Los Misterios de Contemplación - El Rosario

Los Misterios de Contemplación - El Rosario

            

 


En Sus Mensajes, María Santísima nos habla sobre la importancia de orar los Misterios del Rosario. Para que podamos estar más próximos del Purísimo Corazón de la Madre Divina y cumplir con este pedido, podemos buscar comprenderlos mejor a partir de un estudio sobre tales Misterios.

En uno de los textos de Sus Mensajes, María nos instruye:

“Los Misterios revelan la entrega que Cristo realizó por la humanidad. Cada pasaje de la Vida de Jesús os prepara para el tiempo que llegará y eso fortalecerá, en vuestros corazones, la unión con Mi Hijo”.

María nos indica que, por la reflexión y meditación sobre los pasajes de la vida de Jesús, somos conducidos a la redención, al perdón y a la salvación. Son los pasajes que están enunciados en los Misterios del Rosario, conocidos desde hace más de mil años.

Este camino de oraciones nos lleva a contemplar la vida de Jesús  en su paso por el planeta, con la misericordiosa tarea de salvarnos y redimirnos.

¿Por qué se llaman Misterios de Contemplación? La palabra Misterio significa, en griego, cosa secreta, que guarda un secreto, teniendo relación con el acto de callar.

Comprendemos entonces, que deberíamos silenciar nuestras mentes y nuestras emociones, abrir el corazón y colocarnos delante de la vida de Jesús para contemplarla. Por eso se llaman “Misterios de Contemplación”.

“Queridos hijos, Yo pido que recen con el corazón y que vivan cada uno de los misterios que Mi Hijo vivió por Amor a vosotros”.

Entonces, a través de los misterios de contemplación, vamos a caminar rumbo al Divino Corazón de Cristo. 

¿Cómo surgieron esas oraciones?

En el año 900 los monasterios cantaban y rezaban los 150 salmos en latín. Para aquellos que no tenían estudios y que no conocían el latín era recomendada la repetición de 150 oraciones del Padre Nuestro. Esa forma de orar fue conocida como la oración de los legos. Con el paso del tiempo, algunos devotos de la Virgen comenzaron a intercalar el Padre Nuestro con el Ave María, repitiendo la Anunciación del Arcángel Gabriel (también 150 veces, como los salmos).

Se cuenta que en el año 1200, Domingo de Guzmán (un monje que fue el fundador de la Orden de los Predicadores −que después pasó a  ser la Orden de los Dominicos) imploró la intercesión de la Virgen por una situación que la Iglesia estaba viviendo en Europa. Él recibió la visita de María, que solicitó que orasen 150 Ave Marías intercaladas con el Padre Nuestro. Domingo de Guzmán obedeció, recibió la Gracia solicitada y a partir de ahí, divulgó, con mucha devoción, esa forma de orar. En el año 1300, las 150 repeticiones del Ave María fueron divididas en 15 decenas, intercaladas por un Padre Nuestro.

Existen relatos de muchos milagros, lo que fortaleció la propagación de esta forma de orar. Más allá de esto, en la Apariciones en diversas regiones del mundo, María siempre nos convoca a la devoción y a la oración con los Misterios de Contemplación.


Los Misterios están divididos en cuatro grupos:

Misterios Gozosos de Alegría / Misterios Luminosos o de Luz / Misterios Dolorosos o de Dolor / Misterios Gloriosos o de Gloria.

El título de cada grupo de Misterios revela su energía esencial: Alegría, Luz, Dolor y Gloria. En cada una de esas energías, contemplamos cinco episodios de la vida de Jesús. En cada pasaje de la vida del Maestro, oramos el Ave María  diez veces y en el intervalo entre las decenas, oramos el Padre Nuestro. Así, cada Misterio totaliza 50 cuentas y un rosario completo, con los 4 Misterios, totaliza 200 cuentas.

La idea aquí, no es crear fórmulas, sino compartir experiencias de la vida de oración. Descubrimos que al orar de esa forma nos colocamos delante de Cristo, de María y de Dios, delante de la energía de la Trinidad. Y todo esto de una forma renovada, en otro punto de la consciencia.

Un ejemplo de esa experiencia es el “redescubrimiento” de la oración Ave María. Nuestra Señora, en uno de Sus Mensajes, nos pidió que esta oración fuera rescatada, porque a lo largo del tiempo pasó a ser orada de forma repetitiva, automática, sin reflexión. Esa forma de orar vacía la oración de su energía y de su sentido original. Veamos:

“Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es Contigo” fue la frase con que el Arcángel Gabriel saludó y anunció a María su condición de Criatura Divina.

“Bendita Tú eres, entre todas las mujeres”, frase con que Isabel saludó a María, reconociendo Su Divina Tarea de Unión Perfecta con Dios.

Ya en la frase: “y bendito es el fruto de Tu Vientre”, Isabel reconoce también la Presencia Crística en el vientre de María.

“Jesús”. Vamos descubriendo que el eje de esta oración es la palabra Jesús y nos colocamos delante de Él: el Camino, la Verdad y la Vida.

