Martes, 17 de octubre de 2023

APARICIÓN DE SAN JOSÉ EN EL CENTRO MARIANO DEL NIÑO REY, RIO DE JANEIRO, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS, PARA EL ENCUENTRO DE ORACIÓN DEL DÍA 19

En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

La vida solo encuentra sentido, hijos, cuando aprenden a servir.

La vida solo encuentra sentido cuando, en el servicio, aprenden a amar.

La vida solo encuentra sentido cuando, en el amor, descubren quiénes verdaderamente son.

La vida solo encuentra sentido cuando aprenden a perdonar y, a través del perdón, comienzan a recorrer el camino de la redención.

La vida encuentra sentido cuando ya no quieren controlarla, pero dejan que el control esté en las Manos de Dios.

La vida encuentra sentido cuando ya no aspiran a sobresalir ante los demás, cuando renuncian al falso poder y abrazan la escuela de la humildad, cuando abrazan la escuela de la renuncia, del vacío, de la ausencia de protagonismos y de miedos. Entonces, hijos, cuando todo parece perdido, encuentran la verdadera libertad.

Y les puede parecer un camino doloroso. Muchas almas le temen a la Gracia de la renuncia, muchas almas le temen a la Gracia del vacío; pero es solo entonces, con el corazón vacío, cuando finalmente permiten que el Creador los colme.

Y, cuando Él los colma y se tornan conocedores de la magnitud de Su Voluntad, entonces comprenden la pequeñez de la voluntad humana, cómo estaban encerrados en pequeñas aspiraciones, en pequeños deseos, en pequeños pensamientos; y que lo que Dios espera de esta humanidad, como de cada uno de ustedes, es mucho mayor. Pero no es mayor en las medidas de la grandeza del mundo. Su perspectiva de vida cambia cuando comienzan a conocer a Dios, a Su Propósito y a Su Gracia.

Y hoy, vengo hasta aquí, para llamarlos a esto. Vengo hasta este lugar pequeño, simple, un lugar donde la Humildad de Dios poco a poco comenzó a encontrar Su espacio, cuando las almas aprendieron a renunciar, cuando parecían estar olvidadas, perdidas, cuando el orgullo fue vencido.

Fue entonces, hijos, que el Propósito de Dios triunfó; y, finalmente, la Gracia que Él tenía para este espacio sagrado comenzó a emerger de la profundidad del corazón de la Tierra, como de los Universos Espirituales, y poco a poco encontró su lugar en el corazón de las criaturas.

El planeta guarda muchos misterios, así como el corazón humano guarda muchos misterios. La humanidad no conoce la consciencia de la Tierra ni tampoco se conoce a sí misma.

¿Qué hacer para ser conocedor de este misterio celestial?

¿Qué hacer para sumergirse en la Gracia Divina y dejar que ella los colme?

El camino, hijos, es recorrido de adentro hacia afuera. No verán la Voluntad y el Propósito Divino manifestados en la Tierra antes de que se manifiesten en el interior de los seres. No verán la Voluntad de Dios plasmada en sus vidas antes de que sus corazones se abran para vivir esa Voluntad.

Mientras luchan por sobresalir ante los demás; mientras luchan por un lugar de prestigio, de reconocimiento ante los ojos de los hombres, no encontrarán su lugar, aquel que solo los Ojos de Dios son capaces de ver.

Estamos en un tiempo de caos, de conflictos, de abismos, en el que los infiernos se abren dentro y fuera de los seres, en la consciencia de las naciones, en lo profundo de las almas.
Y, aun así, vengo hasta aquí para despertar en su interior el don del Propósito Divino, el don de cumplir la Voluntad de Dios, el don de servir y amar y, a través del servicio y del amor, encontrar la expresión de esa Voluntad Superior; porque es de esa forma, hijos, cuando las almas despiertan, que el planeta comienza a encontrar la cura.

Solo dejen, en este momento, que Mis Palabras resuenen en su interior; porque mientras les hablo los despierto del sueño de este mundo.

Un nuevo ciclo se aproxima al planeta, un ciclo que para algunos será de Gracia y Misericordia, y para otros será de caos y justicia. La forma como viven los ciclos de la vida no es dictada por lo que sucede en el mundo, sino por lo que sucede dentro de ustedes.

Cuando la consciencia está despierta, está en el lugar correcto, cumple su parte y la paz reina en su interior, a pesar de lo que sucede en el mundo; la consciencia encuentra oportunidades de servir, de amar, de auxiliar al prójimo y a los Reinos de la Naturaleza, de ser un puente entre el Corazón de Dios y las dimensiones materiales.

