Martes, 27 de octubre de 2015

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS​​​​

Queridos compañeros y siervos de Cristo:

Hoy los invito a que comprendan la importancia de unirse inmediatamente al Propósito de Dios y, como soldados de Su Ejército de Luz, que estén dispuestos a entregar sus propios planes y aspiraciones para que se cumpla el Plan Único, el Plan de Dios, por el bien y por la salvación de toda la humanidad y de todo el planeta.

En estos tiempos, queridos, el universo entero se congrega a cada instante, por medio de sus representantes, para guiar de la mejor manera a la amada humanidad.

Es de esa forma que descienden al mundo impulsos de luz, de redención y de reconciliación que, muchas veces, los corazones no serían merecedores de recibir; pero la intercesión de los Mensajeros Divinos, junto con los verdaderos soldados orantes de la Tierra, está ofreciendo nuevas posibilidades a los seres de este mundo.

Un tiempo atrás, la probabilidad que Dios tenía para la humanidad era que despertaran unos pocos, que serían las semillas para un nuevo futuro. Ahora, gracias al poder de la oración, esa probabilidad aumenta. Por esto, otros hermanos suyos, que no despertarían a tiempo, están recibiendo la posibilidad de reconocer su origen y, así cumplir, al menos en parte, la propia misión.

En cada vuelta de la espiral de la evolución, los seres humanos sorprenden al universo y, ahora, la tarea de los Mensajeros Divinos encuentra espacio para ampliarse y revelar a los corazones lo que vinieron a hacer en este mundo, despertando así su potencial de amar y perdonando el pasado que los ataba a una cadena involutiva.

Sé que muchos no comprenderán Mis palabras inmediatamente, sin embargo, guárdenlas en el corazón, porque aquellos que hoy no las comprenden verán llegar la hora del propio despertar y, ahí sí, al fin las comprenderán.

Les digo todo esto en este momento para que puedan adherirse a los cambios de los Planes de Dios, que son permanentes, porque la humanidad es imprevisible a los ojos del Creador. En estos tiempos, en el que ningún alma podrá perderse del verdadero camino, el Señor está entregando todo para la manifestación de Su amado proyecto de cura y de redención universal, por medio de los seres humanos.

Yo los amo y nuevamente les pido que guarden Mis palabras solo en el corazón; él, por más que no las comprenda, recibirá los impulsos que provienen de ellas, para algún día poder comprenderlas. Paz y redención para todos.

Su padre e instructor,

San José Castísimo