Sábado, 8 de junio de 2013

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE CRISTO JESÚS, TRANSMITIDO AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Día a día veo con amor, en Mi Fuente de Misericordia, las rosas de la oración que sus esencias Me donan en humildad y fe.

Ese es el verdadero milagro de amor para estos tiempos: que Mi Insondable Misericordia se vea reflejada en los corazones de todos los seres que, con ardiente deseo, buscan una oportunidad. Por eso les digo, Mis compañeros, que no teman ver reflejado sus rostros del pasado en Mi Fuente, porque Yo estoy aquí para derramar la Gracia de la liberación y de la consagración sobre sus corazones.

Mi Corazón los conduce en estos tiempos por un camino desconocido para su intelecto.

Mi Camino se dirige hacia la Eternidad de Mi Padre. Por eso cultiven un corazón paciente, lleno de amor, esperanza y misericordia, porque en este tiempo de grandes definiciones las almas del mundo entero se podrán sostener por la pureza de la fe que siembren en la consciencia.

Mis Rayos, que penetran la corteza de la Tierra, llegan desde el Universo para despertar a los que duermen el sueño de la constante ilusión y están atrapados en ese juego. Por eso Me sirvo de pastores simples y de discípulos humildes, dispuestos a ser apóstoles de Mi Mensaje Salvador viviendo la caridad y Mi Ejemplo de vida.

En estos tiempos de falta de paz en el mundo, Mi Consciencia llega directamente desde el Reino de Dios para, una vez más, formar y ordenar la vida de todos los rebaños; Mi Luz remueve las impurezas y las imperfecciones para que, transfigurados por Mi Amor, ellos estén al servicio de la Voluntad Suprema del Plan de Mi Padre.

Por eso les pido que no teman; ustedes ya sabían que el tiempo de la purificación llegaría en el final de un ciclo para así dar comienzo a un ciclo venidero de paz para el mundo.

Por sobre todas las cosas, Yo los sostengo en Mis Brazos, principalmente a aquellos que Me lo permiten y que confían en Mi Llamado Redentor.

Al final, todo será comprendido.

Bajo la Luz Victoriosa del Padre, sean bienaventurados.

Gracias por reflejar Mis Palabras en la esencia de sus corazones.

Cristo Jesús