Coloca tu fe en Dios y no en los hombres, porque la carne es débil y puede fallar.
Coloca tu fe en lo Alto y Supremo, en lo que es inmaterial y proviene de lo Divino, para que así tu consciencia se pueda ampliar.
Coloca tu fe en los Reinos y en la belleza de la Creación, en los universos, estrellas, soles y planetas, porque así hallarás la paz.
Coloca tu fe en lo desconocido, en el misterio y en el conocimiento, porque así crecerá tu espíritu.
Coloca tu fe en el servicio, en el amor y en lo incondicional, porque así conocerás la humildad.
Coloca tu fe en lo infinito, en lo puro y en lo que es bueno, porque así nunca perderás la paz.
Coloca tu fe en el silencio, en lo interno y en la perpetua oración, porque así estarás en Dios.
No coloques tus expectativas ni resultados en lo que es humano, mortal o semejante a ti. Coloca tu fe en lo que es de Cristo, en lo que irradia amor, transparencia y verdad, porque así no estarás sufriendo ni decepcionándote de todo lo que te rodea.
Coloca tu fe en la Llamada de Dios, en el camino del apostolado, en la entrega mayor y en la esperanza del surgimiento de una nueva y consagrada humanidad.
Coloca tu fe en el amor del corazón y así ayudarás a los que no viven estos principios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz