Domingo, 12 de febrero de 2012

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE MARÍA, MADRE DE LA DIVINA CONCEPCIÓN DE LA TRINIDAD, TRANSMITIDO A FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Queridos hijos:

Mi llamado viene desde Mi Corazón como Madre y Guardiana de todas las almas. Mi esperanza es la salvación de todos y la eterna paz en el mundo para que Dios pueda reinar en la vida creativa de este universo al cual ustedes pertenecen.

Por eso, amados hijos, hoy recuerden dos ejercicios espirituales que los ayudarán durante este ciclo de cambios en el mundo:

  • La adoración interior al Santísimo Corazón de Cristo. En la adoración a Mi Hijo, encontrarán las bases para fortalecer el perdón y el amor en sus corazones.
  • La confesión hecha con el corazón, que los llevará a la verdad y al perdón de todas las faltas cometidas contra el Señor.

Por ello, queridos hijos, Yo les revelo el poder de la Gracia para que vean y sientan que la hora de la reconciliación ha llegado para el mundo entero. Si viven bajo el manto de la oración, las Gracias que llegarán a través de la conversión serán mayores y así estarán viviendo una fe renovada.

El sacramento de la confesión permite que, como almas, estén delante de Dios y de Mi Hijo sin temor y con valentía para perdonar lo que aún no está maduro en sus corazones. La confesión hecha con el corazón podrá liberar al mundo del propio peso y entonces habrá menos dolor en sus corazones. Así, queridos hijos, ustedes le darán vida a los talentos y despertarán a la nueva vida en el Reino de Dios.

Pequeños hijos, la confesión y la adoración los elevarán como almas. Así más Gracias podrán ser derramadas sobre todos los hijos que aún no viven en Dios Padre.

El perdón verdadero, concedido primero a cada uno de ustedes, ayudará a que la Luz de la sabiduría de Mi Hijo llegue después a los corazones de otros hijos para que vivan en paz.

Queridos hijos, todo sacramento es para ser vivido porque son sacramentos del corazón que construyen la nueva alma redimida.

El primer paso es la apertura del corazón, para que después descienda la Misericordia de Mi Hijo. Vivan y clamen por la Divina Misericordia, pues ella es la Fuente Primordial del Perdón.

Los ampara siempre con Amor maternal,

María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad