Miércoles, 6 de noviembre de 2013

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE CRISTO JESÚS, TRANSMITIDO AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

4.ª Maratón de la Divina Misericordia – segundo día

Siempre estaré entre aquellos que más necesitan de Mi Amor y, de manera especial, Mi Mente Divina Omnisciente se proyecta pacífica sobre aquellos que en verdad invocan Mi Nombre Mayor.

Yo Soy el Hijo del Dios de la Humildad. Los que vienen a Mí encuentran un sendero seguro hacia la reconciliación y la paz. En Mi Corazón Misericordioso no existen los desiertos, solo existe la Fuente de Vida que los nutrirá y les saciará la sed interior.

Hoy quiero dedicar Mis agradecimientos y bendiciones a los orantes, porque solo a través de ellos Yo podré llegar a la humanidad enferma en el espíritu y en la consciencia. Es por medio de las almas orantes que Mis rebaños se congregan en estos tiempos para preparar, en silencio y en lo profundo de Mi Corazón, el Retorno que cada hijo espera desde hace tanto tiempo.

Algunos Me verán venir en Gloria, otros Me reconocerán por el diálogo interior, pero a los que no Me escuchan, ¿quién los ayudará? 

Por eso, en esta era en la cual ustedes viven, una era avanzada en la materia pero lenta en el espíritu, Mi Corazón los quiere proveer de dones que los ayuden a despertar los talentos del espíritu.

Algunos despertarán el talento de la alegría, que curará la tristeza de los que viven en el desierto de la soledad. Otros despertarán el talento de la caridad, que equilibrará la falta de donación entre hermanos de un mismo Proyecto Divino. En otros seres despertarán los talentos de la fidelidad y de la voluntad suprema, que permitirán que se ordene y evolucione la humanidad futura. Y un talento inolvidable para Mi Corazón es el talento del amor verdadero, que reconstruye espiritualmente todo lo que parece estar desunido y repara los corazones que se sienten insatisfechos de alma y de vida.

Antes de Mi Regreso, el Santo Espíritu de Dios revelará esos talentos, que permitirán disolver el mal en el corazón de los hombres y erguirán otra vez a todos los que, por sus propias acciones, cayeron en el abismo de la Tierra.

Agradezcan día y noche por estar conscientes de este gran momento espiritual que viven Conmigo, porque en nombre de ustedes, hoy muchos recibieron misericordia y piedad. Estoy presente en el corazón que confía, en el manso, en el amoroso y en el pacificador. Estoy retornando a la morada de los puros y de quienes se animan a decirme: “Sí, Señor, ven a mí y quédate en mi corazón”.

Que en esta Hora de Infinita Misericordia, brote de sus seres la eterna gratitud a su Dios del Amor.

Bajo el Bien Mayor de Dios, sean bienaventurados.

Gracias por recibir Mis Palabras en el corazón.

Cristo Jesús