Jueves, 25 de agosto de 2022

Apariciones
APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cuando la Jerarquía está presente, algunas situaciones de adversidad no se materializan en la superficie, porque es la Presencia de la Jerarquía que lo evita; y más aún, esas situaciones se disuelven cuando las almas y los corazones se unen a Mí en esta propuesta, por más desconocida que parezca, aunque sea difícil de comprender.

Por eso, la Jerarquía cuenta con los servidores, cuenta con los orantes, con aquellos que están abiertos a vivir en adhesión para seguir los pasos que la Jerarquía determina en estos tiempos. 

Aunque exteriormente parezca que el tiempo sigue igual. Yo les digo, hijos Míos, que tengan cuidado, para que no sean engañados, sino que sus corazones estén vigilantes y atentos a las señales que da la Jerarquía en este ciclo, señales que intentan evitar en las naciones muchas situaciones, muchas de ellas desconocidas por todos.

Por eso, la Jerarquía está aquí, no tendría otra razón para estar aquí en este momento planetario y en este ciclo. Por eso, el Padre Eterno cuenta con todos los que son consecuentes, con aquellos que necesitan saber responder al Llamado del Padre, aprendiendo así, como aprende la Jerarquía de este planeta y de esta humanidad, sabiendo que más allá de todo existe un Plan perfecto por cumplirse y, esa parte del Plan, primero debe cumplirse en ustedes, para después cumplirse en el mundo.

De esa forma, la Jerarquía abre la puerta de Su Corazón para que ustedes puedan entrar, con la misión de que puedan sentir y pensar como siente y piensa la Jerarquía; para que aprendan a vivir en la Ley de la Impermanencia, porque el Plan no es estático, el Plan no se basa en la ley de la inercia, sino que el Plan es dinámico en este ciclo final, porque son tantas, tantas las necesidades y emergencias, que no bastaría el tiempo que estoy aquí con ustedes para explicárselas. 

Pero sí, la Jerarquía Espiritual puede abarcar muchas cosas, la Jerarquía Espiritual puede atender a muchas situaciones del planeta y de la humanidad. Piensen, en este momento, todo lo que está sucediendo en los diferentes puntos de la Tierra, mientras la Jerarquía está aquí, hablándoles, mientras la Jerarquía está aquí, transmitiéndoles Sus impulsos.

¡Cuántas, pero cuántas consciencias sufren, en este mismo momento, hambre, guerras, persecución, migración, enfermedades terminales y durísimas pruebas! 

¡Cuántos, pero cuántos están lejos de la Gracia de Dios!  

Y ustedes, Mis hijos, ¿consiguen percibir y valorar esa Gracia que está sobre ustedes y, que, a pesar de lo que han vivido en estos últimos años, esa Gracia no se ha alejado de ustedes, no se ha alejado de sus corazones?

Aprendan a apreciar lo que les entrega la Jerarquía Espiritual, porque nunca les daremos tesoros materiales. Esa no es la misión de la Jerarquía, de ninguna Jerarquía de este Universo Sideral. Los tesoros que les podemos legar son internos, son dádivas incalculables que no solo transforman sus vidas, sino que colocan a sus consciencias en el lugar donde siempre debieron estar.

Por eso, piensen por un momento cuánto han caminado en esta trayectoria universal; cuántas puertas han golpeado, esperando que se abrieran. Pero, recuerden que existe una única puerta que siempre se abrirá, que es la que el mundo entero está olvidando en este tiempo; está olvidándose de golpear la Puerta del Corazón de Dios, para entrar en Su Eterno Reino, en Su Reino de Dádivas, de Gracias y de Misericordias, de tesoros incalculables e inextinguibles que los ojos humanos no pueden valorar ni apreciar, pero que el alma que ora verdaderamente con su corazón, sí puede apreciar y valorar.    

Por eso, en este tiempo, Yo los llamo a no desperdiciar los tesoros de la Jerarquía, como algunos lo hicieron de forma ignorante e inconsecuente. 

Únicas son las oportunidades que les daremos a todos. Únicas serán las puertas que abriremos en este tiempo final; porque cielo y tierra pasarán, pero la Palabra de Mi Hijo siempre permanecerá latente en el corazón abierto a la transformación, latente en el corazón sediento de la Palabra de Cristo, latente en el corazón que no teme transformarse, latente en el corazón que no teme decir sí a lo desconocido, aquello que no puede tocar y no puede ver, aquello que está latente en el Universo Inmaterial.

Por eso, valoren sus espíritus, reconozcan la existencia de su templo interior, reconozcan la existencia de su universo interior, y vean como los hombres y mujeres de la Tierra están padeciendo el sufrimiento, están desconectados de lo Divino, están en depresión o en locura porque no consiguen unirse a sus almas.

¿Pero, qué más podemos hacer para que esto se resuelva, para que el mundo entero perciba que es el tiempo del Armagedón y que las Leyes Universales se cumplirán más que nunca?

Por eso, alineen su pensamiento, alineen sus sentimientos. Sean consecuentes con la obra de caridad y de servicio; y les aseguro, Mis hijos, en el nombre de Cristo, que estarán protegidos de ustedes mismos; porque Mi enemigo, el gran adversario de todos, nunca alcanzará lo que es Divino y Eterno. Él trabaja en lo que es mundano, bajo y vulnerable.

Eleven sus consciencias, para elevar sus vibraciones, y el puente seguro para esto siempre será la oración. Cuando dejen de orar se desconectarán. Cuando dejen de servir se desesperarán y no será justo que la culpa la tenga Dios. 

Sean capaces de humillarse y de reconocerse a ustedes mismos, porque si alguien no lo hace, ¿el mundo lo hará?

¿Quién justificará, ante el Padre, todos los errores cometidos hasta el presente?

¿Quién será capaz de sostener el pecado de la guerra y de la sangre derramada en el mundo?, sabiendo que, desde hace más de dos mil años, venimos acompañando, a través de Nuestros Corazones, cada uno de sus pasos y pruebas.

Este es el tiempo de madurar. La escuela de los niños ya terminó hace tiempo. Es hora de que asuman con Nosotros la situación planetaria. Es hora de que forjen en ustedes mismos lo mejor, lo que necesita Mi Hijo para poder cumplir con Su Retorno.

Nuestras Palabras ya no son poesías. Nuestras Palabras ya son afirmaciones, las últimas afirmaciones del fin de los tiempos. 

Por eso, es hora de que crezcan interiormente. Es hora de apóstoles decididos y no tibios. Es hora de que den la cara por Mi Hijo; porque el mundo no puede sucumbir, el aborto no puede prevalecer, el pecado de los sacerdotes no puede prevalecer; porque todo eso fortalece la impunidad, la injusticia y lo que ustedes llaman desgracia.

Recuerden que siempre tendrán un lugar en el Corazón de la Jerarquía, aun aquellos que dieron pasos hacia atrás, aquellos que se olvidaron de su compromiso con Cristo. Más allá de todo eso, Mi Hijo los perdonó, como también los perdonó en lo alto de la Cruz. Él no solo perdonó a todos los que lo hirieron y lo humillaron hace más de dos mil años, Él entregó Su Ser por todos ustedes hasta el presente y hasta el último día de la Tierra.

Por eso, Dios, en este momento, está con Su Libro abierto y ha detenido Su Mano, ha parado de escribir, esperando que las almas sean las que escriban la nueva historia de la humanidad.

No se distraigan cuando les estoy hablando, porque hoy solo tengo el permiso para poder decirles estas cosas. Ustedes saben que, como su Madre, la Madre de la humanidad, iré hasta el final, hasta alcanzar lo que necesito por la redención y la conversión de Mis hijos.

Por eso, deténganse y mediten sobre lo que les dije hace poco tiempo: Dios ha detenido Su pluma y ha parado de escribir.

¿Cuáles serán las almas que se ofrecerán para escribir la redención del mundo? 

¿Cuáles serán los corazones que se postularán para que el mundo y el proyecto no se precipiten? 

¿Cuáles serán las consciencias que darán sus vidas para ser testigos del Retorno de Cristo?, que está muy cerca.

El Padre Celestial está hablando a través de Mí, y esto no es una analogía. Él les está hablando a todos, así como le habló al pueblo de Israel; porque Él aspira a que su sagrado pueblo no solo lo siga amando, sino que sea parte de Su Reino, el Reino Celestial que deberá descender a la Tierra en el Sagrado Retorno del Señor.

Él viene a buscar a Sus apóstoles de los últimos tiempos.

Hijos, esto no es romántico, es algo concreto que Mi Hijo necesita ver con Sus propios Ojos, y ustedes, más que nadie, saben lo que le deben dar.

¿Por qué esperan dar el paso?

Mi Hijo tiene sed, sed de que lo amen para saciar la angustia de Su Corazón por los que sufren y padecen.

Mi Hijo tiene sed de que lo adoren, por aquellos que hacen sacrilegios sobre Su Altar y perforan Su Corazón con injurias y pecados.

¿Cuáles serán las almas que lo consolarán, en eterna confianza y servicio?

Esto permitirá que la Mano de Dios siga escribiendo la nueva historia. Esto le concederá al mundo la paz, la paz que ha sido ultrajada, el amor en los corazones que ha sido violado; ya que la impunidad ha dejado a muchas naciones en la esclavitud.

Mi Hijo, más que nadie, sabe que eso debe terminar pronto.

Si Él, hace dos mil años, caminó entre ustedes y llevó en Su Corazón la experiencia de estar con Sus amigos y compañeros, ¿cuántos de ustedes lo vieron predicar? ¿Recuerdan?

¿Cuántos de ustedes presenciaron Sus milagros?

¿Cuántos fueron al sepulcro para adorarlo, sabiendo que Él era el Mesías?

Ahora, Él Me envía, una vez más al mundo, así como envió a Sus apóstoles a predicar por la Tierra.

Él desea ardientemente que las almas ya no sean Sus estigmas, sino que Él desea que las almas sean la propia alegría que brota de Su Corazón, y que sean capaces de comprender que hay que cumplir un Plan, y hasta que esto no suceda, Nuestra Voz no se callará, en este lugar ni en ningún otro.

