Martes, 24 de diciembre de 2013

Apariciones
APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Queridos hijos:

Mientras el mundo celebra una noche de Luz, la oscuridad celebra una noche de tinieblas, pero Mi Inmaculado Corazón triunfará para que pueda reverberar la Palabra de Dios sobre la Tierra.  

En este encuentro de hoy, queridos hijos, los invito a la conversión verdadera. Que sus corazones se abran definitivamente a Mi llamado para que Yo, a través de Mis manos, pueda desatar los nudos en sus vidas.

Conviértanse a Mi Hijo, queridos hijos, porque así ayudarán a que se convierta la humanidad. Mientras la Luz del Reino de Dios desciende en esta noche sobre el mundo, Mi Corazón proclama la grandeza del Reino Celestial.

Ángeles y Arcángeles se congregan para una misión importante, las Huestes de Emmanuel descienden a la Tierra para poder liberar al purgatorio terrenal y a todos aquellos que se han condenado, a lo largo de los tiempos, al sufrimiento y a la perdición, a la ausencia del alma y del amor, a la falta de fe en Dios. 

Por eso, la Santísima y Poderosa Madre, Quien se anuncia en esta noche a ustedes, les trae la gran Estrella de la Fraternidad, aquella que iluminó perpetuamente el universo y la Tierra durante tres días seguidos en las esferas celestiales de Belén.

Por eso, reciban este símbolo de confraternidad para que pueda sembrarse en sus corazones y definitivamente se conviertan en grandes soles sobre la Tierra. Necesito, en esta noche, de guerreros para estos tiempos definitivos. No pierdan tiempo en conflictos, en desarmonías, en discusiones; abran sus corazones a la redención.

La Llama Perpetua de Dios desea ingresar profundamente en sus vidas; por eso, Mi Corazón se aproxima a sus corazones para que puedan sentir el mismo palpitar de Mi Luz Maternal, aquella que viene a socorrerlos, auxiliarlos y ampararlos en este tiempo final.

Caminen juntos, queridos hijos, y realicen la proclamación del Amor. 

Anuncien al mundo que Yo he llegado aquí, como también he llegado a Medjugorje.

En estas fechas tan especiales, queridos hijos, hay una gran confrontación entre la Luz y el mal. El juego se está jugando en el tablero: ¿quién se definirá?, ¿quién seguirá Mis pasos?, ¿quién verá la Luz del más allá para poder recibir a Dios en el corazón?

Mi Hijo espera ardientemente a los nuevos apóstoles para poder sellar en sus esencias la energía de la cristificación, aquella que los transformará profundamente de un día para otro, de la noche a la mañana; para que puedan despertar a lo nuevo y a lo verdadero, a aquel diseño tan perfecto que existe en los Reinos de Dios, que muchos desconocen porque se han desconectado de la verdadera realidad.

Por eso, en esta noche, Yo vengo a su encuentro, recibiendo en Mi Corazón Maternal sus súplicas y sus intenciones.

Queridos hijos, verdaderamente es hora de despertar. El Señor quiere reunir a todos Sus rebaños, porque el enemigo se ha encargado de separarlos a través de las diferencias y de las ideas que cada uno de Mis hijos tiene sobre la Verdad.

Por eso, Yo los invito, queridos hijos, especialmente a todas las benditas familias que hoy están coligadas Conmigo en lo profundo del corazón y del espíritu, a que realicemos una verdadera consagración, para que Dios pueda recibir en Su Reino ese gran ofertorio que todos pueden realizar en este tiempo tan definitivo.

Hoy, Mi Corazón Inmaculado resplandece. La gran Estrella de Belén reverbera en el sutil universo, enviando sus códigos de Luz a todos aquellos que los quieran recibir.

Queridos hijos, el universo y la Tierra en esta noche comulgan a través del Nacimiento de Mi Hijo y de la venida de Mi Inmaculado Corazón a sus vidas.

Mi Hijo espera que verdaderamente puedan dar los pasos. Pero cada uno de ustedes sabrá ante Dios lo que Me puede dar; con Gracia y alegría, recibo todas sus ofertas.

Hoy, les traigo un fiel ejemplo de Mi tarea mariana espiritual, aquella que Yo he hecho a lo largo de estos años, caminando al lado de Mis hijos, de los peregrinos que buscan la Luz del Padre en este tiempo de tinieblas. Pero no teman, hijos amados, la Luz prevalecerá siempre y cuando crean en ella; ella tiene un poder invencible porque es una emanación de la Fuente de Dios.

Colíguense todos los días con lo Alto a través de la oración, del servicio y de la caridad. Dios espera de ustedes los mejores resultados en este camino de peregrinos que, definitivamente, después de esta vida los llevará al Paraíso.

