Ya no teman, vengo al mundo para despertar en ustedes Mi Gracia Eterna. Vengo al mundo nuevamente para cerrar las puertas del mal. Vengo primeramente a sus corazones para que ellos sean liberados de cualquier perturbación, dolor o fatiga.
Mi Amor Redentor los transfigura, después los consagra y más tarde los eleva, los perdona y los redime.
Mis queridos seguidores, mientras ustedes vislumbran el poder sublime de Mi Océano de Misericordia, muchas almas por las cuales Yo tengo sed se pierden en los deseos y las gratificaciones del mundo. La verdadera promesa para sus vidas es la redención y la santificación de sus almas, corazones y esencias.
No hay otro camino sino el de pasar ardientemente por Mi Fuego que transmuta, Fuego Divino que los purifica y los libera, que los convierte en sublimes como consciencias que obran en la Tierra por los amados Planes de Dios.
Hoy, por primera vez, Mi Voz se extiende y se difunde a través de tres de Mis hijos para que puedan sentir con el corazón cómo son el Poder Misericordioso y el Amor de Mi Padre. Abriendo una vez más las puertas de los Cielos, Mi Corazón hoy los entrega, como lo he dicho, en los Brazos del Creador.
Anímense, Mis compañeros, a seguir el rumbo y el camino que dejan Mis Huellas para su retorno. Vean en este tiempo la Gracia Especial que los espera porque, en toda circunstancia, los amo, los conozco bien y entiendo el mundo interno de todos.
Permitan que el Amor de Mi Corazón, el que se manifiesta en algunos de Mis hijos, los pueda curar y fortalecer, animándolos a seguir adelante sin temor alguno. Recuerden que el sagrado tabernáculo de adoración es el poder de Mi Sacratísimo Corazón, Corazón que los alivia, Luz que los conduce y los renueva todos los días.
Bajo la Gracia de Dios, sean misericordiosos.
Gracias por recibirme hoy en sus espíritus.
Cristo Jesús, vuestro Redentor