Por eso, Yo Soy Su Sierva y Esclava que sigue apareciendo, a través de los tiempos, para avisarle al mundo sobre el momento que está atravesando y padeciendo.

Nuestras Entrañas desbordan de Misericordia. En Nuestra Sangre circula la Gracia de Dios. Nuestras Manos están llenas de bendiciones para todos.

¿Quién hoy recordó ir a la Fuente para beber? Esto es lo que está olvidando la humanidad.

¿Cómo justificar ante la Ley tantos errores? Aun los errores de aquellos que fueron señalados por Mi Hijo y le dieron las espaldas.

Pero, recuerden que Él no vendrá como un Juez; Él vendrá como su Libertador, como el Rey de los reyes, como el Cristo Glorificado.

Ahora, que Mis Palabras lleguen a lo más íntimo de sus seres, para que las semillas se puedan cultivar en sus corazones, porque les aseguro que las necesitarán cuando estas semillas germinen y sean, una vez más, ofrecidas al Padre Eterno, a través del sacrificio y del amor de los corazones.

Si las armas no se detienen, al final sucederá lo que tanto quise evitar en Fátima: una destructiva guerra mundial.

Mis lágrimas ahora son el propio Rosario por los inocentes, no solo por la guerra de Ucrania, sino también por aquellas guerras que son escondidas por los hombres, en lugares como África o Medio Oriente, para que nadie sepa sobre la impunidad.

Pero, Mi Gracia y Mi Corazón están ofrecido a los Pies del Padre Eterno, por todos aquellos que son maltratados, sometidos y perseguidos en las guerras.

Ahora, dejo que mediten sobre lo que les dije; porque como les dije, hijos Míos, es hora de crecer interiormente. 

Y en esta consagración de nuevos Hijos Míos, quiero que sepan que el compromiso que hoy vivirán estará en ese nivel de consciencia que les he presentado. Por eso, deben ser bien conscientes de lo que harán, porque Mi propio Hijo los llamará por su nombre, para recordarles a lo que se han comprometido a través de esta consagración.

Quiero pedirles a Mis hijos de toda esta Obra que no se involucren con las cosas del mundo, porque no estarán siendo consecuentes con lo que recibieron y vivieron. No es tiempo de que estén enfrentados entre ustedes, por ideologías, por creencias ni por conceptos, Mi Hijo no los necesita así. No creen condiciones para que Mi adversario infecte esta Obra, porque no podré interceder. Sean consecuentes y únanse en todo aquello que les hemos enseñado con tanto esfuerzo.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

La Madre pregunta si comprendieron.

 

Los presentes responden: ¡sí!

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Dijo: ¡gracias!

 

No vengo aquí a presentarles una escuela de Justicia, vengo aquí a presentarles una escuela de Amor, porque sus corazones ya están prontos para poder escuchar estas cosas y darse cuenta, por ustedes mismos, que si se dejan arrastrar por las cosas del mundo se alejarán de Nuestros caminos.

Sean inteligentes a través de la oración y serán perseverantes, así como Mi Hijo lo necesita. Por esa razón, Yo estoy aquí y Soy Su Madre, la Madre de los apóstoles de Cristo.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Los Hijos de María se pueden aproximar. 

 

Hoy, no cantaremos el Himno de la Consagración; hoy, les pido el himno de la consagración interior, por medio de una afirmación sincera y honesta con la Jerarquía. Eso es lo que necesita Mi Hijo.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Pueden acercarse y arrodillarse. 

 

Quiero que revivan este Mensaje cuantas veces lo necesiten; porque cuando estén solos, quietos y en silencio, sus consciencias se expandirán aún más y, a través de Mi Mensaje, llegarán a la esencia de todo lo que les quise decir. 

Nunca se olviden de que todo lo que digo, y todo lo que he dicho a través de los siglos, es por amor, solo por amor, por su bien, por su evolución, por su despertar. 

Con la autoridad que Me ha dado Cristo, en el nombre de Su Amor, de Su Sabiduría y de Su Verdad, en este momento culminante del planeta, en el que Mi Corazón se abre para derramar las Gracias que ustedes necesitan, Su Santísima Madre, la Virgen María, Reina del Cielo y de la Tierra, Guardiana de las almas y de los corazones, los bendice como Mis hijos, Mis hijos espirituales, aquellos que a partir de hoy aprenderán a servir a Cristo: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Ahora, deseo que con esta meditación que les he ofrecido para el crecimiento de sus consciencias, podamos elevar esta oferta interior a través de la Comunión Espiritual, para que puedan profundizar, por medio de la Eucaristía, en todo lo que hoy el Padre Me ha pedido que les diga.

Agradezco a todos lo que hicieron posible este encuentro.

Saben que Aurora está siempre en Mi Corazón, así como cada uno de ustedes está en Mi Corazón. 

Y agradezco a todos los que serán consecuentes para ayudar en la manifestación de la Obra de la Jerarquía, en esta nueva etapa de la Peregrinación por la Paz, por la paz en los corazones, por la paz en las familias, por la paz en los pecadores, por la paz en las naciones, por la paz en el mundo entero.

Me voy de aquí feliz.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.