Viernes, 13 de octubre de 2023

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ EN EL CENTRO MARIANO DEL NIÑO REY, RIO DE JANEIRO, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hoy, les traigo en Mis manos un pergamino con las Siete Voluntades Primordiales del Corazón de Dios para este lugar, Siete Dones Divinos que el Creador aspira a depositar en sus almas y, a través de sus almas, en este planeta.

Esta Comunidad fue llamada Nueva Tierra, no para que se apresuren y vivan el nuevo hombre, porque eso aún no es posible, hijos. Por eso, no tengan prisa, pero no detengan sus pasos.

La nueva Tierra y la nueva vida son una transformación constante. Aun durante y después del Retorno de Cristo, la humanidad seguirá transformándose. Su Presencia moverá el interior de los seres, las células, los átomos, la consciencia, el espíritu, para que poco a poco se transformen en este verdadero arquetipo del Pensamiento Divino, no solo para la Tierra, sino también para toda la vida.

Esta Comunidad es llamada Nueva Tierra para que aquí aspiren a este camino de transformación, para que aquí seres imperfectos de diferentes partes del universo, con historias, con memorias que deben ser purificadas, puedan encontrar la redención. Esta es la esencia de la nueva Tierra y de la nueva vida. Este es el Primer Principio Divino que les traigo: la experiencia de la redención.

El Segundo Principio es la convivencia fraterna entre todos los Reinos, la transformación que sucede en la consciencia humana a través de la relación con la naturaleza. Esto también formará parte de la nueva vida. Por eso, este es un Principio de esta Comunidad Nueva Tierra

La relación con la naturaleza transforma a la consciencia humana. Cada especie aporta su parte para que acontezca esa transformación. Por eso, aquí deben vivir esa experiencia con consciencia y ofrecérsela a todos los que pasen por este lugar, para que en contacto con los animales, los vegetales, los minerales, los seres humanos, los devas de las montañas y de las sierras, los elementales, las consciencias tengan la experiencia de esa oportunidad de transformación.

El Tercer Principio es el servicio, servicio que debe comenzar de adentro hacia afuera. El primer servicio que deben aprender es a través de la transformación de la condición humana dentro de cada uno de ustedes, el contacto con Dios, a través de la oración, para que esta conexión con el Divino los ayude a servir a la humanidad. La humanidad, hijos, necesita urgentemente unirse a Dios. Por eso, la unión y la conexión de cada uno de ustedes con el Creador es el primer servicio que deben prestar a este mundo.

El segundo servicio será al prójimo, aquel que está a su lado todos los días. A través del don de la fraternidad, que Yo les entrego, aprendan a amarse unos a otros a través del servicio. Y aunque no amen y no sean perfectos en el amor, el servicio poco a poco los transformará y les mostrará el camino hacia la esencia del hermano, hacia lo que se oculta en su interior.

Después, el servicio debe expandirse a las familias locales a través de la oración, del acompañamiento, de la simple presencia. También deben experimentar las misiones humanitarias para que tengan experiencia y para que la vivencia de las misiones madure sus consciencias en aquello que, solos o en la vida comunitaria, no consiguieron madurar. El servicio los ayudará a crecer.

El Cuarto Principio, que hoy les traigo, es la intercesión, para que puedan interceder por los niños del mundo a través de la oración. La intercesión, hijos, es algo que deberán aprender y, poco a poco, al descubrir el don de la oración, descubrirán también la Gracia de la intercesión divina.

Por eso, mucho más allá de que los niños crezcan, formen sus familias, tomen sus decisiones; este lugar siempre será un espacio de intercesión por los niños, porque la principal tarea es espiritual y es con la consciencia del planeta. Cada niño, que aquí pasa, representa a la humanidad y, aunque su vida no sea perfecta, lleva consigo una semilla en el corazón que, en los tiempos agudos y en los momentos de necesidad, le hablará a su alma sobre la verdad, el camino y la vida; porque esa es una semilla crística.

El Quinto Principio que les traigo es el perdón; porque aún deberán a aprender a perdonar y aquí tendrán esta Gracia de perdonar las heridas del pasado, de perdonar los errores, de perdonar los desvíos, dentro y fuera de ustedes. Y la conexión interna les mostrará cómo hacer esto de una forma madura, justa y misericordiosa, siempre que sea necesario.

El Sexto Principio es la transformación de la vida, la transformación de la vida humana, de los vicios, de los arquetipos degenerados del viejo hombre. Para eso, deberán caminar hacia la autosustentabilidad, para trabajar con energías renovables y así disipar de la consciencia todo lo que agrede a la naturaleza. El mismo trabajo lo deben hacer dentro de ustedes, tornando sustentable el amor para transformar todo lo que en unos agrede a los otros y a sí mismos.

Y con esto, les entrego el Séptimo Principio, que es el don de la paz; paz que las consciencias encontrarán en este lugar sagrado; paz que las consciencias volverán a sentir aún en tiempos de caos cuando tan solo lleguen aquí, laven sus rostros en la fuente, se sienten y contemplen el portal de la paz y, a través de él, a la naturaleza. Aquí habitará el espíritu de la paz para todos los que la perdieron.

Y así, les entrego una nueva misión: la misión del perdón, de la redención, de la transformación y de la paz.

Así también, hoy vengo de forma especial para consagrarlos, para acogerlos bajo Mi Manto, tal como son. El Creador no espera de ustedes seres perfectos, solo espera que abran sus corazones para que una semilla de la nueva vida empiece a despuntar y que vivan esto en nombre de toda la humanidad, para que aspiren a ser una Nueva Tierra, en nombre de toda la Tierra.

Hoy, hijos, reciban este Propósito Divino para este lugar como para sus almas, reciban Mi bendición paternal y el espíritu de la consagración.

Hoy, comiencen juntos la Novena de los Nuevos Ciclos (1) y, cada día, comprenderán lo que les hablo y cómo cada prueba que les será presentada tiene el sentido de hacerlos crecer. Así como Yo la viví, hoy los invito a vivir la transformación humana en la unidad divina.

Para eso, los bendigo, los guío, los abrazo y los consagro, así como consagro este lugar. Mucho más allá de que puedan oír o no Mi Voz, siempre estoy con ustedes; Yo los acompaño.

Sientan la gratitud de Mi Espíritu por cada paso dado hasta aquí, por cada salto en el vacío, por cada prueba superada, por cada resistencia vencida.

Por eso, hijos, Yo les agradezco, porque así, a pesar de sus dificultades, caminan hacia Dios, y Él construye a través de ustedes la Nueva Tierra.

Traigan aquí agua para bendecir, incienso y óleo de unción.

Así como esta agua es pura, que sean puros sus espíritus. Así como ella es transparente, que ustedes también sean transparentes, verdaderos unos con otros, para que la humanidad aprenda a ingresar en el espíritu de la verdad.

Así como este incienso quema y se transforma, que el Espíritu de Dios también queme y transforme la condición humana para que reciban la Gracia, las virtudes y los dones que provienen de Su Corazón.

Y con este óleo los ungiré, para consagrarlos así a este camino y que por donde vayan, dondequiera que estén, sean reconocidos como Hijos y Amigos de San José, como Mis compañeros, aquellos a cuyo lado caminaré, aquellos a los que escucho, a los que amo, con los que estoy, porque ellos están Conmigo.

Y así, hijos, les doy la Gracia, la bendición y la paz para abrir este nuevo ciclo.

Por la potestad que Dios Me concedió, Yo los consagro en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Sigan en paz y transmitan la paz al mundo.


(1) San José se refiere a la Novena de San José para comenzar Nuevos Ciclos Espirituales.