Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, DURANTE EL PRIMER DÍA DE LA 111.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA

Llegará un día en el que el mundo no sabrá más lo que es el dolor, la angustia o la depresión. Ese día está cerca, está latente en el Corazón del Rey, y esto hoy lo comparto con ustedes porque es una promesa por la que las almas podrán reencontrar el Reino de Dios y, así, de una vez y para siempre, ser parte de la Fuente Primordial.

Hoy, estoy aquí, escuchando la súplica de los Míos, sintiendo el amor de Mis compañeros, recibiendo la reparación de Mi Corazón, de todo lo que aún la humanidad hace, alejándose del amor y de la verdad.

Por eso, Yo vengo con esa promesa de que ese día llegará finalmente y los corazones se alegrarán cuando estén sentados a Mi lado, ante la naturaleza de este mundo, ante la belleza de la Creación, del ruido de los océanos, del amanecer y del atardecer.

Volverán a estar Conmigo aquellos que Yo He llamado para servirme. Estarán de la misma forma que lo estuvieron los apóstoles, cara a cara, corazón con corazón, escuchando la Palabra de su Señor.

Y, en esa hora, Yo les hablaré sobre la Nueva Tierra. Y esa promesa ya no estará lejana, sino que verán florecer la Nueva Tierra, a través de las almas que habrán cumplido Mi Voluntad.

Y el Gran Libro de los Señores de la Ley estará abierto y lo que estaba escrito ya no estará.

Todo comenzará de nuevo, teniendo presente las lecciones aprendidas, habiendo enriquecido el corazón después de haber recibido tantos Sacramentos y Gracias, después de haber sido testigos de este momento, como de tantos otros, que a través de los tiempos han vivido Conmigo.

En esa hora, ya no se escuchará a ningún niño llorar en la Tierra. El llanto de los hombres y mujeres de este mundo será de alegría, porque la gran promesa de Mi Retorno se estará cumpliendo a través de la fe de los que han caminado a Mi lado, sin nada a cambio.

En esa hora, Dios estará presente, contemplando ese acontecimiento universal, y los signos del Cielo, que antes estaban ocultos, se revelarán.

En esa hora, para los pacificadores ya no será más necesario el misterio, porque el misterio se develará por sí mismo.

Y muchos, en esa hora, conocerán al Hijo de Dios, no solo como el Hombre Humilde de Nazaret, sino como el Redentor del Mundo.

Y a través de Mis Manos, de Mis Pies y de Mi Costado les mostraré las señales luminosas de Mi Resurrección, aquellas señales que aún están guardadas en lo profundo de Mi Ser y de Mi Consciencia.

Y a partir de ese momento, entre el pasado y el futuro, entre lo real y lo irreal, se volverá a escribir la historia de esta humanidad, ya purificada de sus errores y culpas, porque todos los que hayan reconocido el Nombre del Señor serán benditos. Así como en este momento, Mis compañeros, ustedes tienen la oportunidad y la Gracia de ser los benditos del Padre, los que no temen decir sí.

Por eso, les pido que, antes de que llegue esa gran promesa, se sigan transformando pacientemente, se sigan purificando evolutivamente, se sigan transcendiendo positivamente, sin dar lugar ni espacio a las amarguras y a las tristezas.

Sé que muchos de Mis hijos en el mundo no entienden el porqué de tanto sufrimiento. Pero Dios no los creó para que sufrieran, Dios los creó para que lo amaran y lo reconocieran, para que fueran, en Su primer Proyecto, Sus Benditos Hijos e Hijas de la Tierra, aquellas consciencias merecedoras del Edén.

Pero ese momento, que quedó inconcluso e incierto, deberá ser retomado. Después del error y la falla de Adán y Eva, desde ese momento hasta el presente, todo deberá ser reparado.

Por eso, la gran promesa es importante para el fin de los tiempos, la gran promesa del reencuentro con su Rey y Señor.

Yo espero por esto todos los días, ¿será que ustedes serán capaces de esperar también por ese momento? 

No necesito que ahora Me respondan. Que su respuesta sea su ejemplo de cristificación, de perseverancia, de fe, de amor y de reverencia a lo sagrado.

Hoy, escuché esta canción que Me ofrecieron como si fuera la primera vez. Y esto es muy significativo para Mí, porque el Corazón de su Maestro puede recoger las experiencias de amor y de perdón de Sus compañeros, verdaderas experiencias de redención y de luz a través de aquellos que, con esfuerzo, se animan a amar todos los días un poco más.

