MENSAJE DIARIO DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN LA COMUNA DE OLMUÉ, VALPARAISO, CHILE, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

El Señor, tu Dios, y Su Amado Hijo nunca mirarán tus pecados, sino los esfuerzos que tu corazón no hace, a fin de agradar a Dios.

El Señor, tu Dios, conoce tu destierro y también ha penetrado en tu desierto. Conoce lo que es árido en ti, pero también lo que es fructífero y da virtudes, dones y gracias a la Creación.

Camina en dirección a la senda del despojamiento y de la renuncia; y te aseguro, hijo Mío, que hallarás la libertad que tanto buscas.

Renuncia por tu Señor, renuncia a lo que más deseas de la vida y estarás en el camino del vacío y de lo incondicional.

Que tus pies no dejen de caminar hacia la Fuente, para poder beber de los Dones de Dios y de Su Gran e Infinito Vacío.

Quédate feliz y no triste por lo que hoy estás viviendo. Agradece a Dios cada prueba, cada desierto y cada desafío interior, porque en la nada hallarás a tu Maestro y Señor. Él te esperará con Sus Brazos abiertos y te librará del peso de las cadenas de tu cuerpo; porque el espíritu que habita en ti, que es inmaterial y divino, se fundirá en comunión con el Señor de las Alturas.

Celebra la hora de tu muerte espiritual, porque cambiarás de ciclo y nacerás a lo nuevo; ya no estarás en lo viejo, sino en lo renovado, porque el Fuego Divino de tu Dios habrá tocado lo más profundo de tu ser para hacerte resurgir de la nada.

No temas renunciar, no temas perder el control de tu forma y el accionar de tus ideas. Que tu vida definitivamente sea de Dios, para que el Todopoderoso pueda hacer de tu consciencia lo que una vez Él hizo de los pueblos y de los patriarcas.

Fúndete ahora en este gran misterio que está latente detrás de la Voluntad de Dios, parte del Amor infinito e invencible del universo, que hará de tu consciencia un nuevo ser a imagen y semejanza de tu Creador.

Que así sea.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Los bendice,

Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz