Viernes, 14 de julio de 2017

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA COMUNA DE LUZ-SAINT-SAUVEUR, ALTOS PIRINEOS, FRANCIA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Cuando el triunfo de Dios en la humanidad es grande, grandes serán también las batallas que vendrán para que las almas sean probadas y testeadas por el mal, para que perseveren en el bien y en la Luz divina, para que busquen el camino de la confianza y de la unidad y sigan el camino de la oración y de la sabiduría.

Esta batalla aún será larga y ardua, como el camino del desierto y la subida al calvario. Encuentren la fortaleza en la eterna Cruz de Cristo, en la que el amor superó todos los males, asedios y conflictos que con toda su fuerza buscaban destruir el Poder de Dios.

Fijen la mirada en la Cruz de Cristo y el corazón en la esperanza inmutable de Su Retorno al mundo. Él se valdrá de la fortaleza de Sus compañeros para hacer triunfar Su Plan. Dejen que el Poder de la Cruz renueve sus fuerzas humanas y las transforme en una unidad con Cristo.

No les hablo de cosas imposibles, sino de misterios espirituales que existen para que sean vividos, y así, sostener a la humanidad en este mundo, caminando hacia la sublimación del pasado y el surgimiento de una nueva vida.

La vida cristiana debe dar lugar a la vida crística, en la cual los corazones no solo adoran el Ejemplo de Cristo, sino que también lo imitan y lo viven en este tiempo, renovando Su Evangelio con el testimonio de su propia experiencia.

Para que un día encuentren, conozcan y vivan el Evangelio Universal que Cristo escribe con Su Evolución en el Cosmos, para que lo sigan más allá de este mundo, deben experimentar primero el Evangelio escrito con Sus Actos en esta Tierra, durante Su Pasaje por ella.

Cristo ya no retornará como Jesús, sino en el resplandor del Hijo de Dios y no buscará en los hombres lo mismo que buscó en Galilea, Él buscará lo nuevo y los llevará hacia lo nuevo, Él despertará la Verdad y abrirá los ojos humanos para que vean el tiempo del no tiempo.

Cristo ya no vendrá para transformar a pescadores brutos en discípulos de Su Palabra, porque ellos ya crecieron y comprendieron que, más allá de Sus Palabras y por detrás de ellas, existe un horizonte en el cual la evolución sigue su curso y nada se detiene, sino que se transforma a cada segundo. Esos pescadores reconocieron que su Maestro y Señor también se transformó, sin dejar de ser el mismo Hijo de Dios, Parte de Su Parte y Portador de Su Espíritu. Él evolucionó, como el Universo, para dejar espacio para los que vendrían detrás de Él.

Ser un Cristo del nuevo tiempo no es codiciar una santidad que no les corresponde; es hacer valer los pasos de Jesús con la Cruz imitando Su Ejemplo, siguiendo Su Camino y viviendo lo que Él les enseñó, para que la evolución siga su curso.

Cristo ya no es solo Jesús. Él es el Ángel Solar de Dios, Su Hijo Resplandeciente, que vendrá en Gloria a recoger los frutos de las semillas que plantó en tierras áridas, en donde la fertilidad se ocultaba en la pureza y en la simplicidad de los corazones humildes. Y buscará que sus compañeros hayan seguido Sus Pasos y que las Semillas de Vida, regadas con Sangre de la Cruz, hayan hecho nacer en el interior de los hombres a su Cristo interior, los Cristos del nuevo tiempo.

Por eso, afírmense en esta meta, en este plan y en esta aspiración de cumplir con la Voluntad Divina. Amen la Presencia de Cristo hasta fundirse en Él y ser uno con Él, como Él lo es con el Padre, para que la unidad se vuelva a diseñar en el Cosmos infinito.

No teman a las pruebas que vendrán para probarlos, así como el Padre permitió que probasen a Su Hijo para que fuera el mayor testimonio del Amor Universal. Renueven ese Amor y ese testimonio, superando las pruebas que vienen para su crecimiento y jamás desistan, hijos, de cumplir con el Plan. Jamás piensen que Dios los abandonó, sientan Su Mirada y Su Esperanza sobre la humanidad, llamándola constantemente a superarlo en el Amor.

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo