Viernes, 19 de enero de 2024

El Sagrado Llamado
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO EN EL CENTRO MARIANO DEL ESPÍRITU SANTO, CÓRDOBA, ARGENTINA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA EL SAGRADO LLAMADO DEL DÍA 20

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Mi soberano silencio reconstruye los niveles más internos de la consciencia, lugar donde siempre debe estar Dios, para que Él cumpla Su Voluntad a través de cada uno de Sus Hijos.

Hoy, traigo el Poder de Dios a la Tierra, un Poder que no es palpable, pero que es un Poder inextinguible. Es el Poder del Amor que manifestó la Fuente y que luego concretó toda la Creación.

Es este Poder que Me traerá de nuevo a la Tierra, para que Mis compañeros participen de él a través de todas las obras y de todos los movimientos que Yo mismo realizaré en pro de la humanidad y de su reconstrucción espiritual. Porque el Poder de Dios es un bien, un bien mayor y supremo, es un Poder que no hiere, es un Poder que se manifiesta a través de la unidad.

Yo necesito que conozcan este Poder que los transformará y que les traerá de nuevo la Vida; porque este mismo Poder fue el que Me resucitó al tercer día y Me permitió ascender a los Cielos y, antes de eso, Me permitió anunciarles, a todos los que estaban presentes Conmigo en ese momento, que el Hijo de Dios algún día retornaría al mundo; porque, así como las profecías en lo que respecta al Nacimiento de Cristo, el Hijo de Dios, en Belén,  se cumplieron, así las profecías del Sagrado Libro también se cumplirán, porque muchas de ellas hoy las están viviendo en carne propia.

Pero no teman ni tampoco pierdan la fe, porque este Poder vendrá en su auxilio, así como el Espíritu Santo vino en auxilio de los apóstoles y de Mi Santísima Madre, antes de comenzar la gran Obra de la evangelización y de la Palabra de Cristo, su Maestro y Señor.

Porque, quiero decirles que el poder en el ser humano no existe, lo único que existe en todo este universo y más allá de él es el Poder de Dios, fundamentado en Su Amor inconmensurable e inextinguible, fundamentado en Su Unidad redentora y salvífica para cada una de Sus Criaturas, no solo de este planeta, sino también de otros, para todo el universo y para toda la Creación.

El Poder de Dios es lo que le otorgará al mundo la restitución del Gobierno Espiritual que la humanidad perdió completamente y del que se aleja día a día y acontecimiento tras acontecimiento.

Pero les pido, compañeros, que la duda no los arrastre, no los perturbe ni tampoco los persiga. Confíen en el Poder que Dios Me dio, como parte de Él y como parte de Su Vida Divina. Porque Mi hora se está acercando y ya lo saben, lo repito para que lo recuerden y no lo olviden.

El Señor de Israel volverá a santificar y a bendecir al mundo, después de que muchas situaciones internas sean corregidas y muchos acontecimientos sean transformados, para que todo vuelva al principio de la Ley, así como Dios lo pensó en el principio y en el origen.

Deben saber que sus almas y vidas son parte de Mi historia, que se está escribiendo en este mundo. Por eso, Mi Corazón se siente herido cuando no comprenden Mi Mensaje o no lo aceptan; porque no se olviden de que Yo veo todo, aun más allá de lo profundo o de lo espiritual.

Sé que Mi petición es muy grande para ustedes, e incluso Mi Voluntad; pero, ¿a qué le deben temer si ya está todo previsto a partir del Corazón de Dios?

Es tan maravilloso Su Plan de Unidad que aún muchos esperan del otro lado de la puerta para poder atravesarla y vivir esa Unidad Divina que los librará de ustedes mismos para siempre y podrán volar tan alto como las aves para fundirse en la Fuente Inmaterial algún día.

Necesito, en este tiempo, de su experiencia crística y redentora. Que Mis Palabras no sean solo un Mensaje, sino una realidad en ustedes; una realidad propia de la que Yo anhelo participar ardientemente, así como participé de esa realidad con Mis apóstoles y seguidores a través de los tiempos.

Aún espero ese gran paso que no es imposible para nadie, que no exige un cambio tan rotundo ni profundo, sino que parte de una actitud interior y humilde.

No podría ser Quien Soy si Dios no Me hubiera humillado. No podría ser Quien Soy si no hubiera aceptado la Cruz del mundo. Porque recuerden que Soy humano al igual que ustedes y que Soy parte de esta raza, de esta civilización en redención.

Y, a esta raza y a este pueblo sagrado, volveré para estar entre ustedes y entre sus hermanos, para disolver el llanto de los inocentes, de los que verdaderamente sufren y agonizan en este tiempo.

Mi Barca espiritual está pasando por última vez. ¿Se subirán a Mi Barca?

Necesito de una respuesta consciente y de una reflexión; porque lo que Yo les pediría, a cada uno de ustedes, les aseguro que creerían que no lo podrían hacer. Pero Yo sé que lo pueden hacer, porque conozco lo más profundo de ustedes.

No vengo a señalar lo que está imperfecto, sino lo que es perfecto para Dios; porque sus vidas son parte de esa molécula divina que vibra en el espacio-tiempo y que les permite evolucionar y despertar.

Esa debería ser su ardiente aspiración, que esta experiencia en la Tierra sea una experiencia de amor y no de sufrimiento.

Sé que cada uno vive momentos complejos y desconocidos, y que se enfrenta a su propia realidad y a la realidad del mundo, de la sociedad y del país, como es la de Argentina; pero ya no se angustien, ya no se amedrenten, ya no se precipiten, porque este tiempo estaba escrito, compañeros, es parte del Libro del Apocalipsis.