Sin embargo, cuando las almas se niegan a aprender sobre el Amor, ingresan en la Ley de la Justicia para aprender con el sufrimiento. Pero el Amor de Dios, hijos, nunca deja de existir; Su Amor es inagotable, Su Misericordia es infinita.

Dentro de las almas está la posibilidad de abrir o de cerrar las puertas a esta Gracia. Dentro de las almas está la condición de vivir los ciclos con la Misericordia o con la Justicia; porque ambos Rayos parten del Corazón de Dios para corregir al mundo, para corregir este Proyecto que debe reencontrar su Propósito.

Hoy, los llamo a despertar, a cumplir con su misión, a dejar atrás lo que pasó, a través del perdón, para comenzar a recorrer un camino de adentro hacia afuera, un camino de redención.

Hoy, los llamo a construir algo nuevo. Así como este Centro Mariano comienza a ser nuevo, esta misma Gracia está disponible para todas las almas que lleguen aquí: la Gracia de recomenzar.

Este es el principal don que Dios les concede a las almas que vienen hasta aquí: ser perdonadas para recomenzar. Por eso, permitan que en este día se inicie un nuevo ciclo.

Que la Gracia que desciende del Corazón del Padre y cruza Mi Casto Corazón toque sus vidas.

Que el don de la consagración los impregne para que aprendan a servir a todos los Reinos de la Naturaleza, para que aprendan de la elevación de los árboles, para que aprendan de la armonía de las flores, para que aprendan del silencio de los océanos, para que aprendan de la humildad de los animales, para que aprendan de la obediencia de los elementos, del viento que sopla bajo la condición del Espíritu Divino, para que aprendan de la fortaleza de las montañas, para que aprendan unos con otros a amar y a perdonar, para que sean capaces de vivir en paz.

Hoy, reconsagro este lugar bendito y sagrado, esta tierra llamada Nueva Tierra para que sea verdaderamente nueva cada día y aquí las almas encuentren renovación.

Hoy, reconsagro este Centro Mariano del Niño Rey para que aquí las almas aprendan que el reinado y la plenitud se encuentran en la pequeñez, para que intercedan por los niños del mundo, para que intercedan por las familias y por las almas perdidas, para que intercedan por los jóvenes y por la naturaleza ultrajada; para que, en la Presencia Espiritual de la Sagrada Familia, despierten los principios de la vida universal.

Que vengan hasta aquí los que aspiran a consagrarse como Hijos y Amigos de San José, que se coloquen más cerca.

Reciban de Mi Corazón Paternal la Gracia de la consagración.

Reciban de Mi Espíritu de Amor la intercesión.

Escucho sus oraciones más sinceras, conozco la profundidad de sus corazones. Por eso, les digo, hijos, que no teman encontrarse a sí mismos, que no le teman a la Voluntad de Dios, que no le teman a Su Propósito; porque, aunque el temor sea humano, el Propósito Divino es la verdadera expresión de lo que es ser un ser humano; y ya es el tiempo y la hora de encontrar ese Propósito.

Hoy, los bendigo, los renuevo, los libero y los consagro como Hijos y Amigos de Mi Casto Corazón, para que caminen a Mi lado, y Yo los guiaré, para que conversen Conmigo, y Yo los aconsejaré, para que en el silencio Me escuchen, y Yo les hablaré al corazón, para que en oración intercedan Conmigo por este mundo en dolor, para que en el servicio abran Conmigo las puertas de la nueva oportunidad, para que en la simplicidad estén conmigo y sean reconocidos como Mis amigos.

Hijos, Yo los amo, así como el Inmaculado Corazón de María y el Sagrado Corazón de Jesús. Que este Amor los colme, los transforme y les conceda la paz.

Traigan hasta aquí agua para bendecir e incienso.

A través de esta agua los purifico, lavo sus corazones, los renuevo y les doy la paz.

A través de este incienso los libero, los consagro y los bendigo, para que sean merecedores de la Gracia Divina y de la Insondable Misericordia.

Deposito en sus corazones los pequeños lirios que hoy brotan de Mi Casto Corazón, para que aprendan Conmigo a recorrer este camino de transformación de la consciencia humana.

Y les agradezco, hijos, por estar hoy aquí.

Que Mi Paz impregne sus vidas. Que Mi Gracia colme sus espíritus. Que el don de la consagración sea una realidad para sus almas.

Por la potestad que Dios Me concedió, Yo los consagro, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Y, una vez más, les agradezco. Sigan en paz y transmitan la paz al mundo.


Hermana Lucía de Jesús:

Vamos a cantar el himno de nuestra consagración, "Padre de las almas", y así nos preparamos para la Comunión Espiritual.