Viernes, 10 de marzo de 2017

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Aunque tus ojos no vean, hay un Universo que te observa.

Aunque tu mente no lo sepa, hay un Plan perfecto que te espera.

A pesar, hijo, de que tu lado más humano no lo quiera, hay una parte de la Creación que depende también de tu entrega.

Aunque estés cansado, hay una parte de esta Obra que se construye con tus manos.

Aunque parezcas haber caminado mucho, no llegaste al camino definitivo, porque tu rendición debe ser absoluta.

Aunque la Luz ofusque tus ojos, no dejes de contemplarla.

Aunque el Nuevo Tiempo coloque tu ser delante de corrientes desconocidas, sopórtalas. Deja que tu consciencia reconozca un nuevo ciclo universal y cósmico, un nuevo ciclo para toda la Creación.

Aunque pienses, sientas y vivas con una mente, un corazón y un cuerpo humano, deja que tu humanidad sea trascendida por lo que ella verdaderamente es. Renuncia a la ilusión del mundo, para amar la Verdad. Renuncia a la ilusión de tu propio ser para encontrar lo que eres.

Este es el ciclo de la transparencia y de la verdad. No intentes ocultar tus miserias, ni tampoco dejes que la vida mundana oculte tus aspiraciones espirituales, el sentir más profundo de tu alma de encontrar y de ser la Verdad.

Aunque no sepas cuál es la Verdad, reconoce la ilusión y apártate de ella. Aunque lo Real sea desconocido para ti, camina en su dirección, renunciando a toda mentira y existencia vana.

Hijo, deja que tu corazón emita un “sí” al Universo y soporta todo aquello que, dentro y fuera de ti, quisiera que hubieras dicho “no”.

Confía en el Poder de Aquel que te llamó, porque te creó para el amor y no para la falsedad; te creó para la perfección y no para la tibieza; te creó para la unidad y no para el egoísmo.

Contempla el cielo estrellado y reconoce la grandeza de la Vida. Aunque tus ojos solo vean estrellas y no sepan de la vida que en ellas habita, déjate inundar por el Amor de Aquel que muchas veces dejó de lado todas las estrellas que ves en el cielo, para amparar tu pequeña consciencia.

Reconoce tu pequeñez y entonces, hijo, agradece la grandeza del Amor de Dios que, entre tantos astros en el cielo y tan vasta Creación celestial, te encontró y te llamó por el nombre.

Aunque sea con los oídos del corazón, escucha y responde a Su Llamado.

Tu Padre y Amigo,

San José Castísimo