No se queden en el tiempo del dolor, por más que sea una realidad o una experiencia para ustedes, participen del tiempo de la redención y de la paz tan esperada en este mundo en guerras.

No hay nada que impida que Dios pueda intervenir ni tampoco Su Hijo, que está aquí como un buen Pastor y Maestro para servirlos; así como serví en aquel tiempo, en el que muchos participaron y vivieron profundamente; marca y señal que quedaron en el espíritu y que los trajeron hasta aquí, hasta el presente, para reencontrarse Conmigo en comunión eterna, bajo Mi emblema de sabiduría y compasión.

Quiero que hoy se nutran de la Fuente Suprema e Inmaterial que desciende como Agua de Vida a través de Mi Presencia y de Mi Palabra.

Vengo a erguir a los corazones que han caído.

Vengo a ungir, a través de Mi Espíritu, a los que están enfermos de cuerpo y de alma.

Vengo a hacer brillar, dentro de ustedes y de todos sus hermanos, la esencia inmaterial que portan en sí mismos como un Tesoro de Dios que algún día, a través de la redención, reconstruirá espiritualmente al planeta y a toda la humanidad.

Despójense, sí despójense mucho, suelten las aflicciones, libérense de las tristezas, porque aquí está el Consolador, por encima de Su Amadísimo y Venerable Hijo. Este es el Gran Espíritu de la Paz, que se infunde a través de la Santísima Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Este es el Fuego que desciende del universo para reencender a las almas en la llama viva del Propósito y de la misión de cada ser.

Con alegría, estoy aquí, pero también con discernimiento y consciencia, porque es el tiempo de que Mis apóstoles y compañeros crezcan, no solo en espíritu, sino también de corazón. Porque allí, en el corazón de cada uno, Yo quiero entrar y vivir para siempre.

Aún muchos Me deben dar su corazón; lo espero con tantas ansias y oro tanto por esto, porque cuando suceda no se conocerán. Mi Amor será en ustedes para siempre, así como Mi Amor lo es en la Eucaristía y en cada Sacramento que pueden vivir de tiempo en tiempo.

En estos días, fueron renovados, bendecidos y bautizados por Mi Espíritu, desde que compartieron toda esta tarea en Buenos Aires y aquí, en el Sagrado Centro del Espíritu Santo de Dios.

Confíen sus vidas a los siete dones del Santo Espíritu para que la Divina Ciencia los guíe; para que la Inteligencia Divina los conduzca; para que el don del Temor de Dios los acerque cada vez más a Él, no sintiendo una condenación, sino la oportunidad de unirse a Su Gran Espíritu Inmaterial, que espera vivir en las almas buenas y en las que buscan la santidad.

Vengo a cerrar todo lo que ha vivido Argentina en estos días con la Jerarquía Espiritual y Cósmica. Oramos y oraremos para que los frutos de la redención despierten en las almas y se manifiesten en los corazones de Argentina y del mundo entero.

Quiero agradecer el compromiso de los orantes de Argentina, de todos los que sostienen, día tras día y semana tras semana, las diferentes Oraciones por la Paz en las Naciones y por las diferentes causas urgentes, así como la oración tan importante por Argentina, Paraguay y Uruguay, que se las está queriendo acorralar en el abismo.

Pero sigan batallando a través del verbo orante, sin desafiar, sin provocar, solo buscando la paz y el bien por todos aquellos que principalmente están ciegos y sordos de espíritu, y que ya no consiguen ver la Luz en sus caminos. Porque la redención es para todos, no solo para ustedes, es para todos; y Mi Obra es para todos los que se quieran acercar a conocer la amplitud de Mi Corazón Misericordioso.

También vengo aquí, en Gracia y en Misericordia, por los que se consagrarán como nuevos adoradores, y también por una consagración especial para Mí, que espiritualmente estaba esperando el día y la hora que sucediera.

Me alegra que todo esto suceda, y que las almas se consagren conscientemente a este compromiso espiritual que hacen Conmigo y que es irrefutable, que no puede cambiar por cualquier situación de vida; porque es un compromiso espiritual con el Santísimo y Eucarístico Cuerpo de Cristo, presente en el altar para todos los adoradores, incluso los ya consagrados, que en este día tienen la oportunidad ante Mí de renovar sus votos, y también tienen la oportunidad de que muchos más se puedan postular, para que algún día vivan la misma consagración a la adoración perpetua. Impulso espiritual y divino que los sostendrá a todos los que adoren y amen al Santísimo Sacramento del Altar, así como lo aman y lo viven los ángeles.

Quiero que algún día sus almas, de tanto adorar y amar, sean como los ángeles, sean como los santos, sean como todos los seres de buena voluntad que tienen como centro espiritual el Cuerpo Eucarístico de Cristo, su Maestro y Señor. Porque así les abrirán las puertas a aquellos que las tienen cerradas, porque así les abrirán los caminos a aquellos que los tienen cerrados y porque así ayudarán a conducir a las almas perdidas hacia Mi Fraterno y Amoroso Corazón.

Sean valientes, persistan.

El fin del tiempo aún no llegó, mucho aún está por suceder y tienen que estar prontos de corazón y de espíritu, porque deberán poner en práctica todo lo que les enseñé a través de los años. Así, podrán ser Nuevos Cristos, los Cristos del Nuevo Tiempo y de los últimos días.

Llamaremos aquí, ante este humilde y significativo Altar de Cristo, a los que hoy se consagrarán como nuevos adoradores.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Ante el Sagrado Corazón de Jesús, ante esta oportunidad de amar el Plan de Dios por encima de todas las cosas y de todas las situaciones de la vida, ante este portal celestial que Nuestro Señor abrió en esta Aparición hasta la Fuente del Padre Eterno, que nos observa y nos contempla en este momento a todos; ante nuestra pequeñez o aun nuestra imperfección, nos entregamos al Sagrado Corazón en esta consagración de los adoradores que se ofrecerán, a partir de este momento, a imitar a los ángeles a través del Santísimo Sacramento del Altar y que se comprometerán a adorar por la paz y el bien en todo el mundo.

Vamos a bendecirlos.
 

Así como los ángeles Me reconocen en el Cielo, que así las almas Me reconozcan en la Tierra, porque Yo Soy el Amor Vivo de Dios que una vez encarnó en este mundo para enseñarle sobre el Amor y la Misericordia, que con esperanza viene a salvar a todos sin excepción, hasta que se cumplan los Mil Años de Paz.

Que el Soplo del Espíritu descienda sobre estos elementos que portarán como símbolo de Mi Crístico Amor.

Sientan Mi cariño en esto, sientan Mi abrazo en cada gesto, por todas las almas que buscan el bien y que tienen sed, para que se cumpla el tiempo del Padre que fue escrito en el Sagrado Libro de Dios, para que los corazones renazcan y todas las voces sean escuchadas, así como las escucha Dios, en súplica y oración, permitiendo que Su Reino descienda a la Tierra para que las almas ingresen en Su Corazón y vivan la paz que tanto buscan, que tanto esperan.

Así, Sus Hijos son señalados por el Eterno y Único Dios que está en las Alturas y que se refleja en los corazones valientes, en los que buscan la verdad para poder compartirla y así servir por una justa causa, por el bien de todos, por la paz de todos, por la justicia.


Oh, Señor de las Alturas,
abraza con Tu Luz a los que Te buscan y Te siguen,
alivia sus pasos y pies cansados,
sana sus cuerpos,
disuelve sus heridas.

Úngelos, Señor, con Tu Luz Espiritual,
porque hoy reciben, a través de Mi Corazón, Tus dones,
por intermedio de este símbolo
que representa la Orden Gracia Misericordia.

Así como fue anunciado en Fátima,
la Gracia y la Misericordia serían derramadas,
a través de Mi Corazón, sobre las almas sedientas,
sobre todos los que busquen la paz.

Limpia los corazones y purifícalos.
Tú, Señor, tienes el poder de que vuelvan a Tu Origen,
porque ellos en este día son parte de Tu Bien.

El pasado se borra y nace el espíritu,
que ha caminado, a través de los tiempos,
en esta trayectoria universal.

Y el espíritu de cada ser es imantado
por Tu Amor y por Tu Luz,
abriendo las puertas de Tu Infinita e Insondable Misericordia.

Que se cumpla el advenimiento de los escogidos,
de todos los que fueron llamados a seguirme,
porque Tú, Señor, ya lo sabes todo,
y todo se cumplirá.

Que así sea.


Ahora, los ungiré con la Señal Luminosa de la Cruz, en la frente de cada uno, consumando esta consagración, posteriormente, cuando reciban la Eucaristía, luego de la celebración.

Aspiren a que sus ángeles de la guarda escriban en sus Libros de Luz este momento, porque ya estaba escrito. Tengan fe.

Cada momento que vivieron, cada sufrimiento que han cargado, cada dolor que han sentido, ha sido por este momento, porque este es el día de su redención, y los ángeles lo escriben en el Cielo, como también lo escriben en la Tierra.


Oh, Señal Luminosa del Amor de Dios,
hazte presente en los que creen en Ti,
abrázalos con Tu Fuego y vivifícalos,
así como Tú vivificaste y encendiste con Tu Fuego
el Corazón de Tu Amadísimo Hijo, Jesús.


Oh, Agua de Vida que brotaste de la Cruz,
derrámate sobre el mundo,
para que alcance la paz.


Sus corazones ahora Me pertenecen, así como les pertenece Mi Corazón. No lo olviden.

El Señor los consagra como adoradores de Su Glorioso Eucarístico Cuerpo.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Pueden ir en paz.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Luján.


Las nuevas mujeres de Israel se reúnen en este tiempo final para seguir los pasos del Maestro, para hacer resplandecer Sus altares en humildad, alabanza y adoración, para auxiliar a Cristo en Su Obra de Misericordia.

Tu nombre será Jashbalen, Luz del Trono.

Jashbalen, el Señor te bendice y te consagra como Su Auxiliadora de la Divina Misericordia.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Puedes ir en paz.

He cumplido con Mi Propósito. Mi Propósito se cumple en los seres que buscan la Verdad y el Amor de Mi Corazón.

Así, Yo los bendigo y les doy Mi absolución, agradeciéndole a Argentina y a su pueblo su valentía para superarse todos los días, para que se cumpla el bien mayor y se establezca la paz.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

¡Te damos gracias, Señor, por cuánto nos das!

En este encuentro, Te honramos, Señor.

Vamos a cantar como un solo coro, una sola voz y un solo corazón, a pedido de Cristo, la canción “La Voz del Maestro”.

Vamos a expresar, a través de esta canción, nuestra gratitud y también nuestra confirmación de votos, y así nos vamos a preparar para la Celebración Eucarística, que ofreceremos una vez más por la consagración de Argentina al Sagrado Corazón de Jesús.


Relato de Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Queremos finalizar este encuentro con Cristo con un relato que nos pidió compartir con todos, sobre la Aparición, para que podamos llevar este impulso a nuestro corazón, principalmente los hermanos de Argentina, y para que podamos comprender cuantos movimientos realiza la Jerarquía Espiritual en cada encuentro.

Durante la Comunión, estuve intentando repasar todo lo que el Maestro nos mostró y nos reveló. Espero no olvidarme de nada.

En el momento previo a la Aparición de Cristo, la Jerarquía Divina comenzó a manifestarse aquí enfrente, donde está ese árbol, al lado de la fuente. En ese espacio es en donde aconteció la Aparición. Y, como siempre hace la Jerarquía Divina, de forma gradual, se comenzaron a abrir los portales de los Cielos hacia la Tierra, específicamente hacia este lugar, y comenzó a descender la energía de los Cielos, pero hasta ese momento, Cristo no había aparecido.

Lo primero que se manifestó, a través de esos portales de los Cielos fue el Espíritu Santo. La manifestación del Espíritu Santo fue muy contundente, sorpresiva y a través de una paloma de Luz inmaterial.

La paloma estaba con sus alas abiertas y de su pecho emanaban como rayos los siete dones del Espíritu Santo. Y, a su vez, esos siete rayos se ampliaban en muchos rayos más hacia todos nosotros.

Esa paloma de Luz inmaterial estaba viva y, en un momento, esa paloma ascendió un poco hacia arriba, y debajo de los rayos, que ella emanaba, apareció Cristo. Él estaba vestido como Jesús, el Nazareno; pero la expresión de Su manifestación era como la del Sagrado Corazón de Jesús, tenía las Llagas en Sus Manos, en Sus Pies y en Su Costado.

Entonces, Él comenzó a observarnos, a contemplarnos en un absoluto silencio, un soberano silencio, como Él nos dijo.

En ese momento, pensamos que era solo eso, pero cuando Él se manifestó y colocó Sus Pies sobre este árbol, esos portales se fueron ampliando a nivel regional. Esos portales celestiales abarcaban y absorbían muchas situaciones de la Argentina y del planeta.

Después de eso, en forma sucesiva, se fueron presentando otras manifestaciones que les voy a relatar; porque toda esa manifestación, toda esa revelación que nos trajo Jesús, reflejaba y representaba el Poder del Amor de Dios desde el origen de la Fuente. Entonces, teníamos en ese momento a Cristo y por encima de Él al Espíritu Santo.

En diferentes portales celestiales se fueron presentando distintas Jerarquías Angélicas, desde los coros celestiales que cantaban y alababan la Presencia del Señor. En forma circular, fueron creando varios anillos, uno por encima de otro, mientras que atrás de esos portales otros ejércitos comenzaban a trabajar y a servir a la humanidad.

El centro de todo ese movimiento era el Corazón del Maestro, el Amor que el Corazón del Maestro le irradiaba al mundo entero.

Y, como si fuera poco, por encima de esas manifestaciones y de esos coros angélicos, apareció Dios en lo alto. Él se manifestó de la siguiente forma: un Ojo dentro de un Triángulo Dorado; y más allá, en otro plano de consciencia, muy profundo e infinito, en el fondo y al final de esa manifestación, estaba la Fuente de la Creación.

En Su silencio, Cristo les pidió a los diferentes ejércitos que trajeran almas de distintos puntos del mundo. Entonces, los ejércitos angélicos comenzaron a asistir y a auxiliar a diferentes grupos de almas en situaciones de guerra y de conflicto, inclusive almas que habían desencarnado en las guerras. Esas almas eran liberadas y elevadas a los Cielos, y un gran proceso de sufrimiento era aplacado.

En ese momento, Cristo ordena que de los corazones de nuestros hermanos de Argentina se disolvieran todo tipo de sentimientos contrarios. Por eso, nosotros escuchamos que Él habló de disolver la angustia, la tristeza, la indignación, entre tantos otros sentimientos que los ángeles disolvieron al tocar con sus manos el corazón de cada uno de los hermanos de Argentina.

Y para completar este potentísimo trabajo que hoy hizo Cristo, antes de comenzar a transmitir Su Mensaje, Él les ordenó a los ángeles que expusieran sobre este Centro Mariano el Arca de la Santa Alianza.

En ese momento, un coro específico de ángeles trajo el Arca, desde lo alto del Monte Sinaí hasta aquí. Y todos los ángeles desde los diferentes anillos comenzaron a alabar con su canto a todas las Reliquias que estaban en esa Arca. Esos Tesoros Celestiales, muchos de ellos Reliquias de la Pasión de Cristo, que hoy son Terafines universales y que irradian potentes códigos de amor y de redención a la humanidad, fueron expuestos.

¿Por qué? Porque Él ordenó que el Arca se abriera para que esas Reliquias emergieran en el plano espiritual y también en esta tercera dimensión, donde se veía que levitaban sobre este espacio de la Comunidad. Y esto, espiritualmente, reconstruía algo muy desconocido de la Argentina, algo que Él estaba preparando para el próximo tiempo.

Para finalizar, Cristo les ordenó a los ángeles que todas aquellas experiencias auténticas de amor, esas experiencias crísticas que en este presente cada uno de nosotros está viviendo, aprendiendo a experimentar el Amor Crístico, todas esas experiencias internas fueran retiradas de nuestras almas y colocadas en el Arca de la Santa Alianza.

En ese momento, Dios le otorgó una amnistía a la humanidad que, según Cristo, cuyo desenlace continuará.

En este relato, podemos ver que la Jerarquía está trabajando muy ampliamente con el planeta y la humanidad.

Queremos agradecer a los hermanos de Argentina por todo el esfuerzo material, interno y espiritual que hicieron para que toda esta peregrinación, que fue inesperada, fuera posible.

Queremos agradecer a Dios que haya reunido a los videntes de nuevo; y agradecer a todos los que acompañan los encuentros con los Mensajeros Divinos, que apoyan, que donan, para que la Jerarquía pueda cumplir el Plan en esta humanidad.

Muchas gracias a todos.

Viernes, 5 de enero de 2024

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO EN LAVALLEJA, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA EL SEGUNDO DÍA DE LA 121.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Como un ardiente Sol descenderé del universo para iluminar los abismos más profundos del planeta y para retirar de ellos a cuantas almas están sumergidas en esos abismos.

Esa es Mi verdadera misión de volver a la Tierra, no solo para reerguir a la familia espiritual de Dios, a todas las tribus y etnias, sino también para rescatar a los que fueron condenados a la perdición espiritual.

Hasta allí actuará Mi Divina e Insondable Misericordia, antes de que descienda el decreto de la Justicia Divina, que reorganizará a la humanidad y al planeta, para que así se pueda reintegrar el Proyecto de Dios.

Por eso, a través de los tiempos y en estos últimos años, vengo construyendo este momento por medio de ustedes y de sus hermanos; porque, así como les dije ayer, sus vidas deben ser un pilar para Mi Obra, la Obra de la redención del final de los tiempos, y los principios y valores que Dios le enseño a Su sagrado pueblo de Israel deberán estar latentes en sus consciencias y espíritus, porque los necesitarán para atravesar este momento final, que muchos no saben cómo hacerlo por no vivir la vida del espíritu, por estar alejados del Amor Mayor que proviene del universo y de la vida cósmica.

Cada vez que Yo desciendo al mundo, vuelvo a traerles, una y otra vez, ese Amor Mayor que siempre colmará sus espíritus y consciencias; es ese Amor Mayor que los impulsará a dar los pasos y a no retroceder; es lo que los ayudará a definir sus próximos caminos, porque debe haber Cristos en la superficie de la Tierra y esto ya no solo puede ser un mensaje o una aspiración.

Es tiempo de que los Cristos del Nuevo Tiempo sean una realidad, una concreción, una expresión de la Jerarquía. Por esa razón, todos se están purificando, cada uno en lo que precisa y necesita en este momento. Nada está fuera de la Ley.

Aprovechen cada momento como un impulso de ascensión y de trascendencia, como una actitud de absoluto desprendimiento y desapego; para que, en sus consciencias, siendo odres nuevos, Yo coloque vino nuevo, Yo deposite las Voluntades de Dios y Sus más ardientes aspiraciones.

Ahora, este es el tiempo de hacer una síntesis, después de haber caminado tanto hasta este presente, en el que tienen la Gracia de reunirse Conmigo, cara a cara, y de recibir a Mi Divinidad y a Mi Espíritu, al Espíritu de Cristo, que fue Quien se entregó por ustedes en la Cruz, así como se entregó por toda la humanidad, aun sabiendo, compañeros, que muchos en el final de los tiempos no Me corresponderían y no valorarían Mi sacrificio.

Pero el Amor es capaz de mucho más, es capaz de llegar muy lejos cuando se vive un amor desinteresado, abnegado e incondicional. Esto no los retiene en las cosas superficiales ni en ninguna expectativa, no quedan atrapados en ningún resultado o respuesta.

Porque un Cristo del Nuevo Tiempo tiene claro, en su consciencia, que sirve a Dios y a nadie más, y que todo lo que hace, todo lo que vive y todo lo que practica debe estar bajo esa Ley del Amor Mayor, que lo renueva y lo transfigura de tiempo en tiempo, cuantas veces sea necesario.

Esto no lo deja en el pasado, no lo deja sumergido en la tristeza ni en el sufrimiento, al contrario, un Cristo del Nuevo Tiempo tiene claros su misión y el propósito que debe cumplir en su encarnación, de una forma semejante a como su Maestro y Señor cumplió el Propósito de Su encarnación en la Tierra, cuando Yo estuve entre ustedes y entre sus hermanos.

Así, compañeros, la vida no es solo material, no es solo concreta, no es una vida de constantes problemas y sufrimientos, porque los Cristos del Nuevo Tiempo no solo caminan a través del impulso de la ascensión y de la unión con el Plan Divino, sino que también ayudan a sus semejantes y hermanos para que alcancen la misma meta, sin interferir en la decisión del otro.

La escuela de los Cristos del Nuevo Tiempo ya se estará presentando en los planos internos.  ¿Quiénes serán los que se postularán a vivirla, a practicarla y a asumirla?

No es una escuela de emociones ni de intelectos, es una escuela madura de amor al sacrificio y a la sagrada renuncia, de la que muchos quieren escapar porque piensan que pierden el control y su autonomía.

Pero Dios no los quiere colocar en una aflicción, no sería el Padre Eterno ni tampoco sería Su Amadísimo Hijo; al contrario, compañeros, la puerta de Mi Corazón está abierta para mostrarles el camino, que en este último ciclo son invitados y llamados a recorrer por un solo fin, por el triunfo del Amor Redentor en el planeta, en todas las almas posibles y en todos los corazones posibles que necesitan de rescate y de redención.

Aunque no lo crean, Mis amigos, ya tienen la base para vivir esa escuela. Ya tienen las experiencias del pasado y de otros momentos cuando formaron las primeras comunidades cristianas que, a pesar de la adversidad y del peligro, sostuvieron la fe en la Presencia Crística y en el Amor Crístico; y esto hizo surgir, a través de los tiempos y de las experiencias, los frutos de la redención y de la fe de las almas, por su amor a Cristo, el Mesías.

Entonces, compañeros, en la consciencia de sus mundos internos ya está el impulso. Únanse a ese impulso y pidan a Dios la Gracia de poder ser consecuentes para responder a la experiencia de esta escuela de los Nuevos Cristos, porque es un estado interior y no protagónico, porque es un estado de silencio que habla por sí solo a través de los ejemplos y de las buenas actitudes, de las actitudes fraternas y misericordiosas.

Ya era hora de que llegara este momento, de que los Nuevos Cristos del último tiempo se presentaran y fueran una realidad. Si esto sucede, conforme el Plan Divino lo determina, muchos errores en el mundo se justificarán y se enmendarán los graves ultrajes de la humanidad de estos tiempos, para que se les conceda un tiempo más de Misericordia al mundo entero y a todas las almas que más lo necesitan en este momento, para que la puerta de Mi Misericordia no se cierre en esta última hora, sino que todos los que quedaron atrás, puedan cruzar esta puerta de la Misericordia y así tengan la Gracia de recibir la redención como ustedes la recibieron.

Hoy, pido una vez más que Aurora, como un Reino de Amor y de Luz, haga emerger esta Gracia de que Mis últimos apóstoles y compañeros sean consecuentes con la escuela de los Nuevos Cristos.

El mundo necesita de mucha ayuda, las almas se desesperan por no encontrar la paz. Ahora, ustedes que pueden ser un espejo de Mi Amor vayan y sirvan, díganle al mundo que Yo estoy retornando y que Mi hora se acerca, así como se acercó la hora del Señor en el Huerto Getsemaní.

Porque necesito, compañeros, que hoy más que nunca puedan beber del Cáliz que les ofrezco, aunque desconozcan su contenido o aun su propósito; que puedan beber, así como su Maestro bebió del Cáliz en el Huerto Getsemaní. Así, estarán más cerca de Mí y Yo estaré más cerca de ustedes y de sus hermanos.

Hoy, cierro la misión espiritual de la Jerarquía en el Uruguay, pidiéndole al Padre Su bendición para este país y para todo su pueblo, para que no sea estigmatizado por ninguna idea que no sea de la Luz, sino para que sea bendecido por el amor, la caridad y la Misericordia que debe despertar en los corazones sedientos.

Así, elevo Mi oferta a Dios, como sus corazones se elevan hacia Mí, para que seamos testigos de la Divina e Insondable Misericordia, para que los últimos alcancen su meta espiritual y su redención.

Les agradezco a todos los presentes por estos días compartidos y por estar en este Sagrado Lugar de los Ombúes, para que las raíces de la dignidad humana se fortalezcan en ustedes, para que los valores de la familia y de la vida universal florezcan y se eleven en ofrenda a Dios.

Les agradezco y les vuelvo a dar Mi Paz, para que no se olviden que deben ser paz en el mundo.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Jueves, 4 de enero de 2024

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO EN LAVALLEJA, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA EL PRIMER DÍA DE LA 121.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Sus oraciones, cantos y mantras se elevan a los Cielos, así como estos árboles que los abrazan se elevan a los Cielos, para buscar incesantemente la Luz de Dios.

¡Qué bello es ver que esto les suceda a Mis compañeros, ante un mundo muy dividido y martirizado, ante la soledad que abunda en muchos corazones, ante aquellos que ya perdieron la esperanza!

Que desde este recinto sagrado pueda emerger la Luz de Aurora y que, a través de sus corazones y almas, esta Luz hoy se pueda expandir al mundo entero; porque Me encontrarán aquí en este lugar simple, pero sagrado y hasta diría imperceptible.

¡Cuántas cosas maravillosas podría vivir toda la humanidad, así como hoy ustedes las viven conscientemente!

Yo estoy aquí para socorrer a los mundos internos y a todos aquellos que, por alguna razón, perdieron la esperanza y las ganas de vivir.

Yo estoy aquí y Soy su Maestro, el Maestro de siempre, el Galileo, Quien caminó al lado de todos los necesitados, Quien visitó a los hogares de los simples, así como hoy Yo los visito. Soy Quien curó y sanó las heridas más profundas, a través del ofrecimiento de Mi Dolorosa Pasión.

Cada golpe que recibí fue por ustedes. Cada latigazo que sentí fue por ustedes. Cada gota de Sangre que derramé fue por ustedes. Cada dolor que sentí en Mi Ser durante el Calvario fue por ustedes, por la redención del mundo.

Y así, Yo cumplí la Voluntad de Mi Padre, así como hoy ustedes tienen la dicha de cumplir la Voluntad de Mi Padre, en este tiempo final desconocido para la mayoría. Pero si sus almas ya escogieron Mi Camino, ¿de qué tienen miedo? Avancen y ya no retrocedan.

De Mi Corazón, Yo les entrego lo mismo que les entregué a Mis apóstoles cuando los envié a predicar el Mensaje del Señor a todos los rincones de la Tierra.

Hoy, Yo los envío como Mis portadores de la paz, de la paz tan necesaria para el mundo y la humanidad, la paz que desaparece día a día de la faz de la Tierra, la paz que desaparece de los mundos internos de muchas almas en el mundo.

Hoy, Mis amigos y compañeros, les vuelvo a presentar Mi sed, Mi sed espiritual, una sed más profunda que la que sentí en lo alto de la Cruz y en los últimos minutos de Mi Vida, antes de terminar de padecer por ustedes y la humanidad.

Por eso, esta respuesta sensata de los consecuentes alegra Mi Corazón, ante tantos ultrajes y agravios en el mundo; porque en verdad, les digo que son muchas las almas que están sufriendo en este tiempo, muchas.

Que sus vidas puedan ser un pilar de Mi Amor en esta superficie. Que, más allá de sus imperfecciones o aun de sus incertidumbres, la fe del Señor los sostenga, los fortalezca y los impulse a aspirar siempre a cumplir la Voluntad de Mi Padre, que también es Mi Voluntad.

Por eso hoy, de manera especial, Aurora se refleja en la humanidad de superficie como un Espejo, en el que todos se pueden ver reflejados por medio de la esencia de la vida y de lo que es real para sus mundos internos.

La aridez de esta humanidad está en el vacío y en la sequedad de los mundos internos, de lo que muchos están viviendo en este tiempo por no confiar en Mi Misericordia. Pero ustedes, que ya conocen Mi Misericordia, decídanse a ser misericordiosos con ustedes mismos y con todos los que los rodean, sin negarle el auxilio a quien lo necesite, sin dejar de socorrer a quien lo pida, sin dejar de atender a quien lo necesite, a quien les golpee la puerta; porque el amor debe reinar en este momento para que la oscuridad sea disipada del mundo y de las almas. 

Yo vengo a cerrar un ciclo con ustedes, para comenzar así una nueva etapa preparatoria del Retorno del Señor. Pero Yo solo podré retornar, compañeros, cuando ustedes ya estén prontos y decididos.

Yo no hablo de forzar un compromiso, Yo les hablo de que sean Mis instrumentos en el mundo, los instrumentos que Yo necesito para poder obrar y hacer milagros, y aunque les parezca imposible, para el Señor nada es imposible.

Hoy, ustedes Me reciben aquí, en este Sagrado Bosque de los Ombúes, así como Mis apóstoles y seguidores Me recibieron muchas veces en Tierra Santa. Y, desde aquí, ayudo a Mi Tierra Santa herida y martirizada por la guerra y por la vida de todos los inocentes que murieron sin justicia ni misericordia.

¿Ahora, entienden a dónde Yo quiero llegar, compañeros?

Es muy simple lo que Yo necesito, lo que necesito es de su verdad, de su incondicionalidad y de su fe para ayudar a cuantos sufren en este momento, para socorrer a cuantos emigran sin ningún futuro y se les cierran todas las puertas en vez de abrírselas para darles una oportunidad, como es el caso de muchas familias inmigrantes.

Yo camino al lado de cada uno de ellos, así como camino a su lado, compañeros. Mi Corazón se ofrece, una vez más a ustedes, como el refugio para su desesperación y agonía, como el portal de la paz para todos los corazones y vidas que confíen en Mí.

Sean valientes y prepárense para los nuevos desafíos, Yo siempre estaré allí para sostenerlos en este camino de la desconocida transición planetaria.

Pero llegará el día y llegará la hora en los que Me verán venir entre las nubes, y algunos Me encontrarán cara a cara en un lugar semejante a este, como fue en el huerto con las santas mujeres que vigilaron ardientemente en oración por la Resurrección del Señor y no dudaron.

Aunque aparentemente todo era una derrota, el triunfo de Mi Amor en el mundo y en las almas fue a través del solemne silencio y de la aceptación del Cáliz de la agonía en el Huerto Getsemaní.

Hoy aquí, en este lugar de Uruguay, Me siento como en el Huerto Getsemaní, pero no en un huerto de agonía, sino en un huerto de consuelo y de fortaleza de todos Mis compañeros y compañeras; la fortaleza que Me da la presencia de Mi Cuerpo Místico en el mundo, formado a través de todas las almas que viven por Cristo y en Cristo.

Sigan así y no desistan, tiempos fuertes llegarán en poco tiempo. Tómense de Mi Manto cuando lo necesiten, agárrense de Mi Mano cuando lo necesiten, sientan el latir de Mi Corazón cuando lo necesiten, y todo estará bien, porque el Amor de Dios siempre triunfará por encima de todo mal y de toda adversidad.

Estén firmes, decididos y abiertos de corazón, para que Yo los pueda guiar como los guíe hasta ahora, en el silencio de Mi paternidad espiritual y de Mi amistad celestial.
Que sus corazones sean portadores de Mi Gracia y de Mi Misericordia, por un mundo que agoniza, perdiendo su propia luz y su propia paz.

Que la eterna Luz de Aurora ilumine todos los espacios, dimensiones y planos para que el Hijo Solar sea reconocido en Su Retorno a la Tierra; porque, así como ascendí a los Cielos, de los Cielos descenderé.

Así como Dios, a través de sus ángeles, en el Huerto Getsemaní Me reveló las maravillas de Mis compañeros y compañeras hasta el final de los tiempos; así, Yo Me maravillaré al encontrarlos cara a cara y poder ver a través de sus ojos, en una amorosa mirada, los frutos de la redención de sus vidas.

Una vez más, les agradezco por acompañarme en solemnidad, reverencia y gratitud por todos los que necesitan ayuda.

Les agradezco.

En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Miércoles, 3 de enero de 2024

Maratón de la Divina Misericordia
MENSAJE EXTRAORDINARIO DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, TRANSMITIDO EN MALDONADO, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA LA 121.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
             
Vengan a Mi Océano de Misericordia y en fe caminen sobre las aguas, así como Yo le dije a Pedro. Antes de que su fe se debilitara, él caminó sobre las aguas, sin percibirlo.