El Nombre de Dios hoy ha sido alabado. Bendito sea esto en el Cielo y en la Tierra, en las montañas, en los mares y en toda la naturaleza. Bendito sea, dentro y fuera de los seres. Bendito sea en aquellos que confían en el Señor y que no se dejan amedrentar, sino que con valentía y coraje sostienen Mi Antorcha de Luz en este mundo para que, cada día más, la oscuridad sea disipada de la humanidad y de los corazones que se han condenado.

Por esa razón, esto es muy significativo para Mí; y comparto con ustedes esta gran promesa, en la que deben creer antes de ver, la que deben sentir antes de concretarse, practiando el sagrado ejercicio del amor a lo desconocido, a todo aquello que está más allá de ustedes mismos.

Por ese motivo, compañeros, estas hoy son Mis Palabras, las Palabras más profundas de Mi Corazón para los Míos, Palabras que revelan y concretan la Voluntad de Dios en las consciencias que aceptan vivir Mi Llamado a través de la sublime Gracia de los Sacramentos, que hoy con atención acompañaré para que no solo este país sea más ayudado, sino que, a través de los que serán sacramentados, más almas sean ayudadas en este mundo, almas que necesitan imperiosamente de la luz y de la redención.

Ese debe ser el fin de sus vidas: trabajar Conmigo por la redención del mundo. Esa debería ser su promesa ante Dios, cueste lo que cueste, porque así Yo estaré en Mis nuevos apóstoles, en aquellos que se entregan para servirme incondicionalmente.

Que Mis Palabras, en este día, no se disuelvan en el éter de la Tierra.

Que Mis Palabras, como una sagrada melodía, sigan vibrando en el espacio sideral, para que las almas se den cuenta y perciban que, a través del Verbo Divino, Dios derrama Sus Gracias y Sus Afirmaciones en los corazones que están abiertos para recibirlo.

Quiero que sus vidas sean el verdadero signo de la conversión de los caminantes y de los apóstoles incansables, de los que siguen fielmente el Divino Propósito, aprendiendo a superarse todos los días un poco más.

Todo este camino de sagrada transformación, aunque no lo parezca, ayudará a esta nación para que sea la cuna de la Nueva Humanidad.

Están a tiempo de cumplir esta promesa, así como Yo cumpliré la promesa que hoy les traigo.

Que la Luz de los Sacramentos se enciendan.

Que las almas ingresen en Mi Iglesia Celestial y que junto a los ángeles de Cristo vuelva a ser alabado el Nombre de Jesús, a fin de que el mal en este mundo sea aplacado y los corazones, en cautiverio y en esclavitud, alcancen la misma liberación que ustedes alcanzaron. Porque si hoy están aquí, delante de Mí, ¿se han dado cuenta de que ya fueron liberados?

Ahora es tiempo de caminar y de construir la Obra Sagrada de Mi Misericordia en todos los lugares del mundo en donde sea posible.

Les quiero pedir algo más: que Me acompañen de corazón en la sagrada tarea que su Maestro y Señor realizará en Medio Oriente.

Les pido que, desde ahora, oren por esto, para que los méritos de Mi Dolorosa Pasión vuelvan a encenderse en Tierra Santa y más allá de ella, durante la Semana Santa, para que lleguen al mundo entero a fin de evitar una gravedad mayor en la guerra entre Ucrania y Rusia.

Espero que Me hayan comprendido.

Y, ahora, antes de ingresar en la Sagrada Eucaristía, en las Gracias infinitas de los Sacramentos, cantarán a su Maestro y Señor otra canción: “Tú eres el Rey”.

Celebremos, agradezcamos y reverenciemos este momento, bajo el Poder y la Gracia de Dios.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

El Señor dice que escuchará a cada corazón cantarle.

MENSAJE DIARIO DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES, ARGENTINA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, CON MOTIVO DEL DÍA DE CELEBRACIÓN DE LOS SACRAMENTOS

Y verán venir, compañeros, al Hijo de Dios transfigurado en el momento más culminante de la humanidad así como Él viene hoy a su encuentro en Divinidad y en Espíritu. Yo retornaré en la hora más culminante de la Tierra, cuando vendré a buscarlos y a reunirlos en Mi Nombre, de la misma forma como Yo reuní a los doce apóstoles en el pasado, pero esta vez será diferente porque, a pesar de que el mundo esté en convulsión, ustedes podrán reconocerme y Me recibirán de la misma forma que lo hacen en este momento.

Reuniré a todas las tribus de Mi Padre, no solo aquí en Argentina, en lo alto de una montaña, sino que también apareceré, al igual que en Betania, en otros lugares de Sudamérica a fin de que en esa hora tan aguda y difícil, ustedes, Mis amigos, no sientan miedo alguno sino un profundo y jubiloso gozo por volverme a encontrar.

Los llamaré a cada uno por su nombre original y así despertará en ustedes el dulce recuerdo de haber estado Conmigo una vez, compartiendo el mismo pan y el mismo vino que hoy les vuelvo a entregar a todos.

Mi llegada a Argentina esta vez es diferente, ya los encuentro más maduros y conscientes de la importancia de seguir a su Redentor sin duda alguna.

Este es el tiempo en el que finalizará su preparación interior y comenzará su verdadero servicio por la redención y por el perdón de todo el género humano.

Llegó el tiempo de Mi Retorno.

¡Les agradezco por haberme recibido!

Los bendice,

Su Maestro y Señor, Cristo Jesús

 

Palabras de Cristo Jesús transmitidas durante la consagración de los elementos, en la presencia de muchos peregrinos: 

Que Mis Palabras puedan ser el soplo del Espíritu en ustedes para que se manifieste en este tiempo el verdadero ser, aquel que Me representará en la Tierra y que dará testimonio de Mi Presencia en el mundo entero.

Yo vengo para congregarlos en la Verdad, en la única Verdad de Dios, que los hace participar de Su libertad espiritual y que les promete la redención total de sus seres y de sus consciencias a fin de que se cumpla Mi Propósito Crístico.

Ahora, que los encuentro con esta alegría, y con este recibimiento que siento en Mi corazón, el Espíritu Santo actuará a través de sus Dones y por medio de los Sacramentos para que, renovados en la fe y en la confianza en Dios, sepan que seguirán caminando Conmigo hacia adelante, buscando en su interior la realización del Plan de Dios y la concreción de Su Proyecto en esta raza humana, por medio de la acción de Mi Misericordia, de Mi Gracia y de Mi Piedad.

Abro las puertas de Mi Corazón y de Mi Consciencia para que reciban la presencia de Mi Iglesia Celestial, la que los congrega en igualdad y en amor, la que los hace celebrar el Amor del Padre eternamente Conmigo.

Nos ponemos de pie.

En este momento, cada uno de Mis representantes y servidores en la superficie de la Tierra hará su oferta ante el Padre Celestial por intermedio de Mi Sagrado Corazón, para que Él reciba sus súplicas, sus intenciones y su verdadero ofrecimiento a fin de que Su Gracia continúe descendiendo a la Tierra y tocando a todos los corazones.

En el silencio de su corazón harán esta oferta Conmigo; mientras que, en presencia del Amor vivo de Dios, su Maestro y Redentor transubstanciará los elementos junto con las huestes angélicas para que la Misericordia del Padre descienda sobre los seres y el planeta, y la llama de luz en sus corazones se vuelva a fortalecer y a reencender para que el amor y la gracia abunden en el mundo y se respete el amor a la vida.

En la Presencia de Cristo, Nuestro Señor, por su invitación y llamado, vamos a ingresar en la consciencia de Su Iglesia Celestial entonando todos juntos el “Kodoish melódico”.

Vamos a volver al instrumental “Y así habló el Maestro”.

Y ante la Presencia de nuestro Señor Jesucristo, nuestro Redentor y Salvador, a Su pedido y llamado, en este momento vamos a participar de la consagración y de la transustanciación del pan y del vino, que se convertirán en el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor. 

Invitamos a los que puedan, a arrodillarse o a quedar de pie.

Damos gracias a Dios por la renovación de este sacrificio y por la inspiración, en este momento, que nos da nuestro Señor Jesucristo a través de los Sacramentos y especialmente del Sacramento de la Eucaristía.

En aquel tiempo, Jesús estaba reunido con Sus apóstoles y muchas consciencias más en los planos internos, que están hoy aquí presentes.

Él tomó el pan, lo elevó, reconoció el sacrificio que el Padre le estaba pidiendo vivir y con la inmensidad de Su Amor agradeció, lo entregó a Sus apóstoles y les dijo: “Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por ustedes para el perdón de los pecados” y al sonar de tres campanadas se estableció la transustanciación del pan en el Cuerpo Divino de Cristo.