Cuando enfocamos cada episodio de la vida de Jesús de manera bien concentrada y atenta, cuando nos ofrecemos para estar delante de Él en silencio interior, cuando nos abrimos para penetrar el Misterio allí contenido, se revela una gran posibilidad: nuestro interior se eleva, nos colocamos a los pies de Cristo y de María, entramos en Estado de Oración. No se trata simplemente de traer una escena a nuestra imaginación; se trata de dejar que la vida del espíritu hable dentro de nosotros.

Enunciar con total concentración un Misterio es abrir un portal que nos lleva a Dios.


Misterios de Alegría: ¡la Alegría de la manifestación de la Nueva Vida!
Estos Misterios contemplan el acontecimiento de la venida de Jesús,
la encarnación del Espíritu Crístico y Su Paso por la Tierra.

 

1. Contemplemos la Anunciación del Arcángel Gabriel a María sobre la venida de Cristo: aquí estamos ante las virtudes de la fe, de la obediencia y de la humildad para recibir una nueva vida, para tornar el planeta sagrado.

2. Contemplemos la visita de María a su prima Isabel: aquí estamos ante el ejercicio de la fraternidad, el encuentro de dos hermanas que se reconocen y se unen por el Propósito Divino.

3. Contemplemos el Nacimiento de Jesús: aquí estamos delante del Cristo que puede renacer en nosotros en las situaciones diarias de la vida, en nuestro pesebre interior, el Templo que abriga la Vida Sagrada.

4. Contemplemos la presentación del Niño Jesús en el Templo: aquí estamos frente a la oportunidad de presentarnos a Dios y  entregarnos a Él.

5. Contemplemos la escena en donde Jesús, aún niño, fue encontrado en el Templo: aquí estamos ante la dedicación y la elección incondicional por la Vida Espiritual.


Misterios de la Luz: ¡la vida que manifiesta la Luz!
Estos Misterios contemplan la Vida pública de Jesús, trayendo la Luz al mundo.
 

1. Contemplemos el Bautismo de Jesús: aquí estamos ante el ofrecimiento de que nuestras vidas sean bañadas por el Espíritu de Dios.

2. Contemplemos las Bodas de Canaán, cuando Cristo transformó el agua en vino: aquí estamos frente a la oportunidad de reconocer en nosotros la capacidad de transformar las situaciones de la vida.

3. Contemplemos a Jesús anunciando el Reino de Dios: aquí estamos delante de los votos, para que nuestras vidas expresen las virtudes espirituales, siguiendo las Leyes de Dios.

4. Contemplemos la Transfiguración de Jesús: aquí estamos ante la posibilidad de, un día, ver nuestro verdadero rostro, nuestro verdadero Ser.

5. Contemplemos la Santa Cena, cuando Cristo nos entregó Su Cuerpo y Su Sangre, simbolizados a través del pan y del vino: aquí estamos delante de la comunión con Cristo, viviendo Su Amor, Su Perdón, Su Redención.


Misterios de Dolor: ¡el Amor que purifica, perdona, redime y salva!
Estos Misterios contemplan la absoluta donación de Jesús,
en nombre de la salvación de toda la humanidad.
 

1. Contemplemos a Jesús en el Huerto de los Olivos: frente a una angustia extrema, la posibilidad de mantener la confianza absoluta en el Padre.

2. Contemplemos la Flagelación de Jesús: delante el dolor físico y moral, la posibilidad de sustentarnos en la dignidad de ser hijos de Dios.

3. Contemplemos la Coronación de espinas: frente a las humillaciones, la posibilidad de vivir la humildad.

4. Contemplemos a Jesús llevando la Cruz: frente a la propia cruz, sostenerla y transformarla.

5. Contemplemos la Crucifixión: con el sacrificio propio, unirse a Dios, construyendo un puente entre el Cielo y la Tierra.


Misterios Gloriosos: ¡La Gloria de cumplir integralmente el Propósito de Dios!
Estos Misterios contemplan la glorificación,
la Vida Eterna de Jesús y de María en el Reino de Dios.
 

1. Contemplemos la Resurrección de Jesús, que nos trajo la consciencia de la vida eterna.

2. Contemplemos la Ascensión de Jesús, que nos muestra la alegría y la gloria del retorno a la verdadera morada.

3. Contemplemos la venida del Espíritu Santo, que nos abrió la posibilidad de recibir esa Divina Llama.

4. Contemplemos la Asunción de María, que nos trajo el ejemplo y  la consciencia de Su Inmaculada Pureza.

5. Contemplemos la Coronación de María, reconociéndola y reverenciándola como Nuestra Reina, Intercesora de las almas.
 

Delante de estos Misterios, podemos contemplar la Glorificación de Jesús y de María: Ellos cumplieron los designios del Padre y entraron en el Reino de Dios. Él sentándose a Su Derecha y Ella esperando el momento de que todos Sus hijos ingresen al Reino para ocupar Su lugar. Allí están Ellos, para interceder por nosotros hasta el final de los tiempos.

Y cuando caigamos en falta ante Dios, solamente repitamos con nuestros corazones:
 

Señor mío, Dios mío,
Padre del Universo Celestial,
redime mi corazón y purifica mi vida,
para que absuelto por Tu Perdón,
reconozca que Tu Amor nos protege.
Que Tu Misericordiosa Paz nos reconcilie
con la Luz de Tu Glorificado Hijo.

Amén.
 

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