Sagrada y Divina Fe,
que proviene del Corazón de Dios,
penetra e impregna los corazones de los hijos del Altísimo,
para que sean dignos de abrir las puertas del Cielo,
para que conozcan, en su interior,
el profundo e inagotable Amor de Dios,
para que aprendan a clamar e interceder por la vida,
para que reconozcan su origen divino.
Hoy, esta es Mi oración, Señor, por Tus hijos,
para que encuentren y despierten la fe en sus corazones,
y que esta misma fe revele Tu Verdad y Esencia
en los corazones de los que claman.
Que Tu Fe, Padre Eterno,
la misma que habitó en Mi Casto Corazón
y lo llevó a la santidad,
la misma que encendió a los santos y mártires
en su entrega en Tu Altar Celestial,
la misma que rindió a los pescadores
y a las mujeres adúlteras a los Pies de Cristo,
la misma que convirtió todos los pecados
de los que se entregaron al Señor,
la misma que curó a los enfermos, multiplicó panes,
transformó el agua en vino,
la misma que abrió los Cielos y venció a la muerte,
pueda estar en los corazones de todos Tus hijos,
que claman por el despertar.
Señor, escucha Mi súplica.
En un tiempo de indiferencia, de tibieza y de mezquindad,
que los corazones sepan estar enteros en su clamor,
plenos en su entrega, sinceros en su rendición
y consolidados en su fe,
porque esa fe los liberará.
Amén.
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Oración transmitida por San José Castísimo
en Su mensaje diario del 27 de marzo de 2020.