Te alabamos Señor y te bendecimos (se repite tres veces).

Y antes del Señor finalizar con Su Cena y entregar el mayor regalo de amor a la humanidad, tomó el Cáliz, elevándolo a Dios, el Padre lo bendijo y Él agradeció profundamente por ese sacrificio que viviría por cada uno de nosotros hasta el fin de los tiempos. Lo entregó a los apóstoles diciéndoles: “Tomen y beban todos de Él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza, que será derramada por Su Redentor y por muchos mártires para el perdón de los pecados. Hagan esto en Mi memoria”. Y al sonar de tres campanadas se estableció la transustanciación del vino en la Sangre preciosa de Cristo. 

Te alabamos Señor y te bendecimos (se repite tres veces).

El Cuerpo y la Sangre Divina de nuestro Señor. Amén.

En unidad a Su Sagrado Corazón, y por el triunfo y la victoria de Su Reino en la humanidad, unidos a Él, en absoluta consciencia y sintonía, repetimos la oración que Él nos enseñó: Padre Nuestro.

Nos podemos poner de pie.

Compañeros, nunca pierdan la esperanza y la fe porque son virtudes que los renovarán y siempre los impulsarán a seguir adelante, sabiendo trascender barreras, sabiendo vivir desafíos, y así alcanzarán la paz, nunca la perderán porque estarán en Mí y Yo en ustedes.

Que la paz en este día, esté en ustedes y en Argentina. Amén.

En presencia del Amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, en fraternidad, se darán el saludo de la paz. 

Apariciones extraordinarias
APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, EN LA CIUDAD DE ZAGREB, CROACIA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Y por fin traigo a Croacia y a sus naciones hermanas, la reconstrucción espiritual y el símbolo de la Paz.

Nuestro Padre Celestial nos ha bendecido con la presencia de la Madre Celeste en Medjugorje como también en este lugar, por medio de esta peregrinación, para llevar al mundo el despertar de la consciencia y el Amor que proviene del Corazón de Dios.

Yo le traigo a Croacia el tiempo de su renovación para que las almas puedan encontrar el camino de la luz que tanto buscan. 

Por eso, les ofrezco el símbolo de Mi Paz para que la paz esté en ustedes y en sus hermanos; para que no le tengan miedo al fin de los tiempos; para que con valentía y amor, con esperanza y fuerza interior, sus corazones caminen hacia el Nuevo Tiempo, el tiempo del Retorno de Mi Hijo, en el que muchos de ustedes, hijos de Croacia, serán partícipes de ese acontecimiento como muchas naciones también lo serán.

Por eso, alegren sus corazones, hijos Míos, el tiempo del cautiverio espiritual terminó. Las puertas de la Misericordia fueron abiertas aquí para que sus corazones y sus vidas se reenciendan en el amor y en la fe de Dios; para que sean testimonios, en este nuevo tiempo, de los Atributos del Padre Celestial, que deben estar presentes en ustedes y en todo el planeta para que el resto de la humanidad sea curada, para que el resto de las naciones reciba también Misericordia.

Hoy Yo los convoco aquí, hijos Míos, en el nombre del Amor de Dios, para que sus vidas sientan el alivio que necesitan y para que crean que en este nuevo tiempo que llegará, finalmente, todo cambiará.

El pasado ya dejará de ser una historia, el presente será su nuevo futuro para que estén más cerca de Dios.

Por eso, hijos Míos, necesito que sigan como hasta ahora, ofreciendo su devoción a la Madre de Dios, no solo como la Patrona de la Puerta de Piedra, sino como la Reina de la Paz que mes a mes los visita en Medjugorje para traerles la Luz de Dios y la esperanza que necesitan para enfrentar el fin de los tiempos.

Hoy su pasado es borrado, hoy su presente es bendecido y su futuro recibirá la Gloria de Dios para que la compartan con sus hermanos y familias a fin de que más heridas profundas sean cicatrizadas. 

El tiempo de la llegada de Mi Hijo les traerá nuevas oportunidades y gracias.  Estarán fortalecidos en Cristo para celebrar con Él, personalmente, Su nueva cena de redención y de amor que reunirá a todos los apóstoles de todos los tiempos y de todas las épocas, junto a los ángeles del Cielo y a la Madre Celeste, para celebrar y renovar a esta actual humanidad que sufre y padece sus propias consecuencias.