Ustedes tienen que trabajar, en este tiempo, hijos amados, por el próximo mundo que los espera. No hay nada más que hacer sobre esta Tierra, solo rezar y rezar con el corazón.

Abran las puertas para recibir a Mi Hijo, Él espera nacer verdaderamente en ustedes, para que puedan salir de sí mismos y ahora, en este tiempo, pueda reinar la redención, camino infinito hacia la paz. 

Por eso, en esta noche, hijos amados, reúno a un grupo de Mis hijos que han respondido a Mi llamado a través del sacrificio y de la donación, pero espero que muchos más lleguen a este encuentro con Mi Inmaculado Corazón.

No estoy definiendo méritos en la Tierra, sino profundas Gracias para sus corazones; un estado especial y espiritual que Dios les está concediendo a través de este día de consagración.

Por eso, los invito a que se animen a consagrarse, cada uno sabrá cómo se podrá consagrar, vivan esta comunión perfecta con Dios porque Él siempre los esperará.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

La Madre está pidiéndonos que cantemos el cántico de consagración, aquel cántico que nació en la Comunidad de Figueira, y pide la aproximación de todos los Hijos de María para bendecirlos y consagrarlos.

 

Queridísimos hijos Míos, ante la Estrella grandiosa de Belén enviada por Dios al mundo para iluminar a toda la raza, al futuro de todas las generaciones, y ante el compromiso que Mi Corazón Inmaculado realizó en Dios y por Dios, vengo en esta noche a bendecirlos y a consagrarlos al Reino de Mi Paz.

Por eso, Yo les pedí desde el principio que se vistieran de color celeste para que llevaran sobre sus cuerpos la protección de Mi Manto, aquel que Me cubrió durante el Vía Crucis, que peregrinó junto con Mi Hijo, proclamando en aquellos tiempos la Palabra de Dios. 

A través de este simple símbolo, derramo los Códigos que Yo he alcanzado a través de Mi vida en esta amada Tierra. Como Madre de todos, a través de este ejercicio de consagración, consagro a toda la humanidad; especialmente a aquellos que no escuchan a Dios y que viven lejos de Dios, apartados de la Luz de Mi Hijo y del Amor verdadero de Mi Corazón.

Espero haber podido construir, en estos años, sus sagradas moradas. 

Mi pureza está con ustedes, Mi simplicidad los acompaña y Mi sacrificio de estar en este mundo también los acompaña en esta eterna peregrinación para despertar a los corazones heridos y curar a las almas que están agonizando en todo este mundo.

Queridos hijos, colocando Mis manos sobre ustedes, Yo los bendigo y los perdono. Les entrego Mi Divina Misericordia, aquella que Mi Hijo derramó cuando brotó Sangre y Agua de Su Costado; y que este precioso Presente espiritual, esta Fuente inagotable de redención y de paz pueda permanecer en sus corazones y en sus esencias.

Recuerden, queridos hijos, que después de tantas pruebas que han vivido, de las renuncias y de los esfuerzos, vendrán tiempos mejores para todos. Dios nunca abandona a los que confían plenamente en Su Plan de Amor. Él quiere transformar sus vidas y despertar nuevamente el compromiso que han hecho Conmigo una vez en Nazaret.

Como Madre, los reúno nuevamente y les agradezco a todos ustedes por su dedicación a Mi Plan. Porque por detrás de todo este misterio inmaterial e invisible, existe Mi caminar; los pasos de Luz que Yo doy por ustedes en el silencio de Mi Corazón, acompañándolos a su lado para que no caigan en esos abismos que el mundo creó, sino que puedan construir nuevos puentes sobre esos abismos para que muchas almas, que se han perdido por falta de la fe y de amor, puedan resucitar espiritualmente.

Abran sus corazones y sientan la Luz de Mi Corazón, la caricia de Mis manos sobre sus rostros y la bendición que Yo les entrego a través de Mi abrazo de Madre. Que Mi Inmaculado Corazón sea la Estrella Guía para sus vidas y la de sus hermanos.

Les agradezco, pequeñísimos y queridos Míos, por haber respondido siempre a Mi llamado. Recuerden: verán los frutos en el Paraíso.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

La Madre está solicitando que nuevamente suenen las campanas y cantemos “Regina de la Pace” para unirnos a Medjugorje y recibir a Cristo en nuestro corazón.

 

Hasta mañana, queridos hijos. 

Vivan una noche de paz, eso es lo más importante para sus vidas.

Gracias, queridas familias que Me escuchan y que se unen a Mí, por haber manifestado el Pesebre, respondiendo al Llamado de Mi hijo. Este es el símbolo fiel de la Nueva Humanidad.

¡Les agradezco!