a Mi Hijo, que Nos permite ante Dios volver aquí para traer el Mensaje de Paz al mundo.

Hoy, bendigo de forma especial, esas sagradas imágenes que han sido ofrecidas por Mis hijos peregrino; en especial, por un hijo peregrino que ha tenido absoluta fe en los milagros de Mi Amor, a los que Yo también los invito a vivir; tener absoluta fe en las Gracias y en los milagros de la Madre de Dios.

Mi Hijo Me ha pedido una última cosa para que ustedes se preparen conscientemente para esta próxima Sagrada Semana, y puedan comprender la importancia del compromiso en estos tiempos, que ya no es pasajero, sino eterno. Por este fin, quiero que Me regalen sus canciones, una canción en especial que los hace ser nada: “Haz de mí nada”. 

Eso es lo que deben pedir fervorosamente en esta Cuaresma y en la víspera de los encuentros con Mi Hijo en la próxima Sagrada Semana, así sus corazones estarán vacíos en la plenitud de Dios y, como odres nuevos, serán llenados por el Espíritu Consolador de Nuestro amadísimo Señor Jesucristo.

Que esta Luz, que hoy Me ofrecen, sea el símbolo del establecimiento de la paz en todo el mundo y, en especial, en Rusia y en Ucrania.

Les agradezco por haber respondido a Mi llamado y a Mi convocatoria.

Los bendigo, bajo el espíritu de la Paz de Dios.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Vuelvo al Cielo con la melodía: “Haz de mí nada”.

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Hace ciento tres años atrás llegué al mundo por una razón mayor, y hoy retorno nuevamente al mundo, hijos Míos, para que tengan consciencia de este importante momento planetario.

La Luz de Mi Inmaculado Corazón se refleja en la Tierra para poder abrazar a la mayor cantidad de almas posibles, pero en este tiempo no es suficiente.

Mi Hijo los ha formado para este momento, los ha hecho apóstoles Suyos para que lo pudieran servir y seguir.

Como Madre, vengo en este tiempo para que la mayor cantidad de hijos Míos no pierdan el sentido y el propósito de estar aquí, la razón por la cual Dios los trajo hacia Mi encuentro, sabiendo que, hijos Míos, aún hay millones de almas en el mundo que nunca estuvieron frente a la Madre de Dios.

Ustedes, que han estado tan cerca de Mí a través de estos últimos doce años, tienen mayor responsabilidad ante Dios por las causas y las aspiraciones de su Madre Divina, porque el Plan de su Madre Celeste no es personal, sino que es un Plan para toda la humanidad y el planeta.

Ustedes deben ser los embajadores de Mi Corazón Inmaculado en el mundo, deben ser los facilitadores para las almas que necesitan de mucha ayuda espiritual e interior.

Ese es el motivo que hoy Me trae aquí ante ustedes, por todos Mis hijos que Me escuchan en este momento a lo largo y a lo ancho del mundo, los que aún proclaman su fe y devoción a Mi materno Corazón. Pero quiero decirles también, a cada uno de ellos, que este es el tiempo definitivo y crucial, muy, pero muy diferente del que sucedió en Fátima hace ciento tres años atrás.

En aquel tiempo la humanidad tenía un estado de consciencia diferente, más primitivo e inmaduro. Pero en este tiempo, aún con el avance que ha alcanzado la humanidad, eso sigue siendo en otros planos de consciencia con la destrucción de los Reinos de la Naturaleza y de la propia vida del ser humano; a través de las dolorosas crisis humanitarias y del exilio de millones de hijos Míos en el mundo, buscando una oportunidad y una esperanza.

Ahora su casa, el planeta, está en una gran transición y quiero que lo sepan, hijos Míos, porque aún muchos hijos Míos no quieren abrir los ojos hacia esa realidad, para no sentirse impresionados o convocados al servicio planetario.

Muchos de los que hoy no están aquí perdieron una gran oportunidad espiritual, pero eso no impedirá que las puertas del Cielo se sigan abriendo hacia la Tierra, siempre que cada uno de Mis hijos corresponda a Mi llamado. Esa será la gran premisa para que su Madre Celeste pueda seguir retornando, o no, al mundo, mientras que el Padre Celestial lo necesite.

Pero hoy Mis manos están llenas de oraciones, y se las puedo mostrar como pequeñas esferas de Luz que han encendido los corazones del mundo, al rezar obedientemente el Santo Rosario y entregarlo en honor a la Madre Celeste. Cada una de estas cuentas que hoy llevo en Mis manos, cada pequeña esfera de Luz que se encendió en las humildes palmas de las manos de la Madre de Dios, serán Gracias extraordinarias que retornarán al mundo para aquellos hijos que sufren y que son cientos y cientos de almas que aún esperan silenciosamente por una Gracia de Dios.

Es así que les recuerdo, hijos Míos, la importancia de la oración Conmigo todos los días. Esto es prioridad para sus corazones y almas. Nada puede cambiar ese ejercicio espiritual, nada puede sustituirlo ni siquiera cancelarlo. Si oran, estarán unidos a Mí, y Mi Corazón Inmaculado, en este mes de mayo, estará en ustedes, así como lo estuvo en el corazón de los pequeños pastores de Fátima.

Así como Mi Corazón aún está presente en el Santuario de Fátima y en todo Portugal, el Amor de la Madre de Dios, la devoción de la Madre Celeste, la pureza de la Sierva de Dios, tiene que estar en más corazones del mundo. Porque, a pesar de lo que suceda en la superficie de la Tierra, nada les sucederá y podrán seguir los pasos de la Madre de Dios por los senderos de la reconciliación y de la paz, para que puedan estar en comunión con Cristo, Mi amado Hijo, y así sean sacramentados por Su Espíritu a través de la Santa Eucaristía.