Esto es lo que hoy los invito a hacer nuevamente. Necesito que el mundo camine hacia lo desconocido, para aprender a superar los miedos de todo aquello que no puede controlar o retener.

Yo vengo a enseñarles el camino, porque Yo Soy el Camino. Yo ya estuve con ustedes en Tierra Santa y ustedes estuvieron Conmigo, más cerca de lo que se pueden imaginar.

¿Cuántas veces tocaron Mi túnica? ¿Cuántas veces, en Tierra Santa, rogaron por Mi bendición? ¿En cuántas oportunidades escucharon Mi Voz, predicando y enseñando el Evangelio? ¿Cuántos de ustedes siguieron los pasos de la Cruz del Señor, hasta lo alto del Monte Calvario?

Recuerden todo lo que una vez vivieron Conmigo y tengan fe, porque Cielo y Tierra pasarán, mas Mis Palabras permanecerán en los corazones que creen en Mí.

Y hoy, estoy aquí, sobre los mares de Uruguay, porque vengo a cumplir con Mi promesa, el Señor está retornando y con Él retornarán todas las estrellas, todos los soles y todo el firmamento.

Felices serán los que caminen Conmigo hasta el final, superando sus propios miedos, transcendiendo sus propios obstáculos, confiando plenamente en el Amor de Mi Corazón.

He aquí el Corazón Vivo del Maestro, que palpita de Amor por las almas; es un Corazón sediento de los que están perdidos y agonizando. Pero, Mi Misericordia y el Océano de Mi Amor son más grandes que todo este océano.

Yo nací por ustedes, Yo viví por ustedes y por ustedes morí en la Cruz, por ustedes resucité al tercer día y por ustedes ascendí a los Cielos para poder retornar en algún momento al mundo.

En sus almas está escrita la historia que nos une, que nos hace reencontrar una y otra vez, a través de los tiempos. Yo estoy al lado de los que caminan en Mi Camino y Mi Mano se extiende para bendecirlos con el Amor de Mi Padre.

Hoy, vengo con un Mensaje de gratitud para todos los uruguayos; para los que trabajan, día a día, preparando Mi Retorno; para los que esperan encontrarme, cara a cara, como Santa María Magdalena Me encontró en el huerto del Sepulcro.

Hoy, los llamo por su nombre, así como llamé a María Magdalena, para decirles que aquí estoy.

Mi Presencia es inmutable. Mi Amor es inextinguible. Mi Consciencia no cambia, sino evoluciona. Así como ustedes pueden evolucionar, dando los pasos que son necesarios en estos tiempos, ante un mundo herido y ultrajado por el conflicto y la guerra, por la crueldad y la maldad.

Pero, Yo vengo a traerles, a ustedes y a sus hermanos, toda la esperanza que hay en el Reino de los Cielos y toda la alegría de servir a Dios incansablemente, haciendo lo mejor hasta el fin.

A través de este momento, Yo vengo a estar con ustedes para que Me puedan sentir y reconocer como su Maestro, como Aquel a Quien le fueron lavados los Pies con las lágrimas de las santas mujeres, como Aquel que fue ungido por el aceite santo de las santas mujeres.

Mi sostén estaba en ellas y el sostén de las santas mujeres estaba en Mí, y así se manifestaba la Fraternidad Blanca. Hoy, ustedes forman parte de esa misma Fraternidad, porque ya nos conocemos y nos sabemos. Por eso, no se detengan en lo que es material y concreto ni tampoco en lo que es mental.

Dejen y permitan que sus corazones crezcan en el amor, en la bondad y en la misericordia. Que sus vidas sean Mi gesto de Amor para el mundo, a pesar de las ofensas, a pesar de los agravios y a pesar de las indiferencias que puedan vivir.

Hagan todo en nombre de Mi Amor, para que el Amor reine en el mundo y en la humanidad; para que el Amor retorne a los corazones que lo están perdiendo por el sufrimiento, el vacío, la angustia y la desesperación.

Que sus vidas sean Mi ejemplo en el mundo, el ejemplo de la Presencia incansable del Señor, que no se detiene, que no descansa; porque el Pastor trabaja por Sus rebaños para que todos alcancen la meta espiritual que está escrita en la esencia profunda de cada ser.

Deseo que este año que comienza sea un año de mayor concordia, esperanza y paz. Que se puedan reconocer, los unos a los otros, como hermanos de un mismo camino y de un mismo Padre que está en los Cielos; porque Yo Soy el Señor de Israel y vengo a recordarle el Llamado de Dios al mundo entero.

Detengan el caos, detengan los conflictos, disuelvan las discordias.

Ámense, así como Yo los amo.

Vivan, así como Yo vivo, y la Verdad los liberará para siempre.

Sobre estos océanos y, más aún, en sus corazones, el Señor hoy encuentra reposo. Porque Yo quiero estar en ustedes, así como espero que ustedes quieran estar en Mí, en comunión con la vida infinita, en unión con todo el universo.

En esta Maratón, recemos, compañeros, para que sea un año de más esperanza, paz y justicia, para que el amor sustituya a la venganza, para que la paz sustituya al odio, para que el bien sustituya al mal, para que la unidad sustituya a la indiferencia, para que el perdón sustituya al error.

Oremos para que se alcance la paz en el mundo y el fin de la guerra, de todas las guerras en sus diferentes manifestaciones y formas; a fin de que las almas alcancen el alivio, la cura y la redención.

Yo los reúno en el nombre de la Gracia.

Yo les agradezco por estar aquí Conmigo, en la simplicidad y en la humildad del espíritu; porque allí está Dios, en la simplicidad y en la humildad del espíritu.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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