Por eso, hijos Míos, no solo amen a Dios, sino también amen a sus hermanos de Croacia, de Bosnia y Herzegovina, de Montenegro, del mundo entero para que la Paz brote en sus corazones y ya no existan más intenciones de conflictos y de guerras.

Pero si Yo estoy aquí, como la Reina de la Paz, nada sucederá, solo conocerán milagros espirituales para que sus vidas den testimonio de la conversión vivida en Cristo y por Cristo.

Hoy Mi Corazón de Madre, hoy la Señora de la Sagrada Puerta de Piedra siente un gozo en Su Corazón, no solo por la recepción del mensaje de Medjugorje en sus corazones, sino también, hijos Míos, por su recepción aquí en esta noche, en la que las puertas del Cielo están abiertas para traer la paz y la cura a ustedes y a sus familias.

Hoy Croacia cierra un ciclo, para comenzar uno nuevo bajo el reinado de la Madre de Dios, de Su Amado Hijo y de San José Castísimo.

Hoy Europa Oriental es muy trabajada por la propia mano de Dios, por los impulsos de Su Fuente Divina, por la obra de Su Gracia y Misericordia.

Quiero, hijos Míos, que ustedes y sus hermanos de Croacia y de sus naciones hermanas, por medio del Amor y de la Paz, busquen finalmente la reconciliación interior para que su Madre Celeste pueda seguir viniendo a Medjugorje, como lo sigue haciendo hace tantos años para acompañar sus pasos, para acompañar su conversión y redención.

Porque todo esto, hijos Míos, su cambio profundo y verdadero se refleja en el mundo entero y también en las naciones que están en conflicto y en guerra, como lo es en Medio Oriente.

Abran sus corazones a la posibilidad de amar como un servicio de caridad y de bien para que, en Europa Oriental, los Ojos de Dios siempre estén contemplando esta región del planeta y para que, a través de la Reina de la Paz y del mensaje de Medjugorje, ayude también a Rusia a vivir algún día su proceso de redención y conversión, y su consagración a Mi Inmaculado Corazón; porque aún, hijos Míos, el mensaje de Fátima está vigente, así como el pedido de su Madre Celeste.

Quiero fundar en este día una oración fraterna, ecuménica y amorosa por la Paz, como las oraciones que vienen realizando por las naciones para que la Paz de Dios esté presente en el mundo.

Es por ese motivo, hijos Míos, que vengo a pedirles la Oración por la Paz por Europa Oriental y Rusia, a fin de que ambas naciones, pueblos y culturas alcancen la consagración a Mi Materno e Inmaculado Corazón.

Esta oración será ofrecida en croata y en ruso para que ustedes también, hijos Míos, recuperen las raíces de sus pueblos, la bondad y el amor que está presente en sus corazones como lo ha estado en sus generaciones anteriores, a fin de que la reconciliación divina esté en ambos lugares del mundo y las almas se puedan amar cada día más sin la necesidad de hacerse ningún mal.

Por eso, hijos Míos, la Faz de la Reina de la Paz, Madre de Medjugorje, será la Patrona de esta oración por la Paz que, a través del tiempo y del compromiso de los corazones orantes, creará las condiciones necesarias para que su Madre pueda seguir viniendo a Medjugorje como también a Rusia por medio de esta peregrinación.

Lo que Yo les pido en este momento, hijos Míos, es algo grandioso y desconocido para ustedes, pero obedezcan a Mis peticiones porque así las comprenderán. 

Hijos Míos, rezo por ustedes ante Dios y ante Mi Hijo, trayéndoles la esperanza y la fe como dones de Amor que colmarán sus corazones y vidas para que siempre se renueven en Cristo.

En este momento, hijos Míos, bendigo estas rosas que amorosamente colocaron a los pies de la Reina de la Paz para que, en ustedes y dentro de ustedes, renazca el Amor de Dios y la alegría eterna de encontrarlo siempre.

Yo los bendigo, los amo y les agradezco por haber respondido a Mi llamado.

Los bendigo bajo la autoridad de Cristo y bendigo a Croacia bajo la autoridad de Dios: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Y ahora, para llevar a Dios su gratitud y amor, elevando sus velas para irradiar la Luz de Cristo al mundo, cantarán Majko Bozja como lo hicieron al principio, alegrando el Corazón de la Madre de Dios.

Hasta pronto, hijos Míos.

Mi Inmaculado Corazón triunfará.

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Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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