Jueves, 28 de enero de 2016

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE LOS COCOS, CÓRDOBA, ARGENTINA, A LA VISENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

La madurez a la hora de servir surge de la comprensión de que un servicio que se presta respondiendo a un pedido de Dios trasciende la materia y tiene su verdadero propósito en el espíritu.

Cuando el Creador los envía a servir, deben tener consciencia de que son meros instrumentos en Sus Manos, ya que, para equilibrar el gran karma humano, es necesario que sean los propios miembros de la humanidad los ejecutantes e intercesores de este acto de equilibrio.

¿Qué temen cuando los enviamos a servir? ¿Acaso están pensando que serán sus manos las que van a actuar?

No pierdan más tiempo con expectativas, ansiedades ni tampoco con orgullos ni vanidades. Concéntrense en ser verdaderos y simples, obedientes, mansos, vigilantes y pacíficos. Concéntrense en estar unidos a Dios y en pensar en Él todo el tiempo y no en sí mismos.

Cuando estén delante de un acto de servicio, no se confundan. La confusión proviene de la falta de claridad del propósito de sus acciones. Si concentran su atención en Dios, en seguida verán cómo Él abrirá los caminos y les mostrará la mayor necesidad que, de repente, no era aquella en la que pensaban.

Tanto en Medio Oriente como en Chaco, sus hermanos necesitan ser escuchados y encontrar en ustedes un puente para algo superior. Donen aliento, donen esperanza, donen paz de corazón.

No se muestren inmaduros, inseguros ni sin propósito, porque están siendo guiados de cerca tanto por Nuestras palabras como por la intuición y por el corazón, vehículos que siempre usamos para conducirlos. Por eso, déjense guiar internamente.

Confíen en los que elegimos para coordinarlos y dirigirlos en cada misión, porque a esos corazones estamos unidos de una forma especial. No tengan grandes ideas ni quieran realizar servicios heroicos para contar al final, porque la verdadera misión, que sucede en el espíritu, será conocida por pocos y, será admirada solo por Dios, porque la humanidad aún no aprendió a amar la vida del espíritu y, por más que conozca los hechos espirituales, poco le interesará si no hay resultado material.

Por este motivo les pido otra vez que sean más humildes y obedientes, más unidos de corazón los unos con los otros y todos con el Dios Altísimo. Así se cumplirá el Propósito de Dios.

Aquel que los ama y los guía,

San José Castísimo


Que todos aquellos que aspiran a ser misioneros del Plan de Dios escuchen estas palabras y aprendan a servir. Los espíritus verdaderamente atentos nunca piensan que Yo hablo para otros, sino que toman todo para sí; por eso, crecen y maduran como Dios espera.