Jueves, 25 de agosto de 2011

Apariciones extraordinarias
QUINTA APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE LA VIRGEN MARÍA EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LAS 7:35, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

En este quinto día, el grupo se reunió en el mismo horario que en los días anteriores para iniciar la sintonía de oración.

A través de cánticos y oraciones se fue creando la condición interior en todos los presentes y también en el ambiente para recibir a la Madre Divina.

Después de un largo tiempo de oración, Fray Elías y Madre Shimani se colocaron de pie, contemplando hacia la copa del naranjo en donde la Madre Celestial se apareció en los últimos días.

Pasados algunos minutos de profundo silencio, Fray Elías se aproxima al árbol. Momentos más tarde regresa al lugar en donde estaba y comienza a relatar lo que ha sucedido.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón: Después de un tiempo de comenzada la sintonía, apareció, en un punto elevado del cielo, hacia la derecha del naranjo, la manifestación de otro cielo abierto desde donde emergía una intensa luz blanca.

Allí, en lo más alto del cielo, apareció la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad resplandeciente de Luz e irradiando desde Su Presencia a toda el área en donde nos encontramos.

Luego, desde ese lugar en el Cielo, la Madre descendió suavemente a través de una nube blanca que estaba debajo de Sus pies. Al llegar a la copa del árbol se detuvo y es como si se hubiese apoyado sobre las ramas del naranjo.

En su mano derecha lleva un escapulario color marrón y en su mano izquierda, en posición abierta hacia abajo, sostiene un orandio. Ella pasa las cuentas en silencio y con una sonrisa.

A Su llegada, la Madre Divina, emanó una fuerte energía celeste sobre todos los presentes, y cada vez Su faz se fue manifestando más nítidamente sobre el árbol.

Luego, con Su mano izquierda (la que sostenía el orandio) pidió que me acercara para que mirara lo que estaba grabado dentro del escapulario. Cuando me aproximé, me vi debajo de Sus pies y de Su Presencia, que era inmensa en luz, color y energía. En ese momento dirigió Su mirada hacia donde me encontraba y en silencio sonrió. Su rostro era de luz, Sus ojos celestes claros, Su cutis era delicado y suave.

Levantó un poco el escapulario con Su mano, para que lo mirara. Vi que en una parte estaba la imagen del Cristo Misericordioso y en la otra una imagen de la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad. En la parte inferior de ambas partes del escapulario, había una cruz de la nueva humanidad.

En ese instante, sonriendo e irradiando el brillo de sus ojos, nos dice:

 

Quien lleve este escapulario recibirá los nuevos códigos desde los Cielos, códigos que vienen de Dios.

 

En ese momento se abrió, por encima de Ella, otro Cielo que parecía más poderoso y luminoso que el primero. Desde ese Cielo descendió una energía celeste y blanca sobre el escapulario que la Madre Divina sostenía. Luego sonrió nuevamente y me pidió que volviera al lugar en donde estaba con todo el grupo.

Hoy está vestida con un Manto celeste, Su imagen es más viva, más real.

La Madre Divina dice:

 

Por el poder del Agua Divina que brotó desde el Corazón del Maestro, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Hoy vengo a anunciarles el símbolo de Mi escapulario, el escapulario de la Paz, para que lo difundan como instrumento de protección contra el mal. No están imitando a las antiguas doctrinas, sino que me están imitando a Mí, a la Guardiana del Amor, a la Protectora de las almas.

Yo soy el Espíritu de la Paz, la naciente de ese afluente de Luz. Soy la que custodia los corazones que han caído y desesperan. Por eso, entrego este instrumento a ustedes y a todos Mis hijos, para que a través de su Congregación(1) de amor y de paz, lleven este símbolo Conmigo.

Hoy les pido que construyan aquí una cerca viva, alrededor de este árbol, con sus propias manos, para que sientan el amor de esta tierra y florezcan nuevos frutos en torno de sus corazones, que esperan Mi llamado y Mi paz.

También hoy les pido que beban de la fuente del pozo que han hecho, en las otras tierras cerca de aquí, una fuente que Yo he consagrado a través de Mi silencio para la cura del corazón y del alma. Esta es una fuente espiritual que brota desde el interior, la que, poco a poco, conocerán.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón: Ahora, el escapulario ha desaparecido, así como el orandio y Ella está elevando con ambas manos una cruz de plata de cuatro brazos iguales.

La Madre Divina dice:

 

Este es el símbolo de la redención, el símbolo de la rehabilitación de los que se han olvidado de Mí y de los que no han escuchado Mi mensaje.

Hijos, también les pido que construyan varios senderos con flores, para que Mi amor se pueda expresar en todo el camino de procesión hasta aquí. 

También les pido que la imagen que fue pintada sea colocada aquí y que debajo de ella esté el símbolo de la cruz de la nueva humanidad para que todo se pueda redimir.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón: Ahora nos está mostrando cómo es que quiere colocar la imagen en este lugar.

La Madre Divina dice:

 

Este será un punto de encuentro de los orantes, de todos aquellos que no alcancen a entrar a esta Casa de Oración, cuando se acerquen las grandes multitudes que buscarán un nuevo estado de paz, a través de Mi Presencia, en la Trinidad.

Fui concebida por la Gracia del Espíritu Santo, una emanación que nace desde el universo en unos Lagos Celestiales, en donde las esencias se manifiestan para comenzar a vivir este camino de evolución. Yo surgí de allí a través de los Padres Creadores que, con Su amor, concibieron Mi Presencia. 

Sepan, Yo soy la Fuente Femenina de Dios, aquella fuente que todo lo puede y que todo lo renueva cuando el corazón se abre. 

Están frente a la Madre del Amor que todo lo comprende y que aguarda a que Sus hijos crezcan y se unan en consciencia a Ella, a Mí.

Hoy abro Mis brazos para verter la Fuente de la Gracia en sus corazones y en aquellos corazones que están oscuros y que desde hace tiempo viven sin luz.

Oren por la reconversión de todos esos seres, por eso he pedido esta casa. ¡Es hora de comenzar! ¡Es hora de rescatar Conmigo a los que están solos y a los que pierden su fe!

Sé que no comprenden por qué Yo estoy aquí, pero sus corazones sí lo comprenden porque Me sienten y Me ven en otro plano y en otro ritmo. Es allí hacia a donde deben retornar ustedes y todos Mis hijos, para que vean nacer la llama que siempre arde a través de Mí.

En los días en que todo parezca oscuridad y desesperación en la mente, en el corazón y en el espíritu, deberán llevar este símbolo del escapulario de la Paz, para que estén protegidos a través de la oración.

Hoy coloquen en sus corazones a todos los que pierden su fe y a los que carecen de amor, a los que están desesperados y a los que mueren porque nada tienen. En este día, recojo almas desde algunos puntos de este mundo, almas iguales a las suyas, almas vivas que han perdido sus esencias por no saber encontrarme y por estar dispersas por el mal que nunca descansa.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón: Ahora muestra Su pie derecho pisando una serpiente. 

La Madre Divina dice:

 

Extirpo el mal de los corazones, más aún en los corazones que no me creen y que aún no escuchan Mi mensaje, pues él no tiene eco en la esencia interior que pierde su fugaz luz, luz que Yo nutro con Mis oraciones.

¡Extirpo! ¡Extirpo! ¡Extirpo!, como Guerrera de la Luz, la última secuela del mal que destruye a Mis hijos y les hace perder su vida cósmica.

Pero a algunos solo debo observar, porque han aceptado transitar por otras sendas y no encuentran refugio dentro de Mi Corazón que está abierto desde hace siglos.

Hoy clamo por los corazones caídos, por todos aquellos que viven sin luz y que no tienen paz, pues los tres días de amargura se están acercando en estos últimos tiempos. Por eso, las almas orantes deben arder, mas sin fascinación.

Deben arder a través de Mí y ayudarme a rescatar lo que parece irrescatable.

Aguardo por ustedes, aguardo por los Míos. Yo soy la Reina de la Redención, la Luz de la Paz, el Inmaculado Corazón de la Misericordia.

¡Escuchen Mi Voz! ¡Escuchen Mi Voz! Este es el último camino que está siendo recorrido.

Si no me ven es porque Dios no lo quiere. Sepan reconocer la Voluntad que no es de ustedes, sino que viene de los Cielos para colmar los corazones y para colocarlos en sus tareas internas.

Lleven este mensaje a todos Mis hijos, así como todos Mis anuncios durante estos ocho días. El octavo día algo inmaculado realizaré para quien esté despierto y sepa reconocer Mi Luz, Luz que sus esencias reconocen.

Hoy enciendo la Llama de Mi Corazón para todos Mis hijos e iré junto con ustedes por esta senda de cura a través de la oración y de la procesión hasta Mi Sagrada Faz de la Divina Trinidad.

Que el Espíritu, la Llama ardiente, el Padre, la Concepción Sublime del Universo y el Hijo, la Esencia Redentora de los mundos, nutran sus corazones para que encuentren la paz a través de Mi Corazón.

Yo soy la Reina de los Escudos, la que protege con Su Manto a las criaturas.

Una nueva paz se aproximará después de los tiempos duros, paz en la que todas las esencias deberán aprender a volver a nacer.

¡Gracias por responder a Mi llamado!

 

 

1. Orden Gracia Misericordia