Pero ahora, hijos Míos, es urgente e importante que profundicen en la Comunión Espiritual con Mi Hijo. Este es el tiempo de que cada uno de ustedes pueda reconocer la veracidad de su unión sincera con Mi amado Hijo, porque esto es lo único que los salvará y los protegerá en estos tiempos. Por eso, adórenlo, reveréncienlo y oren a Cristo, para que la Fuente de Su Misericordia pueda seguir descendiendo al mundo y sobre aquellos lugares que son más necesitados.

Hoy, su Madre Celeste, la Señora del Santísimo Rosario, ha recorrido el planeta entero para recoger las súplicas de cada uno de Sus hijos, y ustedes que están aquí, ¿Me han suplicado, Me han llamado como su Abogada y Mediadora ante sus posibles injusticias?

Este es el tiempo de la conversión, pero también es el tiempo de la conscientización. Todos los tesoros que reciben del Cielo los deberán testimoniar ante la llegada de Mi Hijo, y eso será un acto y una realidad para cada uno de ustedes, como también para los que no están y, de forma confusa, perdieron las huellas de Mi Hijo.

Pero, Yo no vengo al mundo con Justicia, sino con Amor, con un Amor maduro que los hace crecer y responsabilizarse por este Plan de Amor que Dios les entregó conscientemente para que lo cumplan y lo vivan.

Toda esta Gracia que reciben no es nada personal, es una gran necesidad planetaria, humana e interna de cada una de sus almas y espíritus.

Después de ciento tres años de haber estado en Fátima, vengo a pedirles que sean consecuentes con Mi Hijo y que maduren porque aún hay mucho por hacer, aún hay mucho por realizar, aún hay peregrinaciones por llevar adelante en aquellos lugares del mundo en donde el sufrimiento es real y doloroso, en donde hermanos suyos sufren permanentemente el caos y la adversidad.

El Corazón de Mi Hijo, el Casto Corazón de San José y Mi materno e Inmaculado Corazón necesitan llegar a esos lugares en estos tiempos definitivos.

Pero esa que es Mi aspiración, deben primero construirla dentro de ustedes, para después construirla fuera de ustedes. Eso les hará vivir la realidad y no la ilusión de lo que significa Mi llamado. Porque Mi llamado no es una ilusión, es una necesidad y una convocatoria para cada uno de sus corazones, para que tengan la oportunidad de dar lo mejor a Dios, después de todo lo que Él les ha dado.

Así como vengo con este mensaje para ustedes, también vengo con un mensaje de Amor para el mundo, porque el sufrimiento tiene que terminar, la ignorancia tiene que terminar, la ingratitud tiene que terminar y eso dependerá de cada uno de ustedes, hijos Míos.

Los invito a ingresar nuevamente a la escuela del amor, a la escuela de la gratitud y especialmente a la escuela de la obediencia, para que sus corazones sigan siendo guiados ante una realidad planetaria que se complica, día a día, por el gran distanciamiento que tiene la humanidad de Dios.

Ustedes, ¿se distanciarán de Dios? La prueba de la fe llegará para cada uno de sus corazones y en esa hora estaré rezando por ustedes, así como estoy rezando por el mundo, por la Gracia extraordinaria que conceda el fin de esta pandemia en toda la humanidad, a fin de que los corazones, las almas y las personas recapaciten sobre sus vidas; porque sin solidaridad, sin fraternidad y sin gratitud, la humanidad no volverá a la normalidad.

El tiempo ya terminó y su consciencia debe crecer interiormente, así estarán como almas, siendo acompañados por nosotros desde el Cielo, para llevar adelante esta tarea que aún no terminó.

Hoy coloco sus corazones ante los jardines internos de Lys para que puedan recordar su pureza original. Es la pureza que los protegerá y los amparará en este tiempo de ustedes mismos, para que puedan seguir caminando en Cristo y por Cristo, reconociendo las fortalezas que Él les ha entregado y las virtudes que Él ha depositado en sus almas para que lo puedan seguir y servir.

Él tiene Sus Brazos abiertos y Sus Manos extendidas hacia el mundo. De la misma forma, hijos Míos, Yo extiendo Mis brazos hacia ustedes para que vean en Mis manos la Luz de la Gracia que los toca, con el propósito de vivir el discernimiento y la sabiduría para que no tomen decisiones precipitadas, porque esta es la última oportunidad.

La copa ya está rebasando y las promesas que fueron realizadas por su Señora en Akita, Ruanda (Kibeho), Garabandal, Fátima y México (Guadalupe), así como en Medjugorje, se cumplirán.

Hoy tengo en Mi Corazón a los que Me viven, a los que Me aman, a los que Me esperan, a los que oran Conmigo, a los que claman y a los que nunca se cansan de servir. En ellos están las promesas de Cristo para poderse cumplir y realizarse. Yo espero que eso así sea, en cada uno de ustedes.

Agradezco, queridos hijos, el amor sincero que fue colocado como respuesta a Mis pedidos de consagración de las familias a Mi Inmaculado Corazón. Esas familias, esas almas y esos corazones hoy reciben la consagración especial de la Madre de Dios, para que Dios los tenga en Su Misericordia y en Su Gracia, y los ayude a vivir el fin de estos tiempos, que es un tiempo desconocido para todos.

En agradecimiento a cada uno de ellos, Yo los bendigo y Me despido.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Que la Paz de Fátima, el santuario interior, permanezca en los corazones. Amén.

Les agradezco.

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

SEA VOLUNTARIO

Contacto